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Literatura, filosofía y una exótica mezcla de países es la receta de la originalidad del trío franco-mexicano.
“El compositor Philip Glass decía que ser músico es como tener un río debajo de un puente, todo el tiempo fluyendo, y en el momento de la creación es cuando lo escuchas con más atención. Ser músico es tener ese río ahí, todo el tiempo”, me dice Andrea Balency con los ojos bien abiertos y una sonrisa tan amplia que delata una personalidad muy alegre y sobretodo, soñadora.
Andrea es una de las promesas más jóvenes de la escena independiente en México, una chica franco-mexicana que con apenas 21 años domina el piano y el acordeón como si fueran parte misma de sus extremidades superiores.
Esta chica lleva en la sangre a su país natal, Francia, y ha logrado que México y Argentina también sean parte de ella y conformen el sonido de Andrea Balency Trío, el proyecto formado apenas en 2009 con dos músicos mexicanos, Jerson Vázquez (batería) y Miguel Sandoval (contrabajo).
Desde los títulos de las canciones –“Nous”, “L´Attente”, “For the widows”, entre otras- uno se da cuenta que la música de Andrea Balency es una oda a los idiomas y su instinto de viajera, pues sus temas los interpreta tanto en español, como en francés e inglés.
“Francia es mi país natal, mi cultura, mi familia, mi casa, la base de mi música la tomo de ahí. También es como una forma de honrar a mi país”, me platica mientras se toca el pecho en un ademán que revela a París en su corazón, ciudad cuyo sonido se cuela a través de las notas del Trío y la voz de Andrea, una voz angelical que aunque suena muy femenina y hasta cierto punto infantil, en realidad está inspirada en voces masculinas como la de los norteamericanos Sufjan Stevens y Chris Garneau.
A través de su voz y de los gestos que hace al tomar el té y charlar, adivino una parte de la personalidad de Andrea Balency: compleja, laberíntica, sensible y muy filosófica, rasgos que además se confirman en su música, repleta de referencias literarias y filosóficas, en especial del escritor alemán Thomas Mann, su favorito.
“La lectura para mí es una fuente de inspiración enorme, sobretodo para los temas de las canciones. Si no estoy leyendo un libro no me encuentro a mí misma, porque la literatura me ayuda a verme en un espejo, a entenderme, a comprender muchas cosas a mi alrededor y a ver la vida de una forma poética, que para mí eso es el ojo de un artista”, dice con emoción Andrea, quien además me confiesa que ha llorado con todos los libros de Thomas Mann porque todo el tiempo mete al lector en problemas filosóficos pero con una visión muy poética.
Además de ser una mujer muy sensible, Andrea es inteligente. Como varios escritores a través del tiempo –desde Charles Baudelaire y Oscar Wilde, hasta Horacio Quiroga-, es una chica que se ha ocupado de plasmar en sus canciones los dos temas más importantes de la existencia humana: el amor y la muerte.
“La muerte para mí es un tema muy importante. En varias canciones, indirectamente, hablo de cosas que tienen que ver con ella. Hay una canción en específico, se llama Tres días, que es de un capítulo de un libro de Thomas Mann en el cual José el Soñador tiene una muerte simbólica: se queda en un pozo tres días y cuando sale es una nueva persona”.
La literatura y México sedujeron a Andrea desde el primer contacto, así como su música seduce al escucha. Será hasta septiembre cuando el Trío saque a la luz su más reciente EP titulado Mizraïm. ¿De dónde el nombre? Sí, de Thomas Mann, siempre Thomas Mann…