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Trasnacionales como Maseca, Cargill, Archer Daniels-Midland, Wall Mart, entre otras, tendrán mayor control en el mercado alimentario del país, a partir del 1 de enero de 2008, advierten especialistasLa eliminación de barreras arancelarias en la importación de maíz, frijol, leche en polvo y azúcar, desde el 1 de enero de 2008, profundizará la crisis agroeconómica que inició con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), advierten especialistas.
Y es que desde hace 14 años, México se ha convertido en un país deficitario en la producción de granos básicos, lo que genera incertidumbre en el mercado mexicano, explican investigadores.
Estimaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos indican que “las exportaciones agrícolas de Estados Unidos a México pasaron de 3 mil 476 millones de dólares entre 1991 y 1993, previo al TLCAN, a 7 mil 516 millones de dólares en el último trienio, lo que representa un incremento de 116 por ciento”.
Mientras, el Centro de Estudios de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano calcula que, tan sólo en los primeros cinco años de tratado comercial, “las compras totales de granos a Estados Unidos y Canadá fueron de 58.8 millones de toneladas, lo equivalente a dos años de la producción nacional y a 757 millones de dólares. Estos números significan el presupuesto del Procampo para 10 años”.
Entre las asimetrías que provocaron la caída del sector agrícola en el país se encuentra el elevado otorgamiento de subsidios a los productores estadunidenses, que han generado quejas ante la Organización Mundial de Comercio.
De acuerdo con el informe Los subsidios agrícolas en los países del TLCAN, elaborado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, el dumping y los subsidios que emplean los socios comerciales de México, “son los que más han afectado el desarrollo de nuestro sector agropecuario, ya que han generado una competencia desleal entre los productores de los tres países”.
Argelia Salinas Ontiveros, adscrita al Instituto de Investigaciones Económicas (Iiec) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) agrega que este panorama es “desventajoso” para los productores mexicanos ante los de Estados Unidos y Canadá. Y esto, destaca, traerá “importantes repercusiones sociales y políticas”.
Los mecanismos
El CEFP precisa que entre las principales formas de subsidios que otorga Estados Unidos a sus productores agrícolas se encuentran los pagos para el sostenimiento directo de los ingresos y las polizas subvencionadas de seguros contra siniestros. Además, entrega apoyo directo a las exportaciones o ayudas indirectas y créditos preferentes, entre otros.
La investigadora del Iiec dice que contrario a ello, en México se entrega un “subsidio asistencialista”, que representa uno de los principales obstáculos para competir con los socios comerciales.
Las cifras del CEFP estiman que, en 2006, el gobierno de Estados Unidos otorgó subsidios directos e indirectos a cada productor por 150 dólares promedio por hectárea; mientras, en México fueron 45 dólares por hectárea, y en Canadá, 52. Esto “refleja la desigualdad que prevalece entre los tres socios comerciales del TLCAN”.
Además, ante la caída de los precios internacionales de algunos cereales en 2004, Estados Unidos eliminó de cuotas al tabaco, sustituidas por un pago único cada 10 años; estableció un fondo de compensación de pérdida de ingresos para los productores lecheros, hasta 2007; y los pagos a productos como el aceite de oliva, lúpulos, algodón y tabaco se incorporarán gradualmente a los esquemas de pago único a partir de 2006.
Por su parte, Canadá introdujo en 2004 el Programa de Ingresos Agrícolas para otorgar pagos extraordinarios a los productores agropecuarios de ese país.
El órgano de estudios de la Cámara de Diputados calcula que en el periodo 2004-2008, el gobierno estadunidense subsidiará, de acuerdo con la Ley Agrícola de 2002 (también conocida como Farm Bill), con más de 150 mil millones de dólares a sus productores, mientras que en México no excederán los 27 mil millones de dólares.
Salinas Ontiveros apunta que en México sólo las trasnacionales como Maseca, Cargill, Archer Daniels-Midland, Wall Mart, entre otras, son las que tienen “mayores recursos financieros, tecnológicos y de mercado. Los pequeños y medianos productores quedan desprotegidos ante la liberación arancelaria, pues no tienen capacidad para competir con Estados Unidos”.
La especialista lamenta que “el Estado mexicano ha reducido sustancialmente el apoyo real a los productores, pues no cuentan con apoyos para la compra de semillas o fertilizantes, y a ello se suma que los precios en los servicios de comercialización y almacenaje son elevados”.
Por ello, urge a que el Ejecutivo instrumente políticas reguladoras para evitar la devastación del campo, ya que “el neoliberalismo es una doctrina que los países capitalistas avanzados intentan aplicar plenamente en otros países, pero cuidando sus propios mercados”.
