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Al emitir su reporte conocido como Artículo IV en marzo pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dejó en claro los retos que subsisten para la economía mexicana a pesar de haber tocado fondo ante la crisis global reciente.
Rosa Elba Arroyo
De esta manera el FMI establece que en los próximos años uno de los principales retos será el enfrentar el declive en los precios del petróleo a través de una reforma fiscal sólida. “Respaldamos las decisiones que en política macroeconómica llevan a cabo las autoridades mexicanas y creemos que en 2010 el presupuesto será importante para mejorar la posición fiscal del país y la capacidad del gobierno de invertir en sectores prioritarios”, señaló Vikram Haksar, jefe de la misión en México del fondo, en la más reciente publicación del IMF Survey.
Sin embargo, el FMI insiste en que el reto clave sigue siendo ampliar la base de contribuyentes para poder lograr mayores ingresos fiscales.
En este sentido, el caso colombiano nos invita a una reflexión muy particular sobre el tema. Mucho se ha insistido en buscar la manera de incorporar al sector informal dentro de la base gravable, sin embargo, sexenios van y vienen con intentos de establecer en México reformas que terminan por ser rehenes de los intereses partidistas del poder legislativo.
La informalidad económica en los países subdesarrollados se origina en la imposibilidad material de acudir a formas legítimas para satisfacer las necesidades básicas y alcanzar un nivel de vida digna, situación que obliga en muchos casos a hacer uso de la fuerza para satisfacer tales necesidades y derechos.
Sin diferir mayormente de México, en términos generales puede decirse que en Colombia la economía informal está conformada por aquellas actividades económicas que por inscribirse en un escenario de acción ajeno al cumplimiento de las obligaciones formales a que están sometidas, por los volúmenes de operaciones que manejan, los bajos costos de producción y la fluctuación de precios que pueden ofrecer al público, acaban alterando el proceso regular del mercado formal y organizado, y convirtiéndose para éste último en un factor de competencia desleal.
Pese a la situación señalada se ha logrado en Colombia algún grado de formalización de los pequeños y medianos empresarios gracias a los Programas de Verificación de No Inscritos a través de sistemas como el de Verificación directa de los contribuyentes que se han inscrito en el Régimen simplificado del impuesto sobre las ventas y que no cumplen las condiciones para estar allí, generando informalidad y competencia desleal en los negocios.
Sin dejar de reconocer que han ocurrido algunas manifestaciones de inconformismo por parte de los involucrados, como resultado de crisis económica que afecta al país y que hace que los costos de cumplimiento de este tipo de negocios sean mucho más elevados, estos logros también han sido posibles con el acercamiento y las asesorías sectoriales sobre el esquema fiscal actual y las obligaciones que ello implica, la atención directa y personalizada en el sistema de administración tributarias, la elaboración de folletos y cartillas guías con el contenido de las obligaciones mínimas a su cargo, la Instalación de call-center para atender de manera rápida y eficiente las dudas de los empresarios y de los interesados en vincularse al mundo fiscal y los programas publicitarios dirigidos a dicho tipo de responsables, especialmente mediante los medios de carácter masivo como la radio y la televisión.
En México, no podemos dejar de reconocer lo que el Sistema de Administración Tributaria ha logrado en este sentido en los últimos años; sin embargo no sobra repensar una vez más la necesidad de sistemas de verificación e inclusión que de manera realmente decisiva y con la verdadera voluntad de enfrentar a los grupos minoritarios de la informalidad, logren sostenerse en el tiempo.
Este mes se lleva a cabo la famosa Convención Bancaria, que reúne a la crema y nata del sector financiero y empresarial de este país. Una vez más la oportunidad de signar un pacto de colaboración y respaldo a una política fiscal efectiva coronaría este reunión con un acuerdo realmente efectivo.
Mientras tanto, nuevamente se insiste en este espacio: la articulación de políticas públicas coordinadas con la participación de todos los sectores, deben activarse cuanto antes. De no hacerlo seguiremos condenados a una y otra vez a ver pasar tristes intentos por resolver el impasse fiscal en el que estamos insertos.