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Que agridulce es felicitar cuando el felicitado está vivo, pero no sabemos aún si saldrá de su coma profundo de casi un año. Mexicana de Aviación está grave, demasiado. Llevaba años envenenándose hasta que no pudo más y sucumbió, entró en un letargo que en más de una ocasión por mentiras y especulaciones parecía podría dejar atrás y retomar la mínima fuerza para volver a vivir, aunque su rehabilitación hubiera sido lenta e incierta.
No encuentro mejor símil que el anterior para comunicar mi opinión al respecto de Mexicana de Aviación. Hace casi un año que empezó el proceso de concurso mercantil. Mexicana enfrentaba una delicada situación financiera; sus pasivos y contratos colectivos con los 3 sindicatos hacían su saneo inviable.
Mexicana dejó de volar, más por cuestiones políticas y comerciales que financieras. La apuesta de un Gastón Azcárraga y sus socios habría salido mal. La táctica empresarial que los llevó a crear 2 aerolíneas sanas y sin los lastres sindicales se vendría abajo tras un revés de IATA. Mexicana de Aviación agonizaba y la única salida para ellos sería la requisa y el rescate gubernamental de Compañía Mexicana de Aviación. Pero esto no sucedería.
Juan Francisco Molinar Horcasitas, titular en ese momento de la SCT y Javier Lozano Alarcón, responsable de la STPS, tomarían el asunto en sus manos suponiendo una fácil salida. Gastón y socios escaparon por la puerta trasera, gracias a una venta por un precio simbólico a “Tenedora K”, empresa de Inmobiliaria FUMISA del fondo Advent International Corporation. Se nombraría a un conciliador, Gerardo Badín Cherem, quien llevaría el proceso del concurso mercantil hasta la reestructura y relanzamiento de la empresa o bien hasta la declaración de quiebra. MRO Services, otra subsidiaria serviría para financiar el proceso del concurso mercantil, incluyendo los honorarios de Badín, según lo marca la Ley de Concursos Mercantiles.
Hoy queda menos de un mes. El 9 de agosto deberá haberse signado con todos los acreedores los convenios definitivos y habrá ingresado ya el dinero del mejor (¿existe alguno?) postor. La incómoda participación de la familia Molinar Horcasitas dejó a Juan Francisco al margen del tema. Él sale de la SCT y se deslinda del tema del que casi no quiso hablar.
Javier Lozano tomó el proyecto en sus manos como “representante del gobierno”. En más de una ocasión negó la posibilidad de rescate o requisa, y su dura postura sesgada hacia los sindicatos so consigna (¿pretexto?) de salvaguardar los intereses de los trabajadores estancó las negociaciones en tiempo y en el número de los grupos potencialmente interesados en la aerolínea.
Desfilaron por la Torre de Xola diversos grupos inversores, algunos tuvieron una sola reunión con el conciliador y el entonces administrador, Javier Christelieb. La viabilidad de invertir y tener un retorno era inexistente. Los activos de Mexicana eran intangibles y con el tiempo perdían valor. Los pasivos, a su vez, por más quitas seguirían creciendo. Las principales trabas estaban en los pasivos laborales y en algunas deudas con IXE, Banorte y BANCOMEXT. Las propuestas, algunas se veían viables, otras parecían sacadas de la mano.
Finalmente, cualquier grupo de inversionistas que llegaba y quería seguir con el proceso terminaba en lo mismo: No tenían el dinero líquido para invertirlo. Y cada vez que sucedía esto, la opinión pública se preguntaba ¿cómo era posible que se volvieran a “chamaquear” a Lozano y a Badín? Y la respuesta es tan difusa que prefiero no pensar si era por una inocencia de novato (que quiero inferir ni Lozano y mucho menos Badín son) o por alguna agenda oculta. Finalmente, Badín está por sus honorarios y Lozano busca la presidencia. Colgarse la medallita de la reestructura de Mexicana le daría una fuerte cantidad de votos y visibilidad pública.
De cualquier modo, salieron muchas mentiras a la luz pública. De hecho, un servidor logró desmentir el supuesto interés de American Airlines en invertir en Mexicana junto con TG Group, una de las muchas mentiras y falsedades que han surgido en el proceso.
Hoy, dice en comunicado de prensa conjunto SCT – STPS que hay 2 grupos serios interesados en Mexicana, pero que ninguno ha demostrado solvencia económica. Menciona como un posible desenlace la quiebra. El estatus es casi el mismo que en los últimos meses. La diferencia está en que hoy es crítica la situación por la urgencia de los tiempos. Parece ser que Badín cobrará sus honorarios y Lozano saldrá raspado de este proceso. Trabajadores y acreedores diversos los más afectados, y la competitividad del país y el desarrollo de la industria aeronáutica en un retroceso temporal.
Mexicana está entrampada por demandas, denuncias, amparos, apelaciones y emplazamientos a huelga. La maraña está muy enredada. Un servidor estima que los tiempos no son suficientes y que Mexicana terminará por ser declarada en quiebra.
Pero Mexicana no ha muerto. Aún con la quiebra, la marca podría ser rematada y algún empresario podrá iniciar Mexicana de Aviación desde cero con poca inversión, y La primera dejará de ser la primera… 90 años después.
Ayer, 12 de julio Mexicana cumplió 90 años, y la SCT y la STPS la felicitaron. Una felicitación sin tacto y que pinta a burla. Triste cumpleaños para Mexicana.
Nota del autor: El boletín de la SCT y STPS y las declaraciones de Lozano hablan de una mala voluntad de la prensa en el tema Mexicana. La redacción de Alternativo Networks, Inc. en diversas ocasiones solicitó entrevista a Javier Lozano. Esta nunca nos fue otorgada.
Carlos Alberto Bazán Canabal es fundador de Alternativo Networks, analista de la industria aérea y tecnológica y comunicador en medios sociales.