La caída de los precios
Víctor Suárez Carrera, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), coincide con la investigadora y agrega que las trasnacionales Cargill, Maseca y Bachoco ya se preparan para acaparar y castigar al mercado nacional.
El dirigente de la ANEC explica que, semanas antes de que se eliminaran todos los aranceles, estas empresas no habían querido comprar a los nacionales, y 5 millones de toneladas de maíz blanco se encontraban sin comercializar en Sinaloa. “Esperaban la apertura total para poder importar maíz a menor precio”.
Cargill, Maseca y Bachoco rechazaron suscribir compras anticipadas de maíz blanco en el esquema promovido por Aserca (Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria), que estimaba colocar al 30 de Noviembre pasado 3.5 millones de toneladas con los compradores.
El programa de Aserca tuvo como plazo para el registro de contratos el 30 de noviembre, pero fracasó. De los 3.5 millones de toneladas programados, sólo lograron comercializarse 250 mil toneladas para compradores pecuarios y Diconsa.
Suárez Carrera asegura que con estas acciones “estamos viendo el poder de las grandes empresas, y que el gobierno mexicano no puede más que suplicarle, para que participen en las compras de maíz nacional, darles beneficios fiscales o subsidios a través de Aserca.
“El próximo año, definitivamente, no habrá certidumbre en la comercialización. Vamos a ver el derrumbe de los precios para el productor e incremento al consumidor; pasividad del gobierno, complicidad e inoperancia”, dice.
A finales de 2006, Aserca entregó 14 millones de pesos en subsidios a Cargill, para la comercialización del grano, previa crisis en el precio del maíz. El monto asignado fue el mayor entregado por concepto de exportación a países africanos (Contralínea 81).
El flete que Cargill transportaría a Mozambique fue de 30 mil 522 toneladas de maíz blanco; mientras, Comercializadora Profesional Mexicana, SA de CV, recibió 7 millones 390 mil 639 pesos para la transportación de 19 mil 974 toneladas del grano, y a la Gradesa, SA de CV, se le otorgaron 5 millones 228 mil 843 pesos para el traslado de 14 mil 132 toneladas.
Escasez de frijol
Otro de los productos que estará a expensas de los movimientos del mercado internacional es el frijol, segundo de importancia en la canasta básica de los mexicanos, que hasta hace dos años registraba pérdidas fiscales por 161 millones de dólares, luego de que las autoridades mexicanas omitieran el cobro arancelario a las importaciones de Estados Unidos y Canadá, revela un estudio de la Universidad Autónoma Chapingo (Contralínea 77).
En su tesis doctoral Competitividad del frijol en México, la investigadora Alma Ayala Garay asegura que las pérdidas son consecuencia de un “descuido” de las autoridades mexicanas, quienes no protegen los intereses de los campesinos del país.
Ayala Garay dice que el país ha perdido autosuficiencia en la obtención del cultivo y expone que en la década de 1960 México no tenía necesidad de importar el producto sino, por el contrario, en 1966 alcanzó a exportar 102 mil toneladas y todavía en 1978 fueron 130 mil toneladas.
No obstante, “a partir de 1980 México se convirtió en importador de este producto y actualmente es el sexto país comprador en el mercado internacional, y Estados Unidos es su principal abastecedor”.
Ante la crisis que ha lastimado a este sector, Víctor Suárez Carrera presume que los productores del grano pretenderán exportar a países como Venezuela, en donde podrán colocar su cosecha a mejor precio. “Esto provocará mayor escasez de frijol y, en consecuencia, especulación y elevación de precios. Vamos a tener desorden, desequilibrio e incertidumbre que va a perjudicar al consumidor y al productor”.
Amenaza contra lecheros
Ante la inminente liberación arancelaria, el Frente Nacional de Productores Lecheros (FNPL) advierte que, junto con otras organizaciones campesinas, continuarán el cierre de la frontera con Estados Unidos.
Álvaro González Muñoz, dirigente del FNPL, asegura que en los 13 años que lleva de aplicarse el TLCAN, 200 mil ganaderos han dejado de comercializar leche fresca, porque no hay mercado. “Para los productores de leche, ya no es un riesgo”, considera.
“La apertura comercial llegó con prácticas de devastación que el gobierno ha permitido a unos cuantos industriales. Hace 10 años, en México se estaban importando 150 mil toneladas de leche en polvo anualmente y 10 mil toneladas de preparaciones alimenticias (leche en polvo combinada con suero).”
Con la aprobación de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, vigente a partir del 18 de junio de 2007, en la que no se contempla la figura de preparaciones alimenticias, la combinación de leche con suero aumenta en su importación a 180 mil toneladas sin pagar arancel, lo que permite a los grandes empresarios incrementar su mercado.
