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Lourdes Pérez Navarro/PL
De cumplirse las previsiones, la economía de los países de Latinoamérica y el Caribe crecerá en su conjunto 3 por ciento en 2013, algo similar al año precedente, pero la región mantiene importantes retos.
Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el primer semestre de este año no fue un período fácil para la zona.
A ello contribuyó el bajo dinamismo de la economía mundial, la volatilidad de los mercados financieros y el debilitamiento de la demanda interna.
Durante la primera mitad del año, la economía regional se expandió sólo 2.5 por ciento respecto al mismo período de 2012, lo cual se tradujo en una menor demanda laboral.
De acuerdo con estos organismos, la región podría cerrar este año con una tasa de desempleo urbano situada en un rango de 6.2 a 6.3 por ciento, lo que significa una leve disminución respecto al 6.4 registrado el pasado año.
La CEPAL señala que el territorio muestra algunas debilidades que podrían afectarla en el corto y largo plazo frente al actual escenario externo negativo.
Entre ellas se encuentran una alta dependencia de las exportaciones hacia Europa y China y un creciente aumento en el déficit en la cuenta corriente.
También serias restricciones fiscales en el Caribe, América Central y México, y vulnerabilidad en América del Sur surgida a partir de su atadura a la explotación de los recursos naturales.
Asimismo, refleja que el crecimiento económico sigue siendo muy dependiente del consumo, el cual ha mostrado en 2013 un repunte menor que el año anterior, mientras que el aporte de la inversión al Producto Interno Bruto (PIB) será modesto.
En tanto, considera que las exportaciones netas tendrán una contribución negativa debido a un aumento mayor de las importaciones, por cuanto las primeras anotaron una disminución en el primer semestre del año en curso.
En opinión del organismo regional el actual escenario pone de manifiesto problemas de sostenibilidad del crecimiento en la mayor parte de economías de la región, por lo que alerta de la necesidad de ampliar y diversificar sus fuentes de expansión.
De acuerdo con las estimaciones, el istmo centroamericano anotará al cierre de este año una expansión de 4.0 por ciento, mientras que América del Sur crecería 3.1.
El Caribe, en tanto, mantendría la tendencia al lento aumento en su desempeño mostrada en años anteriores y llegaría a 2.0 por ciento.
Para 2013 se espera un incremento de alrededor de 4.0 por ciento en el valor de las exportaciones, alza mayor al 1.5 registrado en 2012, mientras las exportaciones crecerán 6.0 puntos porcentuales, comparado con el aumento de 4.3 del pasado año.
A juicio de la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, “el ciclo económico de América Latina y el Caribe está llegando a su límite” y se requiere ahora de Estados sólidos para evitar que se evaporen los progresos de la última década.
Alertó de que el débil crecimiento de la economía global (se espera sea en torno a 3.1 por ciento este año) puede crear dificultades a las principales economías emergentes y, en especial, a todos los países de América Latina y el Caribe.
Bárcena explicó que aunque la economía del área “crece más que la media mundial”, aún no basta para superar “una deuda histórica impresionante”, que se expresa en “la peor distribución del ingreso del mundo”, con muy bajas tasas de inversión y de ahorro.
“Somos la región más desigual del mundo. No la más pobre, pero sí la más desigual”, recién apuntó Bárcena, quien argumentó que la zona latinoamericana y caribeña es rica en recursos naturales, pero tiene una escasa gobernanza sobre ellos en cuanto a propiedad y distribución se refiere.
En la XIII Conferencia de ministros y jefes de Planificación celebrada a finales de noviembre en Brasil, la funcionaria resaltó que en las últimas dos décadas la región ha mostrado una evolución favorable en materia de crecimiento, creación de empleos y reducción de la pobreza.
Sin embargo, dijo, la heterogeneidad estructural y las brechas del desarrollo que subyacen a la profunda desigualdad social de América Latina y el Caribe continúan presentes, y el nivel de inversión pública y privada no da pie a un desarrollo sostenible y acelerado.
En este contexto, la ministra brasileña, Miriam Belchior, remarcó que la integración es un requisito estratégico para la reducción de las asimetrías que afectan a la región y para la inserción exitosa de sus economías y sociedades en un ambiente internacional crecientemente competitivo.
De ahí que para 2014, la región tiene el reto de transformar el crecimiento observado en los últimos años en un proceso duradero e incluyente, fortalecer la integración regional, elevar las tasas de inversión y la productividad, y buscar una mayor inserción en la escena internacional.
Todo ello, coinciden los expertos, requiere de políticas de Estado diseñadas con la mirada puesta en horizontes a largo plazo, con el uso de una importante herramienta: la planificación.