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Un tercio de las personas sin empleo en el país pertenece a la población con mayores niveles de escolaridad. En un mercado laboral que opta por contratar a personal menos capacitado, la “sobreeducación” de los profesionistas mexicanos los sitúa en una disyuntiva con repercusiones económicas para el país: la migración o el desempleo.
La tercera parte de los mexicanos que no tiene empleo cuenta con estudios de nivel medio superior y superior, de acuerdo con datos de la Encuesta nacional de ocupación y empleo, lo que coloca a la población con más alto nivel de escolaridad entre las que mayores tasas de desocupación registran.
La encuesta, que da a conocer trimestralmente el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), muestra que, de 2007 a junio de este año, la proporción de personas desocupadas con estudios de nivel bachillerato y universitario se situó entre 30.9% y 34.6%, respectivamente.
Si bien no se trata de la población con mayor nivel de desempleo (las personas con estudios de secundaria registran un promedio de 37.3% de desocupación), la proporción se ha mantenido constante desde 2007, a pesar de que la Población Económicamente Activa desocupada pasó de 1 millón 747 mil 929 personas en ese año a 2 millones 485 mil 925 para 2010.
Es decir, que en los últimos tres años y medio el número de personas con estudios de nivel medio superior y superior se incrementó de 598 mil 960 a 834 mil 177.
En contraste, el porcentaje de desempleados con primaria inconclusa ?el nivel escolar más bajo registrado en la Encuesta nacional de ocupación y empleo? pasó de 9.9% a principios de 2007 a 8.9% para el segundo trimestre de este año.
Luis Lozano Arredondo, responsable del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que esta tendencia es resultado de los cambios que se han dado en los modelos de producción a nivel mundial, que están flexibilizando sus procesos de producción y, en consecuencia, flexibilizan también su fuerza de trabajo.
De este modo, “en la medida en que avanza la implementación de nuevos sistemas productivos, las empresas requieren fuerza de trabajo menos especializada, con menos preparación”, explica el profesor Lozano Arredondo.
Más preparados, más desempleados
De acuerdo con el informe Panorama de la educación 2009, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de entre los 30 países que integran el organismo internacional, México es el único donde las personas que cuentan con estudios universitarios tienen mayores probabilidades de estar desempleados.
La OCDE señala que la educación generalmente es un “buen seguro contra el desempleo, particularmente en el contexto de recesiones económicas”. Sin embargo, en el caso mexicano reporta que la situación es opuesta, ya que es el único país en el que la tasa de desempleo de las personas con educación básica es menor que la de aquéllas con estudios universitarios.
La OCDE sitúa a Eslovaquia como el país con la mayor tasa de desempleo entre las personas con estudios de educación básica (27%), pero su tasa de universitarios desempleados apenas rebasa el 2%. En contraste, en México las personas que cuentan con primaria y secundaria terminadas presentan una tasa de desempleo de 2.1%, inferior a la de quienes terminaron una carrera universitaria (3.8%), de acuerdo con los cálculos del organismo.
El informe de la OCDE señala que el desarrollo de la economía y el mercado laboral de los países dependen de una oferta de trabajadores bien instruidos. Además, hace hincapié en que en tiempos de recesiones económicas los gobiernos juegan un importante papel en preparar la fuerza de trabajo que se requerirá para cuando la economía se reactive.
El profesor Lozano Tovar considera que, en el caso mexicano, las acciones gubernamentales parecen más orientadas a “condenar a generaciones a no tener futuro”, ya que la política laboral actual tiende a ofrecer trabajos cada vez más precarios.
Sobreoferta de sobrecapacitados
Benjamín Burgos Flores, doctor en ciencias económicas, explica en su artículo “Sobreeducación y desfase de conocimientos en el mercado laboral de profesionistas” que, desde la década de 1990, en México ha crecido el número de egresados de educación superior.
Sin embargo, refiere Burgos Flores, en dicho periodo la economía no ha crecido a los niveles adecuados, lo que ha impactado en la escasa generación de empleos requeridos para absorber a los profesionistas que cada año egresan de las universidades.
“Con ello se ha presentado con mayor fuerza el fenómeno de sobreeducación y desfase de conocimientos en el mercado laboral de profesionistas”, señala Burgos Flores en su texto, publicado en junio de 2008 por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
La consecuencia de este fenómeno ha sido el incremento en el desempleo entre las personas con mayor preparación ante la ausencia de espacios en el mercado laboral acordes con sus capacidades.
