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Ocho mil empresas e inversionistas europeos, los beneficiarios del tratado entre la Unión Europea y México.
La punta de lanza de la Unión en Europea en América Latina está en México. Con el Acuerdo Global firmado entre esa comunidad de naciones y el Estado mexicano, los países europeos buscan socios y aliados más allá de sus zonas naturales de influencia, Eurasia y parte de África, explica Rodolfo Aguirre Reveles, responsable del seguimiento del acuerdo con la Unión Europea en la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC). Por su parte, Mendel Goldstein, jefe de la delegación de la Comisión Europea (CE) en nuestro país, sostiene: “Nada es perfecto en este mundo; trabajamos para perfeccionar la liberación comercial y la relación bilateral funciona perfectamente”.
El 1 de julio de 2000, al entrar en vigor la primera fase del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM), el entonces comisario de comercio europeo Pascal Lamy –hoy director general de la Organización Mundial de Comercio– declaró que ese pacto era “el primero, el más rápido y el mejor”. A ocho años de la firma, se incumple la premisa principal de diversificar el comercio exterior mexicano.
La Unión Europea concentra casi la quinta parte del comercio mundial y su producto interno bruto per capita, para 2005, ascendió a 23 mil 400 euros evaluados en cuanto a capacidad de compra por el EU Statistical Yearbook. Su población estimada es de 600 millones de habitantes.
De acuerdo con el estudio Efectos económicos de siete años de Tratado de Libre Comercio Unión Europea-México –próximo a publicarse por la Fundación Heinrich Böll y cuyos autores son Rodolfo Aguirre, Alberto Arroyo y Manuel Pérez Rocha-Loyo–, “los promotores del TLCUEM presumen que el monto del comercio exterior casi se ha triplicado, pero soslayan el que ello no ha significado entrada de divisas al país sino, por el contrario, salida”.
Los investigadores de RMALC describen que el déficit de la balanza comercial aumentó 106 por ciento, al pasar de 9 mil 439 millones de dólares a 19 mil 515 millones de dólares en 2007. “Lo único positivo es que el déficit crece a un ritmo un poco más lento que el en periodo previo, ya que las exportaciones crecen a un ritmo ligeramente superior que las importaciones”.
Los analistas observan que el comercio exterior de México con la Unión Europea se concentra en las principales economías europeas. Así, países como Alemania, España, Francia, Holanda, Italia y el Reino Unido representan el destino y origen de más del 80 por ciento de las transacciones mexicanas de bienes y servicios, aunque ya el año pasado se observó que “sólo dos países (España y Alemania) de los 25 con los que firmamos el TLCUEM concentran más de la mitad de nuestras exportaciones a la Unión Europea (53.06 por ciento)”.
Por el contrario, Mendel Goldstein dice que los europeos observan “una intensificación de los vínculos a todos los niveles en la cooperación: en el diálogo político, sectorial y entre congresistas. Eso es lo que nos gusta, pues más que una relación entre gobiernos o entre empresarios también abarca a los ciudadanos”.
Anuncia que ante el interés de la UE por ampliar esos vínculos, en noviembre se celebrará en Bruselas el tercer foro de la sociedad civil. Dice que se trata de que ésta sea una relación más profunda que la que existe entre los signatarios del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, pues “ahí todo se centra en lo comercial y a los europeos nos interesa más un acercamiento global, desde todos los sectores”. Por ello, indica, ya existe un diálogo para que México sea declarado aliado estratégico de la Unión Europea.
Goldstein reitera que los datos de la CE apuntan a que México tiene una exportación muy vigorosa hacia Europa, incluso superior a las de la UE. Al respecto, Michelangelo Margherita, primer secretario de Asuntos Económicos y Comerciales de la CE en México, explica el flujo reciente de las importaciones y exportaciones.
El monto total del comercio, detalla, es de 133 mil millones de euros en el comercio de bienes, sin incluir inversiones ni servicios. De ese universo, “entre 10 mil millones y 12 mil millones de dólares corresponden a exportaciones mexicanas hacia la Unión Europea y aproximadamente 20 mil millones de Europa hacia México, por lo que hay un déficit de alrededor de 8 mil millones”.
Margherite agrega que la comparación entre las cifras registradas en 1999, cuando aún no se firmaba el tratado, y las actuales reflejan un incremento del 120 por ciento. “Lo interesante es que las exportaciones mexicanas aumentan más rápido que las europeas y, no sólo eso, crecen a un ritmo mayor que las otras exportaciones mexicanas hacia el resto del mundo”.
Apertura recíproca, “pura retórica”
Tras ocho años de vigencia del TLCUEM, Rodolfo Aguirre, investigador de RMALC, asegura que los resultados “son decepcionantes, porque algunas de las promesas (hechas) a la hora de negociar este acuerdo no se han concretado”. Indica que las estadísticas exhiben que el déficit de México se duplicó en este tiempo “con todos los países europeos, incluso con los nuevos miembros de la UE”.
