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Hace 20 meses, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) era ejemplo de la inoperancia en el sector público. Miles de trámites se acumulaban en sus archivos mientras el mercado farmacéutico padecía de desabasto de materias primas y escasa competencia. La nueva Cofepris tiene una buena historia que contar durante la gestión de Mikel Arriola, pero quedan muchos retos en el tintero.
La versión mexicana de la poderosa Agencia Federal de Alimentos y Drogas (FDA) comienza a cobrar influencia en la economía nacional. No sólo autoriza los enfoques sanitarios y los contenidos publicitarios de productos farmacéuticos; también es la responsable de los registros sanitarios que permiten a empresas mexicanas y extranjeras llevar al mercado fármacos de patente, bioequivalentes y los llamados OTC (Over The Counter) o sobre el mostrador.
Además, regula a los establecimientos sanitarios y se encarga de la estrategia de vigilancia en las aduanas que incluye el aseguramiento de tabaco, alcohol, clembuterol, productos “milagro” y medicamentos irregulares.
Entre 2011 y 2012, la Cofepris realizó decomisos históricos: 147,565,040 cigarrillos; 350,004 litros de alcohol y 299,143 unidades de productos “milagro”.
Además, la Cofepris ha llevado a cabo operativos de aseguramientos en 124 establecimientos donde se localizaron medicamentos irregulares y se han suspendido 34 rastros. Con ello, la estrategia de vigilancia sanitaria de la Cofepris ha incrementado su eficacia en un promedio de 39,986 por ciento durante 2011 y 2012 en comparación con 2010.
La eficiencia también ha llegado a la autorización de trámites y registros sanitarios que han permitido la reducción de precios en materias primas y fármacos que son determinantes para el tratamiento de enfermedades crónicas que padece la población mexicana.
Entre marzo de 2011 y octubre de 2012, se han otorgado 60 registros de medicamentos innovadores que atienden 19 clases terapéuticas distintas que representan el 54 por ciento de las causas de muerte en la población mexicana.
El costo promedio anual de los tratamientos asociados a estos medicamentos es de 100 mil pesos mientras que el valor de mercado de los registros emitidos se estima en aproximadamente 78.4 millones de pesos.
En el marco de la Estrategia de Liberación de Genéricos para el Ahorro de las Familias Mexicanas, la Cofepris encabeza los esfuerzos sanitarios que han liberado 25 sustancias activas que corresponden a 181 nuevos registros de medicamentos genéricos y que atienden el 71 por ciento de las causas de mortalidad en la población mexicana.
Además, al analizar las licitaciones públicas del IMSS referentes a las sustancias activas ya liberadas, se encontró que la reducción promedio en los precios de los medicamentos fue de 428 pesos, lo que significó una disminución promedio del 67.8 por ciento.
La Cofepris, explica su titular Mikel Arriola en entrevista con Fortuna, sólo ordenó sus procesos y analizó –a partir de estudios vinculados con la economía de la salud– cuáles eran los medicamentos prioritarios para la población mexicana; en dónde se encontraban las áreas de oportunidad para reducir el gasto público en las licitaciones de fármacos e insumos para el sector salud.
El objetivo de Arriola al frente de la Cofepris durante los últimos 20 meses ha sido contar con un ente regulatorio que garantice la seguridad, calidad y eficacia de los medicamentos.
La Cofepris también se propuso alcanzar un esquema solvente de autorización de registros sanitarios, así como la eliminación de las barreras de entrada al mercado a productos que son seguros, de calidad y eficaces. Finalmente, la Cofepris logró la homologación del regulador con las mejores prácticas internacionales.
Los retos, sin embargo, son muchos y destaca la necesidad de terminar con poderes fácticos que buscan frenar la autorización de registros sanitarios que pongan en riesgo los oligopolios de fármacos que no sólo se venden con precios muy altos al consumidor final sino que también impactan en las finanzas públicas.
En su momento, las televisoras –vinculadas con los productos “milagro”– se convirtieron en detractores de la Cofepris. Aquella época parece haber pasado a la historia gracias a reglas claras. El optimismo, sin embargo, no tiene cabida en una industria tan compleja y relevante para la población mexicana. El resguardo de información en donde se concentran los derechos y la propiedad intelectual es otro de los grandes desafíos de la Cofepris.