Vivir un proyecto de vida en el aquí y el ahora

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Proyecto de vida. Se dice fácil, sin embargo se trata de una cuestión no solo complicada sino muy profunda. Todos podemos entender el concepto de proyecto y el concepto de vida, cada uno por separado, pero cuando ambos conceptos están implicados en una sola idea, ésta puede ser bastante angustiante. Un proyecto, todos lo sabemos se refiere a una serie de actividades que llevamos a cabo, organizadas en el tiempo con la finalidad de cumplir o lograr una meta. Todo proyecto inicia con una idea, un anhelo, algo que imaginamos y pensamos o creemos que es realizable, de modo que es necesario detallar los pasos, los tiempos, los medios necesarios para poder llevar a cabo el proyecto. Y la vida, bueno, esa creo que todos sabemos qué es, y en este caso hace referencia a la existencia propia. Si quisiera definir en un primer intento qué es un proyecto de vida, me atrevería a decir que es el conjunto de acciones y conductas que elegimos para lograr aquello que anhelamos llegar a ser en un futuro lejano. Sin embargo, esto a mí me deja un poco atónita, e incluso me corta un poco la respiración. Podemos decir también que un proyecto de vida es el sentido que le daremos a nuestra existencia, aunque esta última idea me deja más perpleja que la anterior. Porque no puedo evitar el tener una tormenta de preguntas de forma casi instantánea. ¿Qué sentido?, ¿Acciones?, ¿qué acciones?, ¿Qué conductas?, ¿Por qué hay que darle un sentido a la existencia?, ¿llegar a ser?, ¿dónde?, ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿futuro lejano?

1.-LarissaGuerreroF148

Por Larissa Guerrero*

A ver, tengamos tranquilidad. Lo primero será entender que la vida del ser humano es temporal, que nos desplegamos en el tiempo lo que nos hace ser personas biográficas. Esto quiere decir que cada uno de nosotros forjamos día con día nuestra vida y vamos escribiendo en el libro de nuestra existencia personal la biografía propia. Esta famosa biografía o como también me gusta llamarla, narrativa personal, la escribimos queramos o no. Y no me refiero a literalmente escribirla, sino que vamos dejando en el pasado una memoria vivencial que incluso contamos. La narrativa personal está conformada por todas las acciones, empresas, situaciones, circunstancias que hemos y vamos viviendo. Y en mi opinión este es un hecho irrenunciable porque como seres humanos somos seres históricos. Esto supone que somos lo que fuimos, lo que se es y lo que seremos. Somos una ecuación conformada por el pasado, el presente y el futuro. Además de lo anterior, la vida humana es vectorial, esto quiere decir que la vida se vive con dirección, sentido y de forma longitudinal es decir trayectoria. Y queramos o no, así es, lo planeemos o no, así acontecerá. De modo que ante esta realidad existencial tenemos dos opciones: vivir la vida como se vaya presentando sin planes, objetivos, metas, etc., que a este tipo de vida le suelo llamar la vida del Hakuna Matata, o vivir la vida a partir de un proyecto de vida personal, lo que implica planear, tener objetivos, metas, acciones prediseñadas, tiempos, etc. A este tipo de vida se le denomina una vida planeada. ¿Cuál de las dos causa mayor conflicto existencial? Para mí ambas. Porque la vida en sí, acontece en lo presente y el proyecto de vida en lo futuro, una ya es en el instante preciso, incluso cuando lo pensamos ya es pasado, y la otra, es un plan de vida que no se sabe con certeza sí llegará o llegaremos. Ambas desde mi perspectiva causan angustia, una por no saber qué va a suceder y la otra por no saber si sucederá lo que queremos suceda. ¿Existe un punto medio entre un camino y otro? Pienso que sí, y me atrevo a decir una barbaridad, el éxito de la vida vectorial está en planear un proyecto de vida que se viva en el aquí y el ahora. ¿Qué diantres significa esto?, pues que es válido hacer planes a futuro de acuerdo a un paradigma imaginario que nos marca una situación de vida ideal, buena y feliz pero que, en el aquí y el ahora, se está dispuesto a cambiar de opinión, que el momento presente al vivirlo con intensidad nos dota de flexibilidad, confianza, seguridad, al saber que estamos viviendo lo que se tiene que vivir disfrutando el presente sin la angustia del futuro, y a la vez tener una fuerte confianza en que lo que planeamos para el futuro llegará por un camino u otro.

La esencia del tema es que la meta es principalmente ser feliz, lograr una vida buena, tener amigos, familia, paz, belleza, unidad. Todo ello no depende de una posición económica, una carrera específica, un trabajo importante, carros, cuantas de banco, etc. El problema es que si nuestro proyecto de vida está fundado en las exigencias sociales, en el tener más que en el ser, y todas nuestras acciones se dirigen a conseguir a costa de lo que sea lo material, en efecto, sacrificaremos lo más importante, el presente, el aquí y el ahora, el cual está construido por los pequeños detalles del día a día, por los amaneceres, las puestas de sol, las risas de los amigos, los abrazos de la familia, las oportunidades que se nos presentan, lo que en efecto tenemos. Muchas veces sufrimos más por lo que no tenemos que lograr gozar lo que se tiene. A veces no vemos las maravillas y la belleza de lo que está en frente por estar idealizando un futuro mejor. La noticia es que si no tenemos un presente mejor, no habrá un futuro mejor y por ende nunca tendremos un pasado mejor.

No tienen nada de malo ser visionarios e imaginar y planear el porvenir, tener metas, luchar por ellas, tener anhelos magnánimos; tampoco tiene nada de malo ser del aquí y el ahora, saber que la existencia se da en tiempo presente, y disfrutar la vida como viene, como es. Los seres humanos tenemos esa capacidad de salir del propio espacio y tiempo e imaginar lo que será, pero hay que recordar que la vida vectorial que vivimos se forja de segmento en segmento, y lo que importa es darle un sentido y una trayectoria que nos lleven a crecer y a ser cada vez mejores. La vida es un lienzo en blanco, y tal como sucede al artista que imagina y proyecta su obra, y a veces, la obra sale completamente diferente a lo que había imaginado al inicio, porque el artista supo utilizar las eventualidades, los accidentes, supo incorporar el caos, improvisar, y al final le queda una obra más bella de lo que había imaginado, porque el artista sabe que gozo cada momento de su creación; de la misma forma debemos forjar nuestra vida, gozando cada paso. Un paso a la vez pero son sentido y trayectoria.

Directora de investigación y proyectos en el Buró de Ingeniería Humana y Desarrollo y Responsabilidad Social

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