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La vivienda en México puede convertirse, junto con la infraestructura de grandes obras, en el pivote del desarrollo económico. Hace falta, sin embargo, que el gobierno federal elimine regulaciones que la encarecen y que la banca comercial apueste verdaderamente por impulsar créditos para el segmento popular.
El presidente Felipe Calderón acaba de declarar que este será el año de la infraestructura. Curiosa afirmación en medio de las dudas de la iniciativa privada – expresadas directamente al Jefe del Ejecutivo – sobre el subejercicio que registra esta cartera en lo que va de su administración. Siendo titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el ahora presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez, aseguró que el gobierno federal ejercería el presupuesto más alto en la historia dedicado a las carreteras. Fue la crisis de octubre de 2008 en México, la estrepitosa caída de 7% en el Producto Interno Bruto (PIB) y el clima de inseguridad que se acentuó durante el último año lo que ha impedido que el gran plan de Téllez se cumpla. La construcción de vivienda, que prometía hacer frente al déficit estructural que enfrenta la economía no ha sido la excepción. En el mercado nacional se registra un excedente de inventarios derivado de la pérdida de empleos y de la decisión de banca de tomar medidas precautorias ante un incumplimiento de pagos por parte de los acreditados. Paradójicamente persiste el déficit histórico de casas-habitación colocadas y vendidas. El año pasado las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes) vieron incrementar su cartera vencida hasta en un 8% mientras que la banca lo hizo en 3%, principalmente en los segmentos medio y residencial. Mientras tanto, la vivienda popular registró a principios de este año un apoyo extraordinario por parte del gobierno federal al contratar líneas de financiamiento con la banca multilateral para otorgar garantías y créditos blandos a sectores de bajos ingresos. La banca comercial, sin embargo, permaneció inamovible en sus políticas conservadoras para no aventurarse en mayores riesgos. Paradójicamente, al mantener esta filosofía como eje rector de sus estrategias crediticias, dicen los investigadores, está dejando a un lado a un gran mercado potencial por el cual ya comienzan a apostar las propias desarrolladoras de vivienda como GEO. La banca necesita probar modelos de riesgo para un sector de acreditados, si bien con ingresos bajos, portador de una nómina y empleo relativamente seguro. Al menos una decena de Sofomes han puesto el ejemplo y ven con especial interés el otorgamiento de financiamientos para el consumo con descuento a nómina. Se trata de recursos que mes a mes están pagando miles de trabajadores y que se dirige a compras y no a la inversión patrimonial que representa la adquisición de una vivienda. Al parecer alguien está perdiendo una oportunidad y la economía uno de sus grandes motores que, sin embargo, deberá vigilarse para evitar burbujas como la que en Estados Unidos provocó la crisis de las hipotecas subprime. Es, además, la inversión de bienes inmuebles una de las mejores apuestas para inversionistas que pueden observar a este sector como una opción para obtener rendimientos en un momento en el que los bancos centrales han decidido mantener las tasas a la baja para incentivar el consumo.
Pero en México el problema de la escasa penetración del sector de la vivienda, a pesar del déficit calculado en 9 millones de unidades, no sólo radica en la obtención de recursos para financiar operaciones de largo plazo sino en el cúmulo de trámites y regulaciones que encarecen el costo de la vivienda. Ahora que el presidente Felipe Calderón inició una cruzada por la llamada regulación base cero, propuesta desde hace varios años por la Auditoria Superior de la Federación para eliminar áreas de opacidad del Estado mexicano, bien valdría la pena mirar hacia la vivienda en donde si bien se registran avances hace falta un esfuerzo adicional para consolidar su crecimiento. Entre esos avances se encuentra el desarrollo de un mercado de bonos hipotecarios a través de la Sociedad Hipotecaria Federal y, por supuesto, la inyección de recursos a intermediarios que se vieron afectados por la crisis de liquidez y los problemas con sus carteras vencidas como fue el caso de Metrofinanciera, sofom regiomontana. Vale la pena apostar aún más por la vivienda.