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México no sólo está exportando un modelo bancario que, si bien aún debe otorgar mayores créditos, cumple su objetivo de fortalecer los balances de instituciones que tarde o temprano deberán financiar al sector productivo. Ahora, la banca internacional también envía al exterior ejecutivos mexicanos con la encomienda de replicar el éxito alcanzado en casa.
Sin embargo, no ha sido fácil reconocer el liderazgo de los mexicanos frente a una banca que opera en un 90% bajo el control de capital foráneo. De hecho, rumbo a la tradicional reunión de la banca, la decisión de quién presidirá la asociación del sector, la Asociación de Bancos de México, se convirtió en un punto de controversia. Mientras el Grupo Financiero Banorte aseguró que la presidencia correspondía a un banco mexicano, los representantes de las instituciones extranjeras rechazaron dicha posición.
Hace unos días, sin embargo, se logró un consenso respecto a la dirigencia que encabezaría Jaime Ruíz Sacristán, director del banco Ve por Más. El acuerdo se logró ante la importancia de contar con un presidente de la ABM que represente a una institución con capital nacional, sobre todo en medio de elecciones intermedias y frente a los comicios presidenciales de 2011.
“Los bancos operados por mexicanos hasta sus más altos niveles de dirigencia han sabido aprovecharse de las sanas políticas fiscales y monetarias del gobierno para repatriar el ahorro mexicano. Este fue un objetivo buscado por décadas y nunca suficientemente logrado por los viejos banqueros”.
Con estas palabras se dirigió Carlos Abedrop Dávila, ex presidente del gremio bancario durante la estatización de 1982, a los representantes de este sector que en abril del año pasado le otorgaron un reconocimiento a su trayectoria.
Un auditorio integrado por banqueros de varias nacionalidades escuchó atento al empresario que, antes de este reencuentro, aún le reprochaba al gobierno federal el control del capital extranjero sobre el sistema nacional de pagos.
En una cena privada, doce meses atrás, el ex presidente del banco del Atlántico pidió al presidente Felipe Calderón que se colocaran acciones de la banca internacional en el mercado mexicano de valores para contribuir a la capitalización y a la toma de decisiones.
Abedrop mantuvo su solicitud de “democratizar” el capital de la banca pero en abril pasado cambió el enfoque: “Esta banca – dijo- está siendo operada por mexicanos y eso es importante para el país”.
La declaración de Abedrop sobre los mexicanos que dirigen las operaciones bancarias en el país se presentó unos meses antes de que instituciones españolas como Santander, la tercera del sistema crediticio, reportara resultados sorprendentes tras un año de crisis en los que sus negocios de México y Brasil contribuyeron de manera definitiva a las utilidades. Al menos 5% en el caso de México y 20% para la economía sudamericana.
En 2009, en medio de la recesión que vive la economía de España, Santander logró, destinar 2,500 millones de dólares a fortalecer su capital y su balance.
BBVA Bancomer, el primer banco en México, también salió bien librado de la crisis en Europa y logró, gracias a sus utilidades globales, distribuir dividendos entre sus accionistas por más de 934 millones de dólares.
Si bien el liderazgo de los mexicanos en posiciones claves de estos dos bancos ha sido determinante para alcanzar estos resultados, la prudencia en el manejo de los riesgos que dejó la crisis de 1994 también los marcó de manera definitiva y ha sido una lección hasta para sus matrices en España. Pero antes de llegar a esta etapa la banca mexicana también padeció el déficit de banqueros. “La incorporación de personal –durante la privatización a partir de 1988 – con poca experiencia en el negocio bancario y en la mayoría de los casos más relacionados con el mercado bursátil, con una cultura más agresiva al riesgo, fue un factor que impactó al mercado bancario nacional y en su mecánica de operación”, dice el investigador del IPN, Daniel Romo Rico.