Cuatro lecciones en la relación México-China

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 11 segundos

Gabriela Rubio*

La inversión extranjera directa (IED) es parte fundamental de todo sistema económico internacional abierto. La atracción  de proyectos de inversión es una de las apuestas mexicanas para el desarrollo económico. Para lograrlo debe buscar ser un destino atractivo, abierto, competitivo, eficiente y transparente; además de contar con una infraestructura física, institucional y humana de calidad.

Con este fin en mente, sería lógico que busquemos estratégicamente a aquellos países que más salidas efectivas de IED manifiestan. Con 310 mil 800 millones de dólares en 2011, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económícos (OCDE) en salidas efectivas, China es un líder indiscutible en este aspecto. Sin embargo, los esfuerzos de promoción mexicana siguen ciclados en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y se enfocan en la atracción del inversionista estadounidense principalmente.

Desde la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC), la relación comercial entre estos dos países ha sido, en el mejor de los casos, desigual. México ha mantenido relaciones diplomáticas con la República Popular China desde 1972. Sin embargo, con el crecimiento exponencial de las relaciones económicas y comerciales entre las dos naciones, la relación ha cambiado de manera significativa: China ha emergido como uno de los gigantes de la economía y la inversión y compite con México por el mercado más grande del mundo, el de Estados Unidos.

Para que esta relación rinda frutos en el desarrollo económico mexicano, es imperativo que México aproveche, potencialice y capitalice sus ventajas competitivas y aprenda a atraer inversores chinos.

Por ello es necesario estudiar las operaciones de inversión china en los últimos cinco años. Las tendencias revelan mucho de lo que este tigre asiático está buscando como destino para invertir. De éstas podemos rescatar cuatro lecciones en las que México continúa reprobando:

Lección 1: La información mal organizada es lo mismo que falta de información.

En primer lugar, México debe aprender de sus tibios esfuerzos de promoción en el extranjero. Lo que rara vez tomamos en cuenta es que cuando los inversionistas comienzan un proceso de selección de  sitios lo primero que hacen no es reservar vuelos para ir a entrevistarse y ver los lugares potenciales sino hacer investigación de escritorio.

Si México quiere regularizar el déficit comercial con China, tendremos que difundir la información necesaria sobre las ventajas de la economía mexicana. Esto incluye mantener la información accesible, actualizada y, cuando menos, en inglés. La información pertinente para la selección de sitios puede ser cualquier cosa desde salarios, recursos humanos, costos de vida, costos y tiempo aproximado de apertura de negocios, marco legal, incentivos fiscales, entre otros.

Lección 2: Promoción de la región, no de la ciudad.

México es un país vasto, complejo y diverso. Existen diferencias vitales entre las diferentes regiones que debemos potencializar. Lo que puede atraer a la industria automotriz, puede no atraer a una maquiladora. No es lo mismo “vender” una idea uniforme de México, que la de una región como el Centro o una del Noreste.

Es decir, México debe pensar en qué beneficios tiene una región sobre una ciudad y promoverla como tal. En este sentido, invertir en la región del Norte significa más que Monterrey. Promocionar una región, le permite a los inversionistas ver su inversión como parte de un todo en la red local. Algo así como “invierto en la región norte y consigo acceso a varias ciudades industriales (Monterrey, Saltillo, Reynosa)  y diversos puntos fronterizos como Piedras Negras, Nuevo Laredo o Matamoros”.

Lección 3: El Pacífico no es más que un estanque.

La distancia geográfica entre estos dos países no tiene porqué ser una desventaja. Entender el perfil del inversionista chino le permite a México convertirse en una alternativa competente y competitiva para la atracción de IED independientemente de los retos que podría representar la distancia.

México tiene una sólida base de mano de obra calificada y es el tercer mayor socio comercial de Estados Unidos. A través de una extensa red de tratados de libre comercio que lo conectan con más de 44, tiene acceso preferencial a mercados potenciales que suman mil millones de personas. Además de contar con salidas al Océano Pacífico y al Atlántico. Estas son las ventajas que México debería proyectar con datos relevantes y pertinentes para atraer a los inversionistas chinos.

Lección 4: La cultura es muy similar al Alka-Seltzer en un vaso de agua, no se puede ver, pero hace algo.

La tendencia de la inversión extranjera china demuestra que a China le resulta más fácil invertir en países con culturas similares y/o con una alta presencia de población china en la forma de asentamiento o migración. Pretender cambiar la cultura de un país, o cambiar las complicadas políticas de migración es iluso. Lo que México sí puede hacer es reconocer estas diferencias culturales y su impacto sobre la naturaleza de la inversión y la creación de empleo. Preguntarnos, qué sabemos nosotros sobre ellos.

Las ciudades con mayor inversión china, como Berlín, han establecido centros de apoyo a la promoción de la cultura china. Esto ayuda en dos frentes: por un lado, fomenta el intercambio de prácticas culturales y ayuda a los empresarios locales a comprender la compleja cultura china. Por otro lado, los centros de este tipo pueden servir como puentes entre los ejecutivos chinos y las empresas locales y facilitar negociaciones.

México está dispuesto a prepararse y adaptarse constantemente para las cambiantes necesidades mundiales, ahora sólo falta concentrar esos esfuerzos para que rindan frutos.

 

*Analista de negocios

gabriela@infotrade.com.mx