La resaca Olímpica de Río 2016

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Por Haydeé Moreyra*

Fue todo un espectáculo ver la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río, ser testigos de los récords que se rompieron en las diferentes disciplinas, y observar las increíbles pruebas que nos han acostumbrado atletas como Michael Phelps y Ussain Bolt. Pero fuera de esta emocionante “justa veraniega” vivida en los estadios, en las calles de Río se respiró otro aire; los ciudadanos brasileños parecieron no haber disfrutado de la misma manera que los extranjeros. ¿Qué más satisfacción puede traer sino ser sede de las Olimpiadas? Esta vez fue diferente para Brasil. Quizás se hubiera preferido la construcción de clínicas o escuelas; quizás se hubiera elegido un uso más transparente del dinero; quizá se hubiera disfrutado más si se hubiera favorecido la construcción de un medio de transporte que mejorara las comunicaciones en las zonas conurbadas de bajos ingresos…quizás todo ello es cierto, lo que nos hace pensar que Brasil organizó los Juegos Olímpicos que pudo, más no los que quiso.22453981 - the 2016 olympic games in rio de janeiro, brazil

 Primero fueron los rumores por la inseguridad ocasionada por la criminalidad enraizada en las favelas, la propagación del virus del zika y la presencia de contaminación en ríos y playas. Después se profundizó el escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras que obligó a Dilma Rousseff dejar su cargo como presidenta de Brasil.  Y por si fuera poco, las perspectivas económicas y crediticias del país se obscurecieron. Pese a ello, Río 2016 sucedió. A semanas de haber terminado la justa olímpica, es momento de hacer el “corte de caja”.

Se dice que los Juegos Olímpicos son noticias positivas para cualquier país en términos del efecto multiplicador que generan sus inversiones y que se vierten hacia toda la economía. Las inversiones directas e indirectas se observan en sectores como la construcción, inmobiliario, servicios, energético y transporte. Un reporte realizado por Haddad & Haddad estima que por cada dólar invertido en estos juegos, se regresan otros 3.26 dólares. En promedio, los Juegos Olímpicos generan un impacto económico cercano a los 10 mil millones de dólares y de 16 mil millones tan solo en gasto de inversión. Algunos otros análisis apuntan que los juegos de Río pudieron crear cerca de 120 mil 800 plazas de trabajo anualmente, entre 2017 y 2027. Hasta aquí parece un buen negocio para todos. No obstante, mucho de lo que se recauda no se queda en la ciudad o en el país sede; es parte de las “utilidades” que se llevan inversionistas, patrocinadores y fondos.  Por otro lado, algunos especialistas como la firma Goldman Sachs, consideran que los Juegos Olímpicos harán poco para estimular el crecimiento de Brasil en virtud de que el gasto de inversión realizado es muy marginal en comparación con el tamaño de la economía del país sudamericano.2-haydeemoreyraf154

Además, todo negocio tiene costos explícitos e implícitos. En el caso de los Juegos Olímpicos, los costos son operacionales (infraestructura, mano de obra, y tecnología); de inversión fija (las instalaciones deportivas, los estadios, la villa olímpica y hasta los centros de prensa); y de capital indirecto (hoteles, red vial, transporte, etc.).  Por tipo de inversión, los costos se dividen en un 80 por ciento por infraestructura y 20 por ciento por capital indirecto. En el caso de los Juegos Olímpicos de Río, el mayor monto fue por suministro de energía e infraestructura (15 mil millones de dólares).

Otro elemento adicional es el sobrecosto que se origina entre la diferencia de lo presupuestado a lo efectivamente ejercido. Curiosamente, se sabe que el sobrecosto en el que incurrió Brasil en estos Juegos Olímpicos no fue significativamente mayor al compararlo con otras sedes. De hecho, en un estudio elaborado por Ben Flyvbjerg y Allison Stewart para la Universidad de Oxford y SAID Business School, se calculó que Brasil incurrió en un sobrecosto de 51 por ciento, cifra ligeramente por debajo de la media (desde los Juegos Olímpicos celebrados en Roma en 1960). En efecto, según el estudio citado el costo promedio de los Juegos Olímpicos es de 5.2 mil millones de dólares. Río 2016 tuvo un costo de 4.6 mil millones de dólares, muy por debajo del costo registrado por los Juegos Olímpicos de Londres 2012, con 15 mil millones de dólares.

En cuanto a las inversiones estimadas, según el portal PlaytheGame, los Juegos Olímpicos de Río podrían haber alcanzado una inversión total de casi 11 mil 600 millones de dólares. Las inversiones son siempre buenas para un país pero en el caso de los Juegos Olímpicos, éstas tienen que ser fondeadas, en su totalidad o en parte, por el gobierno federal y local. Quizás por ello estos juegos fueron calificados como “austeros”. Y es que a menos de 24 horas de que iniciara la ceremonia de inauguración, el gobierno Brasileño tuvo que romper su promesa de que no se utilizarían fondos públicos para financiar las olimpiadas.

