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Con el propósito de prevenir riesgos sanitarios y ambientales, el Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases y Medicamentos (Singrem) promueve la recolección de medicamentos caducos.
Todo medicamento tiene una fecha de vencimiento o caducidad y cuando eso sucede debe interrumpirse su uso y desecharse de manera inmediata. Sin embargo, por lo general, la población conserva los medicamentos o los tira al drenaje o a la basura doméstica, sin considerar que son residuos peligrosos que requieren un manejo especial para evitar afectaciones a la salud y al medio ambiente, explica Rogelio González, gerente de Operaciones de Singrem.
Si los medicamentos son consumidos cuando ya perdieron su vigencia pueden causar alergias, resistencia bacteriana e incluso la muerte. Al tirarlos al drenaje o depositarlos en la basura provocan contaminación del agua, el suelo y el aire, además de que estos fármacos podrían ser reutilizados por otras personas para venderlos de manera clandestina, con el consecuente daño a la población.
Según la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), alrededor de 12 millones de medicamentos caducos no son recuperados por las autoridades sanitarias, de los cuales el 30 por ciento se desvía al mercado ilegal, es decir, a lugares no autorizados para la venta de medicamentos, como tianguis y mercados.
Se estima que en el mercado ilegal se vende el 6 por ciento de los medicamentos que se expenden en el país y de ellos, el 30 por ciento son medicamentos caducos.
Para atender esta problemática, se creó el Singrem, una asociación civil financiada por la industria farmacéutica y avalada por las autoridades de Salud, que cuenta con un plan de manejo dirigido a la población en general con la finalidad de que se desprenda de los medicamentos caducos que tiene almacenados en el hogar.
Este plan de manejo consiste en colocar contenedores en diferentes sitios públicos, particularmente en farmacias, donde el público puede depositar de manera sencilla y segura los medicamentos caducos y sus envases. Posteriormente, el Singrem realiza la recolección de los residuos y asegura su destrucción final a través de terceros autorizados, que deberán cumplir con la regulación aplicable por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Rogelio González, gerente de Operaciones de Singrem
Su historia
El Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases y Medicamentos (Singrem) inició sus actividades en 2010 en León, Guanajuato, posteriormente se extendió a otros estados y en la actualidad está presente en 22 entidades federativas y prevé abarcar este año a otras 5.
Rogelio González, gerente de Operaciones de Singrem, explica a Fortuna que este programa ha ido creciendo paulatinamente dando prioridad a los principales centros de población. Está presente en Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, entre otros estados, y se pretende llegar en breve a Nuevo León, además a la zona que abarca Tampico, Ciudad Madero y Altamira, en Tamaulipas; así como a Tabasco y Chiapas.
La Ciudad de México cuenta con 700 contenedores y el Estado de México con 600, que son las localidades donde existe el 50 por ciento de los contenedores de recolección que hay a nivel nacional, debido a que son las zonas de mayor densidad de población y donde se concentra el mayor mercado de distribución y de consumo de fármacos.
El Singrem es una asociación civil, sin fines de lucro, que surge por iniciativa de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma) para atender la problemática que generan los medicamentos que caducan en los hogares. Para su creación tomó en cuenta la Ley General para la Prevención y Gestión de Residuos en vigor, ya que dicha legislación establece que quienes fabrican, importan y distribuyen medicamentos son responsables, sujetos obligados, de todo el ciclo de vida de los productos que al postconsumo se convierten en residuos peligrosos.
Un total de 29 laboratorios que están incorporados a la Canifarma son los que financian este programa, son los únicos que contribuyen económicamente. Las aportaciones están en función de las piezas efectivas que colocan en el mercado. Los laboratorios aportan una cuota anual, que establece el Consejo de Administración, la cual puede ser de uno o dos centavos por cada pieza que se vendió dos años antes.
Aunque también tendrían que estar contribuyendo los distribuidores mayoritarios y minoritarios, señala el gerente de Operaciones de Singrem. Por otra parte, al ser un programa voluntario, no todos los miembros de la Canifarma participan y algunos que no pertenecen al organismo sí participan.