También fracasó la diversificación del comercio para reducir su concentración con Estados Unidos: “Parece ser que quienes lo han aprovechado más son los europeos”. Con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el investigador asegura que de 2000 a 2007 sí crecieron las exportaciones mexicanas hacia Europa, pero al mismo tiempo el déficit creció en 106 por ciento. “De cualquier manera, el 80 por ciento de nuestro comercio exterior continúa hacia Estados Unidos”.
Agrega que, “entre 1995 y 1999, las exportaciones mexicanas hacia Europa crecieron 57 por ciento y las importaciones 89 por ciento. Entre 2000 y 2007, las exportaciones mexicanas aumentaron 159 por ciento y las importaciones de la UE en 126 por ciento”.
Mientras el déficit con la Unión Europea en 2000 fue de 9 mil 439 millones de dólares, en 2007 ascendió a 19 mil 505 millones de dólares; es decir, creció casi en 10 mil millones de dólares.
Aguirre Reveles dice que los programas de apoyo de la UE para facilitar el comercio no funcionan, pues sólo les sirven a unas cuantas empresas mexicanas, además de que tampoco hay transferencia de tecnología que revierta las asimetrías entre las partes. “Si no se reconocen las diferencias abismales y la asimetría, ese discurso de la apertura recíproca e igualdad de oportunidades termina siendo pura retórica”.
Ejemplo de esto es el intercambio de México con España: el 80 por ciento de la exportación es petróleo. Datos de la Subsecretaría de Negociaciones Comerciales de la Secretaría de Economía, con base en información del Banco de México, destacan que México exportó a España 3 mil 583 millones de dólares en 2007. En contraste, las importaciones mexicanas desde España fueron, para ese mismo año, de 3 mil 833.4 millones de dólares.
Aunque el embajador Mendel Goldstein menciona que actualmente operan en nuestro país unas 8 mil empresas europeas, no ocurre lo mismo con las firmas mexicanas en Europa.
El problema, indica el investigador Aguirre Reveles, radica en la forma como se negoció el TLCUEM. “Una de las trampas en estos acuerdos de libre comercio es que se promete una apertura recíproca. Ése fue el caso de México, que abrió todo su mercado de compras de gobierno a las empresas europeas, y quisiera saber cuántas empresas mexicanas participan en el mercado de compras europeo; estoy seguro que ninguna”.
Por su parte, Mendel Goldstein explica que no todos los productos agrícolas se negociaron desde el inicio: “Los negociadores en la década de 1990 querían proteger más algunos productos y convinieron en una cita que ahora llegó; estamos a tiempo para negociar más apertura para otros productos agrícolas. Tener a México como aliado estratégico significa que Europa ve hacia el futuro”.
Persiste la pobreza
Negociado en 1997 y vigente desde el 1 de julio de 2000, para el comercio de bienes y servicios, el TLCUEM estableció que el comercio de servicios tuviera vigencia hasta el 1 de marzo de 2001. Ese pacto estableció un periodo de transición para las exportaciones de bienes que paulatinamente aboliera las barreras arancelarias y todo obstáculo comercial hasta 2005, y para las exportaciones europeas hasta 2007. Ese periodo de ajuste bilateral pretende que el sector de servicios llegue a una total liberalización comercial en 2010.
Al momento de firmar su primer tratado comercial con América Latina, 15 países formaban la Unión Europea. Para México, éste fue su primer acuerdo trasatlántico no sólo comercial sino de cooperación. De acuerdo con el apartado “3.3.2 Pobreza”, del Informe Estratégico Nacional México 2002-2006, en 2000 la pobreza en México presentaba un indicador del desarrollo humano del 0.790.
Al mismo tiempo, ese informe describe que los objetivos globales de la política de cooperación del artículo 177 del tratado con la Unión Europea son: fomentar el desarrollo económico y social sostenible así como la integración fluida y gradual de los países en vías de desarrollo en la economía mundial y la lucha contra la pobreza en esos países.
Para que la Unión Europea aceptara el TLCUEM, expidió la llamada cláusula democrática que incorpora, en todas las políticas internas e internacionales, la misma noción de derechos humanos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, en el Acuerdo con México esta cláusula no es vinculante, es decir, no obliga a ningún gobierno a acatarla. Aguirre Reveles comenta que los miembros de la RMALC, “hemos criticado esa cláusula democrática como retórica”.
55 millones a seis años
El Acuerdo Global México-UE establece diversos proyectos de colaboración a través del mecanismo de cooperación multianual conocido como Country Strategy Paper, firmado el 7 de junio de 2007. Ya se aplicó el correspondiente al periodo 2000-2006 cuya meta para el periodo 2007-2013 es: “Consolidar y expandir los programas de cooperación que se emprendieron en el periodo anterior”. Esto, a través de tres sectores prioritarios: cohesión social, competitividad y desarrollo económico, educación y cultura. (NE)