No todos opinan que los Olímpicos fueron malas noticias. Algunos análisis destacan que la justa veraniega pudo haber impactado en el crecimiento del PIB con alrededor de 11 mil millones de dólares ente 2009 y 2016, y otros 13 mil millones de dólares para 2017-2027. Lo anterior significaría un aumento de 1.7 por ciento en el crecimiento del PIB. Es claro que las inversiones regresaron  a Brasil; la producción industrial mejoró después de casi dos años de estancamiento; el desempleo y la confianza del consumidor se han contenido. Quizás estas buenas perspectivas motivaron al Fondo Monetario Internacional su expectativa de nulo a modesto crecimiento de la economía Brasileña por 0.5 por ciento en 2017.

Desde mi punto de vista para que estos pronósticos sean una realidad deberemos reconocer la famosa frase “ceteris-paribus”, es decir, manteniendo todo lo demás constante. A qué me refiero: a que las condiciones financieras, macroeconómicas y microeconómicas no cambien drásticamente en los siguientes años.

Recordemos que en el 2015, la economía de Brasil sufrió una abrupta caída debido a la caída de inversión y consumo privado. En ese mismo año, la inflación repuntó a más de 10 por ciento, los precios de la energía se dispararon y la moneda se depreció cerca de 40 por ciento de enero a noviembre de 2015. El déficit público, por su parte, se ubicó en 10 por ciento del PIB en 2015 y debido a un menor crecimiento económico en la economía real (empleo, salarios, inversión), hubo una caída tributaria que alcanzó el 5.4 por ciento en términos reales entre enero y octubre del año pasado.

Otro tema clave es la deuda local y federal. Si bien la mayor parte del financiamiento de los Juegos Olímpicos provino del sector financiero, una parte es financiada por aportaciones que provienen de organismos internacionales tales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Japonés de Cooperación Internacional y el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo. Cabe mencionar que este financiamiento es garantizado 100 por ciento por el gobierno federal lo que también pone presión sobre las arcas públicas. En cuanto al endeudamiento local, sirva el ejemplo de la provincia de Río de Janeiro, sede de los Juegos Olímpicos, para ilustrar la situación financiera regional. El 30 de mayo de 2016, la calificadora Standard & Poors (S&P) bajó la calificación crediticia de Río de Janeiro de B- a BB- con perspectiva negativa, a raíz de una situación débil de liquidez que llevó al estado a no cumplir con su compromiso de servicio de deuda; Río de Janeiro tampoco pudo implementar medidas para contener la crisis financiera y existe incertidumbre de que pueda pagar en tiempo y forma los servicios de deuda futuros.

Pero los problemas de apalancamiento también lo está sufriendo el sector privado. La misma calificadora plantea los desafíos de las empresas brasileñas no solo en términos de flujo de efectivo suficiente para cumplir con sus necesidades y obligaciones financieras o de capacidad de refinanciamiento, sino para operar de manera transparente sin afectar la sostenibilidad del negocio. No son temas menores; el que las empresas estén enfrentando demandas que afectan su calidad crediticia y a un incumplimiento de acuerdos de financiamiento, crea desconfianza e impide que inversionistas inyecten nuevos recursos.

Me parece que los Juegos Olímpicos de Río son un ejemplo de que las justas deportivas, donde los éxitos deportivos son comunes, no siempre se traducen en una mejor perspectiva para el país sede y su sociedad. En el caso de Brasil, el gobierno deja una deuda pendiente con sus ciudadanos y en la medida en que se hagan los cambios estructurales necesarios, las 19 medallas olímpicas obtenidas pasarán a ser –más que una cálida remembranza olímpica – un recuerdo del ensombrecido panorama económico y político en los últimos 20 años.

Sobrecosto deportivo por evento deportivo
Medido en moneda local  (términos reales)
Evento País Sobrecosto
Montreal 1976 Canadá 720%
Barcelona 1992 España 266%
Altanta 1996 Estados Unidos 151%
Sydney 2000 Australia 90%
Atenas 2004 Grecia 49%
Beijín 2008 China 2%
Londres 2012 Reino Unido 76%
Río 2017 Brasil 51%
Fuente: Flyvbjerg, Bent & Stewart, Allison & Budzier, Alexander. The Oxford Olympics Study 2016. Said Business School.
Costo y sobrecosto de Río 2016 relativo a otros juegos Olímpicos
Concepto Río 2016 Promedio Vs otros juegos olímpicos
Costo en billones de dólares 2015 4.6 5
Sobrecosto, % términos reales 50.6 89.7
Costo por evento, dólares 2015 14.9 16.8
Costo por atleta, dólares 2015 0.4 0.5
Fuente: Flyvbjerg, Bent & Stewart, Allison & Budzier, Alexander. The Oxford Olympics Study 2016. Said Business School.
Indicadores Económicos de Brasil 2013 2014 2015
Crecimiento PIB 2.7 0.1 -3.5
Precio al consumidor 5.9 6.4 9.9
Tipo de cambio real efectivo 6.8 3.6 19.7
Tasa de desempleo urbano 5.4 4.8 6.9
Tasa de interés pasiva nominal 39.1 44.6 48.8
Balanza en cuenta corriente (mmd) -$        74,769.00 -$      104,076.00 -$        68,017.00
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe

 

*Coordinadora Executive MBA-EGADE Business School.