El proceso
Con un presupuesto anual de 35 millones de pesos que tiene el Singrem se adquieren, distribuyen, monitorean y recogen los contenedores. Además se compran los vehículos para el manejo de los residuos peligrosos y se paga al personal, que se capacita constantemente para desempeñar su función.
Los contenedores están ubicados en farmacias, clínicas y hospitales, así como en tiendas comerciales y departamentales.
Una vez que se recolectan los residuos, se compactan o se trituran y se llevan a un centro de clasificación donde se toma una muestra para determinar el origen de cada medicamento: si es del sector público o privado, si es caducado o no, si es parte de un tratamiento o es completo, si es una muestra médica, a qué grupo pertenece, si es líquido, cápsula, ungüento o emulsión, cuál es su ingrediente activo y para qué sirve.
En el país, Singrem cuenta con 7 centros de clasificación: Ciudad de México, Estado de México, León, Aguascalientes, Guadalajara, Mérida y Veracruz.
La información que se obtiene se entrega a la Canifarma y a la Cofepris, donde se analizan los datos y se elaboran estadísticas sobre los padecimientos crónicos, las causas de morbilidad, las enfermedades más frecuentes, entre otros aspectos.
Por último, los residuos de envases y medicamentos son entregados a cuatro empresas autorizadas para su destrucción final.
En lo que va del año han recogido 450 toneladas, pero se espera lograr 1 mil toneladas recolectadas. En el primer año del programa se recogieron 8 toneladas, en el segundo 25, en el tercero 75 y en 2013 se recogieron 270 toneladas.
Comparativo
En América, México tiene el programa más consolidado después de Brasil, donde el manejo de residuos de medicamentos es obligatorio.
El gerente de Operaciones de Singrem opina que México no cuenta con un adecuado manejo de riesgos sanitarios, ya que no tiene plantas de tratamiento de aguas residuales ni rellenos sanitarios. Además de que la Ley establece la obligatoriedad, pero el reglamento la ignora debido a que no se establecen sanciones.
Por otra parte, no existe un plan de manejo de residuales médicos como lancetas, mangueras, bolsas de diálisis y sangre, señala Rogelio González.
El programa mexicano fue establecido íntegramente en Costa Rica y en El Salvador ya llevan a cabo acciones en la materia, aunque aún no cuentan con los contenedores específicos y emplean botes de plástico.
En Colombia, donde la legislación es clara en la responsabilidad ampliada, también se aplica. En Venezuela retiraron el programa para el manejo de medicamentos caducos, que sí tienen Argentina, Chile y Perú.
Estados Unidos no tiene un programa específico. Algunos laboratorios manejan el sistema de porte pagado para la devolución de los medicamentos caducos. En el estado de California, las farmacias están obligadas a contratar a una empresa para la destrucción. En ese país existe la responsabilidad extendida del fabricante o productor y en función de eso dan sus cuotas. Actualmente se analiza si es obligatorio o diferenciado según la cadena.
En Europa, los más avanzados son los alemanes debido a que en su país están los grandes laboratorios y a que la legislación sanitaria establece obligaciones.
El programa de España es parecido al de México, aunque ya está más avanzado porque ya separan el cartón y el papel y generan energía eléctrica de los residuales de los medicamentos. Tienen 20 mil sitios y una mayor infraestructura.
Avances
De acuerdo con la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), la devolución de medicinas caducas de las farmacias a los fabricantes aumentó de 15 a 80 por ciento en 2012, con lo que se evitó el desvío al mercado ilegal.
Mientras que la recolección de medicamentos que caducan en los hogares aumentó de 8.8 toneladas en 2010 a 157 toneladas a abril de 2013, debido a la instalación de contenedores en farmacias y plazas públicas por parte de la industria farmacéutica.
Además de contener los productos caducos en la cadena comercial y ampliar la recolección en más de 1 mil 135 por ciento, la autoridad sanitaria incrementó los aseguramientos de fármacos ilegales de 2.5 toneladas en 2010 a 131 toneladas en 2013.
La Cofepris autoriza la fabricación de fármacos con una caducidad de dos años y sólo en casos excepcionales, previa comprobación de la estabilidad del producto, puede ampliarse a 36 meses.
Todos los medicamentos que caducan en las farmacias, deben regresarse por ley a los fabricantes para su destrucción final.