De acuerdo con proyecciones publicadas en el estudio Mercado laboral de profesionistas en México: diagnóstico y perspectiva al año 2010, para este año el 78 por ciento de los profesionistas se encontraría sin oportunidades de trabajo en el mercado laboral. Tal sobreoferta de profesionistas se concentraría en la zona metropolitana del país, “llegando a situaciones sumamente críticas”, indica el análisis realizado por la ANUIES.
Burgos Flores advierte en su trabajo que el tema de la sobreeducación y su relación con el mercado laboral no ha sido analizado a profundidad en México. Refiere que uno de los pocos estudios al respecto, auspiciado por la ANUIES, encontró que, para 2003, dos tercios del total de profesionistas mexicanos estaban ocupados en actividades directamente relacionadas con su carrera.
En investigaciones similares realizadas por diversas universidades, Burgos Flores detectó además que los empleadores coinciden en que una parte de los egresados ocupa puestos que no requieren una educación universitaria.
Migración o desempleo
El profesor Lozano Arredondo apunta que la tendencia de que se sustituya a los trabajadores especializados por trabajadores “polivalentes” o “multiusos” continuará, lo que acentuará la tendencia de migración de los profesionistas que se consideran sobrecapacitados para la oferta de trabajo que existe en el país.
De acuerdo con el reporte de investigación Empleo y desempleo durante el desgobierno de Felipe Calderón 2006-2010, elaborado por el CAM, el 8% de los profesionistas mexicanos jóvenes migra por falta de oportunidades de empleo en el país.
La Secretaría de Educación Pública, en su análisis Panorama del mercado laboral de profesionistas 2009, documentó que 465 mil egresados de licenciatura en las universidades del país han optado por laborar en el extranjero, mientras que las personas con grado de maestría o doctorado que han emigrado a Estados Unidos suman 125 mil.
En octubre pasado, BBVA Bancomer dio a conocer un informe sobre la situación de la migración de México, en el que refiere que “la pérdida de capital humano altamente calificado en México es una realidad”, toda vez que las tasas de emigración más elevadas en México se encuentran en los niveles educativos más altos.
El documento Situación migración México señala que, en los últimos 20 años, el nivel de escolaridad de los migrantes mexicanos hacia Estados Unidos se ha incrementado, sobre todo entre las personas con estudios de nivel medio y ligeramente entre quienes cuentan con estudios universitarios.
Además refiere que la quinta parte de las personas nacidas en México que cuentan con estudios de doctorado emigraron a Estados Unidos, cifra que es superior al número de investigadores con ese nivel de estudios adscritos al Sistema Nacional de Investigadores.
El estudio de BBVA Bancomer advierte en el fenómeno migratorio de las personas altamente calificadas una dinámica creciente, e incluso superior a la migración tradicional, y señala que la falta de oportunidades en México es uno de los factores determinantes de dicha emigración.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe apunta que el impacto de los flujos de capital humano de países pobres a países ricos puede ser negativo en el corto plazo, dado que dichos procesos repercuten en el desarrollo científico y tecnológico que pueden alcanzar los países de origen.
En su informe Talento globalizado y capital humano: implicaciones para los países en desarrollo, indica que los movimientos migratorios de personas de países con bajos ingresos hacia naciones ricas tienden a acentuar las disparidades en los niveles de ingresos per cápita entre las naciones.
Además, la emigración de las personas más preparadas incrementa el suministro de capital humano en los países receptores en detrimento de los países de origen, lo que fomenta una desigual concentración no sólo de conocimiento, sino también de la riqueza generada por el trabajo de los profesionistas migrantes.
El estudio de BBVA Bancomer señala que la falta de correspondencia entre la oferta y la demanda de empleo no sólo ha llevado a las personas con niveles educativos más elevados a emigrar a otros países donde tienen posibilidad de aplicar de mejor manera sus conocimientos, pues en algunos casos los profesionistas se han limitado a buscar acomodo en actividades que no se relacionan con las habilidades que poseen.
Para el profesor Lozano Arredondo, la falta de oportunidades laborales se explica por el bajo crecimiento que ha tenido la economía mexicana, que en los últimos años no ha alcanzado siquiera el 3%.
Refiere que, de acuerdo con cálculos del Banco de México, por cada punto porcentual que creciera el producto interno bruto se generarían alrededor de 150 mil empleos, con lo que pone en entredicho el optimismo oficial respecto de la generación de empleos en un país cuya economía no ha mejorado.