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Por Luz María de la Mora*
El 12 de diciembre de 2011 México dejará de aplicar cuotas compensatorias a productos de 15 sectores industriales provenientes de China entre los que destacan calzado, textil, vestido, y juguetes, por mencionar algunos. La industria nacional ha elevado la voz de alarma sobre los daños en producción y empleo que se ven venir lo que se antoja poco alentador si sumamos el reducido dinamismo de nuestras exportaciones a los EE.UU.
El Secretario de Economía,Bruno Ferrari, asegura, correctamente, que tal como el gobierno mexicano se comprometió en 2001 y luego en 2008, se cumplirá con los acuerdos internacionales. La SE aplicará aranceles de nación más favorecida a las importaciones chinas al eliminar las medidas de transición impuestas a la importación. No hay vuelta de hoja.
Es cierto que nadie, y mucho menos la industria, puede decirse sorprendido por la eliminación de estas medidas de transición. Estos 15 sectores tuvieron más de 10 años para realizar ajustes necesarios en su planta productiva e incorporar procesos más eficientes e innovadores. Pero curiosamente no sólo en México la industria ha sido incapaz de enfrentar al dragón chino. Países como Argentina, Brasil, EE.UU. o la Unión Europea están tratando de confrontar el rápido avance de exportaciones chinas que gozan de fuertes apoyos gubernamentales. Determinados a detener la penetración china y apoyándose en el inicio de diversos procedimientos para determinar la existencia de prácticas comerciales desleales, diversos países han impuesto medidas de protección de emergencia en sus mercados, desde medidas compensatorias y antisubvenciones, pasando por licencias de importación hasta buscar poner un freno a un subvaluado yuan.
El panorama se ve harto preocupante y el 12 de diciembre no podremos depender de un milagro guadalupano. Pero lo que si podemos hacer es promover que autoridades y sector productivo sumen esfuerzos para proteger el interés nacional.
Resulta imperativo que, al igual que otros países, se analicen seriamente las necesidades de la industria nacional tanto por el lado de la producción como del empleo. Esto no quiere decir adoptar una agenda proteccionista ni buscar proteger ineficiencias pero si quiere decir tomar acciones encaminadas a apoyar al sector productivo nacional. Por principio de cuentas, al igual que la industria china goza plenamente del apoyo de sus autoridades, la industria nacional mexicana debe también contar genuinamente el apoyo de sus autoridades; hacer equipo y ser proactivos; máxime cuando se observa que la balanza comercial con China, nuestro segundo socio comercial, indica claramente que el comercio con ese país está lejos de ser una vía de dos sentidos bajo la cual se pudiera hablar de beneficios mutuos.
En segundo lugar, la industria cuenta con leyes para defenderse de prácticas desleales de comercio. Sin embargo, las investigaciones para demostrar daño pueden ser costosas y lentas en tanto que la industria afectada ha visto llegar tardíamente -una vez que la producción ha desaparecido o bien los empleos se han perdido definitivamente- las acciones gubernamentales para protegerse de prácticas desleales. La Secretaría de Economía ha ofrecido acelerar la revisión de casos, establecer salvaguardas si las importaciones se llegaran a disparar y solicitar mayor presupuesto para agilizar la revisión de las demandas contra prácticas desleales. La Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales (UPCI), por su parte también podría, como lo hacen muchos otros sistemas en el mundo, dar una mayor asesoría a los industriales para preparar mejor y más rápido los casos pues éstos se hacen producto por producto (ejemplo: tenis, calzado de vestir, sandalias, etc.).
En tercer lugar, gobierno e industriales deben desarrollar programas de apoyo bien enfocados y orientados a integrar cadenas productivas en sectores vulnerables. Asimismo, el sector productivo requiere de programas cuyas reglas de operación tengan claros criterios de selección, definan prioridades sectoriales e incorporen indicadores de desempeño y evaluación a fin de monitorear continuamente su efectividad y corregir deficiencias. México debe considerar la posibilidad de operar programas a fondo perdido y de largo plazo para permitir que se generen las innovaciones que la autoridad espera del sector productivo.
La CEPAL ya ha rebajado las perspectivas de crecimiento para la economía mexicana a 3.8% para 2011. Las nuevas reglas del juego en el comercio de México con China donde nuestros aranceles al mundo también hoy son más bajos que lo que se previó en 2001 y 2008 nos debe motivar, como país, ahora sí a crear las condiciones de competencia y competitividad que la economía requiere; eso si sería un milagro.
*Directora de la consultoría LMMConsulting, Profesora del CIDE y Miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI)