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México inició el proceso de quiebra de los nueve ingenios que quedan aún en manos del Estado y que producen en conjunto alrededor de una quinta parte del azúcar del país, como parte de un plan para reprivatizarlos, dijo el saliente Secretario de Agricultura, Francisco Mayorga.
Las autoridades anunciaron en julio el arranque del proceso para venderlos y cerrar así un largo capítulo con estas instalaciones. En el 2001 el Estado tomó control de 27 de los más de 50 ingenios del país para salvarlos de la quiebra.
En una entrevista con Reuters, el funcionario precisó que el proceso de quiebra inició recientemente y que el gobierno ha depositado alrededor de mil millones de pesos en un juzgado para pagar a los acreedores de esos ingenios.
“Está todo en marcha para que se declaren en quiebra y se pague a los acreedores con el bono expropiatorio que el gobierno depositó”, dijo Mayorga, quien dejará el cargo el sábado, cuando el nuevo gobierno del presidente electo Enrique Peña asuma el poder para un periodo de seis años.
Cuando los ingenios fueron expropiados en el 2001 la idea era sanearlos y venderlos lo antes posible, pero retrasos dilataron la reprivatización y se fueron vendiendo poco a poco hasta que el Estado se quedó con los nueve que ahora quiere vender.
Mayorga dijo que la autoridad antimonopolios, la Comisión Federal de Competencia (CFC), no ha objetado la venta de los ingenios en un sólo paquete, como se planea, pues no daña la estructura de un mercado competitivo.
“La Cofeco (CFC) determinó que no había una posición monopólica ni aunque algún grupo mexicano comprara todo el paquete de Caze”, dijo el funcionario, quien añadió que en el mercado de endulzantes mexicano participan no sólo el azúcar sino la fructosa.
Los nueve ingenios eran propiedad de Grupo Azucarero Escorpión (Caze), propiedad del empresario Enrique Molina. Dos de ellos están en Morelos, uno en Puebla, uno en San Luis Potosí, y cinco más en Veracruz, el principal productor de azúcar en México.
Las fábricas en venta incluyen al ingenio San Cristóbal, en Veracruz, el mayor en cuanto a superficie cosechada, y a Atencingo, en Puebla, el tercero bajo el mismo parámetro.
México no tiene restricciones a la inversión extranjera en el sector azucarero, así que los ingenios pueden venderse a inversionistas extranjeros en su totalidad o a consorcios integrados en parte por capital mexicano y extranjero.
En julio, Mayorga dijo a Reuters que empresas de Guatemala y Estados Unidos habían mostrado interés en participar en la licitación de los ingenios una vez que estuvieran listas las bases.
El funcionario dijo que hasta ahora dos inversionistas mexicanos han presentado cartas formales de intención para participar en la venta, uno de ellos asociado con un inversionista extranjero.
Mayorga prefirió no dar más detalles sobre los empresarios interesados.
El saliente gobierno esperaba poder terminar el proceso de venta antes de entregar la administración a Peña, pero tras el anuncio del arranque del proceso de venta surgieron impedimentos que lo obstaculizaron, dijo Mayorga.
Sin embargo, dijo que el próximo gobierno ha mostrado interés en que el proceso se lleve a cabo.
“Ellos estaban interesados en que este gobierno lograra la venta; querían recibir la industria azucarera totalmente privatizada, pero desgraciadamente no se pudo”, dijo Mayorga sobre una reciente reunión en la que participó Luis Videgaray, la mano derecha de Peña y en la que se abordó el tema.
México ha producido en promedio 5 millones de toneladas anuales en la última década, y ha resentido las contingencias climatológicas que han afectado las cosechas en recientes ciclos, por lo que no ha podido replicar el máximo histórico de 5.8 millones de toneladas que tuvo en el ciclo 2004/2005.