Esta práctica, dice el dirigente del FNPL, “la utilizaron muchísimo los industriales para meter leche al país, obviamente en detrimento de ganaderos nacionales. De continuar con más acciones como ésta, advierte, vamos a desaparecer los 150 mil pequeños y medianos productores”.
Argelia Salinas Ontiveros, académica de la UNAM, concluye que el TLCAN no es sólo una cuestión comercial.
—No se trata solamente de dar salida a los excedentes de los productos agropecuarios. En un plano estratégico, aquél que provea de alimentos al resto del mundo poseerá la más afinada arma para influir en sus políticas internas.
Programas promovidos por el gobierno de Estados Unidos
• Programa de Préstamos para Productos Básicos. Permite a los productores agrícolas de ese país suspender pagos por los préstamos de reembolso limitado para los productos. Sus cultivos quedan a disposición de la Corporación de Créditos para Productos Básicos, cuando los precios del mercado son inferiores al tipo de préstamo
• Programas de Préstamos de Comercialización. Están destinados a sostener los ingresos de los productores agropecuarios, pero no los precios del mercado. Bajo estos programas, los productores agrícolas reembolsan el préstamo a las tasas de interés del préstamo original o bien, a la tasa de reembolso del préstamo si ésta fuera más baja. La diferencia entre las dos tasas constituye el subsidio a los productores (beneficio por préstamo de comercialización)
• Pago Anticíclico de Sostenimiento de los Ingresos. Esta forma de subsidio se introdujo en la nueva Ley Agrícola de Estados Unidos y proporciona ventajas importantes en función de los precios para los productos que están comprendidos en dicho Programa, como el maíz, siempre y cuando el precio efectivo de éstos sea inferior a su precio indicativo y a diferencia de los pagos anteriores en concepto de asistencia por pérdida de mercados. Los pagos anticíclicos dependen de los precios, la superficie histórica sembrada y los rendimientos
• Programas de seguros. Estos programas son otra forma de subsidios a los productores agrícolas en Estados Unidos y tienen el propósito de reducir las consecuencias financieras de la incertidumbre ante cambios climáticos que pudieran afectar los cultivos, así como proteger a los agricultores contra las pérdidas de ingresos, incluyendo las derivadas de una caída en los precios o en los rendimientos. En estos casos, el gobierno paga la totalidad de las primas por pérdidas de producción debidas a catástrofes naturales y caída de los precios.
• Subvenciones a las Exportaciones de Productos Agropecuarios. En este mecanismo de apoyo a los productores se incluyen 13 grupos de productos agrícolas, incluyendo los cereales, y en 2005 se estima que ascendieron a casi 425 mdd; en tanto que las subvenciones efectivas a la exportación ascendieron ese mismo año a 52 mdd, ligeramente inferiores a los 53 mdd otorgados en 2003. Esta reducción es resultado de los compromisos del gobierno estadounidense con la OMC
• Programa de Garantía de los Créditos a la Exportación (GSM-102). Es el principal Programa de fomento a las exportaciones agrícolas en Estados Unidos y a través de él se otorgan créditos con plazos de amortización entre 90 días y 3 años
• Programa Intermedio de Garantía de los Créditos a la Exportación (GSM-103). Considera créditos con plazos de amortización más amplios que el anterior y van de tres a 10 años.
Programas promovidos
por el gobierno mexicano
• Programa Alianza. Está cofinanciado por los gobiernos de los estados y los productores agropecuarios. Estos apoyos se proporcionan a la inversión y a los productores.
• Procampo. Mediante este programa se desembolsan pagos a agricultores seleccionados, dependiendo de la superficie cultivada a partir de un periodo histórico o las condiciones en las que los agricultores utilizan sus tierras de cultivo, los niveles de producción o para programas de protección ambiental.
• Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA). Creado en 1991 para soportar la comercialización en el sector agropecuario, con el fin de compensar temporalmente a los productores por las deficiencias estructurales y por las asimetrías en los apoyos y las condiciones de producción de los competidores extranjeros• Subsidios en Tarifas y Precios de Bienes Energéticos. Con base en la Ley de Energía para el Campo, se otorgan diversos estímulos en precios y tarifas en los energéticos (gasolina, diesel, combustóleo y energía eléctrica) que se emplean directamente en actividades agropecuarias. Los principales subsidios son al diesel y gasolinas para actividades agropecuarias y los apoyos a los costos de producción al concepto de energía eléctrica de uso agrícola. (ER)
Publicado: Enero de 2008, año V, No. 60