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Odalys Buscarón/PL
Moscú. La nueva fase de disputa entre Rusia y Ucrania por el gas disparó las sirenas del preámbulo de un largo conflicto comercial con claros matices de la geopolítica.
El presidente de la compañía Gazprom, Alexéi Miller, adjudicó al primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, ánimos proclives “a una guerra en el gas”, en una tónica similar al conflicto vivido por Moscú y Kiev en 2008-2009.
Dijo Miller que Yatseniuk es uno de los autores del enfoque hacia la cuestión gasífera que se observa hoy.
Las negociaciones para zanjar la disputa originada en los últimos meses no tuvieron un final de compromiso.
En la ronda reciente, en Kiev, el gobierno ucraniano mantuvo una posición intransigente al no aceptar el precio, ya rebajado por Gazprom al nivel de los 385 dólares por mil metros cúbicos de gas.
Vencido el plazo a las 10:00 hora local del 16 de junio, para que Nazftogaz depositara los adeudos pendientes en la cuenta de Gazprom, el coloso energético ruso anunció el corte de los suministros y el paso a un nuevo régimen de pago anticipado respecto a Ucrania.
El vecino país debe cuatro mil 500 millones de dólares por 11,5 mil millones de metros cúbicos de carburante suministrados por Gazprom, entre noviembre y mayo de 2014.
Según Miller, Ucrania sustrajo “volúmenes astronómicos de nuestro gas ruso, de manera gratuita y sin compensar ni un solo centavo” en el último medio año.
En relación con las negociaciones celebradas, el presidente de la junta de directores aseguró que Kiev no se propuso resolver ningún problema sobre la mesa, y desde del inicio no dio un paso hacia el compromiso, todo lo contrario, llevó el tema hasta una fuerte confrontación.
Con la misma tónica, el ministro ruso de Energía, Alexander Novak, consideró que las posiciones de la contraparte ucraniana no fueron constructivas y no dieron un margen de maniobras a la delegación rusa.
En la posición actual, Gazprom exige el total reembolso por parte de Nazftogaz de la deuda, y solo luego tendrán en cuenta los avances por el nuevo esquema correspondientes a junio.
Del monto total del débito por el gas, mil 451 millones de dólares corresponden a noviembre y diciembre de 2013, y más de tres mil millones están pendientes de abril y mayo.
Miller alertó que ante la situación de impagos existen riesgos serios para Gazprom, por la pérdida de dividendos, la paralización quizás de planes de inversión, pero también para la economía ucraniana.
Kiev defendió en un primer momento el precio de 268 dólares concedido por Rusia a mediados de diciembre como resultado de una rebaja negociada entre el presidente Vladimir Putin y el defenestrado mandatario, Víktor Yanukovich.
En las últimas rondas subió la reclamación a 326, un costo por debajo del mercado y de las tarifas de algunos clientes europeos.
Según Novak, Gazprom tenía disposición hacia una rebaja, pero propuso reflejar el acuerdo en un anexo del contrato, mientras la contraparte insistía en incluir el subsidio en el documento base, lo cual hacía imposible modificar esa cuota en caso de impagos, en un futuro.
A pesar de la tirantez en el ambiente, el primer ministro Dmitri Medvedev dejó abiertas las puertas para el diálogo, siempre y cuando Kiev pague lo que debe.
Tras bambalinas
La Comisión Europea en la figura del comisario de Energía, Günther Oettinger, no pudo hacer entrar en razón a los políticos ucranianos, quienes prefirieron fortalecer la retórica antirrusa y poner en riesgo la economía del país, al borde de la quiebra, según coinciden analistas.
Tampoco Europa sale ganando con una obstrucción al tránsito del combustible al viejo continente, como constataron los sucesos de la crisis anterior en 2008 y 2009.
Para el presidente de la Unión del Gas de Rusia, Serguei Chizhov, el juego político no durará mucho. La Comisión Europea se involucrará y de cualquier manera dará dinero a Kiev y los obligarán a pagar.
Según el titular de Gazprom, Ucrania necesitará para el invierno más de 18 mil millones de metros cúbicos de gas.
De ahí, advirtió Miller, seguirán de cerca la situación diaria con el bombeo del carburante hacia Europa, en relación con supuestas sustracciones ilegales por parte de Kiev.
La compañía rusa anunció que cumplirá al pie de la letra los contratos con los clientes europeos y bombeará hasta territorio ucraniano (donde se ubican las tuberías) los volúmenes en las cantidades solicitadas. Los pedidos europeos sobrepasan los 185 millones de metros cúbicos.
En la visión de la Comisión Europea, la empresa Nazftogaz Ucrania bombeó hacia los depósitos de almacenamiento unos 12 mil millones de metros cúbicos en las últimas semanas.
Con apenas menos de 15 días en el poder, el presidente Piotr Poroshenko dijo sin tapujos que su país sustraerá la cantidad de combustible que necesite.
Moscú acusa a Kiev de crear una crisis artificial por la cuestión del gas y de politizar aspectos netamente comerciales.
Para muchos entendidos el fondo de la disputa debe buscarse en Crimea, península que junto con la ciudad de Sebastopol, proclamó en abril su separación de Ucrania.
La península solicitó la adhesión a Rusia, tras celebrar un referendo sobre el futuro estatus del territorio. El propio Poroshenko afirmó en su discurso de asunción que en el tema crimeo no habrá compromisos con Rusia.
De cualquier modo, la idea de que Kiev consultaba a una tercera parte en sus disputas con Moscú por el gas no parece errada.
El canciller Serguei Lavrov dijo suponer que detrás de la posición recalcitrante de la parte ucraniana en las negociaciones podría estar una tercera potencia, sin aludir a un país en específico, pero insistió en que partía de fundamentos.
No descartó el jefe de la diplomacia rusa que los ucranianos “consulten a alguien” con el propósito de hacer su posición más intransigente.
En esa línea, el experto Rustam Tankaev atribuyó a Estados Unidos la autoría del conflicto por el hecho del visible interés en socavar los suministros hacia Europa y hacer más dependiente al continente de los intereses norteamericanos.
Advirtió de la intención velada de Washington de conducir a las economías europeas a grandes pérdidas y disminuir competitividad. Analistas no descartan la intención estadounidense de controlar los mercados europeos e imponer el imperio del dólar.
La Casa Blanca precisamente está muy interesada en que el conflicto gasístico se prolongue, afirmó Tankaev, apelando a los instrumentos de la retórica antirrusa de parte de Ucrania.
Al mismo tiempo la Comisión Europea, que hizo ver ciertas coincidencias con las propuestas de Gazprom, no está en condiciones de influir sobre el presidente Poroshenko, por el hecho de su dependencia de Estados Unidos, observó Alexéi Zudin, analista del Instituto de investigaciones socioeconómicas y políticas.
Los préstamos de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, de otro lado, no fueron orientados por Kiev para saldar las deudas por el gas ruso.
En relación con ese aspecto, el líder opositor ucraniano del movimiento Sur-Este Oleg Tsariov dijo que la junta golpista invirtió los empréstitos en financiar la guerra que libra contra las regiones rebeldes del sureste del país.
Durante todo el período de las negociaciones Nazftogaz, saldó apenas cerca de 800 millones de dólares por suministros correspondientes al primer trimestre de 2014 al costo de la rebaja de 268.5 dólares. El resto del monto es objeto de disputa.
Ante la negativa a pagar los adeudos, Gazprom inició una querella en el Tribunal de Arbitraje de Estocolmo y no descartó otras demandas contra Ucrania, pero la intención de Kiev de llevar también el litigio a las cortes complicará las relaciones en una disputa interminable.