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El presidente de la Reserva Federal de Dallas, Richard W. Fisher, pidió ayer que se reconozca a las autoridades monetarias y hacendarias de México la labor realizada para mantener la disciplina fiscal y presupuestaria.
De otra forma, aseguró el financiero de origen texano, la recuperación en México no se hubiera presentado en el tiempo y las condiciones que precedieron a la gran crisis hipotecaria en Estados Unidos.
No obstante, advirtió que México debe reducir su dependencia de los ingresos petroleros y terminar con los monopolios, específicamente, el de la telefonía cuya privatización, dijo, no fue exitosa porque no se terminó con la concentración de mercados.
Sin embargo, más allá de las reflexiones sobre la economía mexicana, Fisher reconoció que la banca estadunidense experimenta una crisis estructural. Y fue más allá: habló de una gran concentración en cinco grandes instituciones que recibieron apoyos de la Reserva Federal y que, gracias a esos recursos del rescate bancario, simplemente aumentaron sus gigantescos activos.
No solo eso, en noviembre pasado el presidente de la FED de Dallas advirtió sobre la exposición de la banca estadunidense —los cinco grandes— ante los incumplimientos por deudas de Grecia e Irlanda. Así, el riesgo sistémico simplemente sigue presente. Fisher recordó que en Estados Unidos se siguen preguntando si esos cinco grandes bancos son demasiado grandes para fallar, el famoso paradigma Too Big to Fails.
Un poco más optimista, Fisher, en una reunión con la prensa convocada por la BMV, que preside Luis Téllez, aseguró que la economía estadunidense comienza a recibir poco a poco la gasolina que necesita para reactivarse: el consumo interno; sin embargo, el proceso aún resulta lento y desesperante. Finalmente, recordó una frase del ex gobernador del Banco de México: “Esta vez no fuimos nosotros”, cuando hizo referencia a los orígenes de la crisis bancaria estructural, según Fisher