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Fue el 8 de mayo de 2007, antes de cumplir su primer año al frente del Poder Ejecutivo, cuando Calderón publicó el decreto que expropiaría en pleno municipio de Ocosingo y “por causa de utilidad pública” una superficie superior a las 14,000 hectáreas.
Dicha extensión en la zona lacandona se destinarían, según el decreto de Calderón, “a la constitución de una nueva área de protección de los recursos naturales tendiente a la preservación, restauración y aprovechamiento sustentable”.
Expandir, en otras palabras, el área natural protegida de Montes Azules pero con una explotación explícita al quedar bajo la tutela del gobierno que lo considera de “utilidad pública” pero que, a juicio de Calderón, no amerita una discusión seria sobre la urgencia de declararlos constitucionalmente “Bienes Estratégicos para la Nación”, como sucedió con el petróleo y la minería.
Hoy, de hecho, la biodiversidad es para muchos países mucho más estratégica que los recursos fósiles. México es uno de los países con mayores recursos asociados a la biodiversidad de su territorio en donde empresas farmacéuticas como Sanofi han expresado su interés por participar en una de las regiones con mayor potencial para la medicina tradicional.