Donald Trump alista informe sobre primer año de su administración

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La Habana (PL) El presidente Donald Trump pronunciará el 30 de enero su primer discurso sobre el estado de la Unión, oportunidad para evaluar la gestión en un año marcado por acuerdos internacionales cancelados, escándalos y una disfuncional relación con el Congreso.

Como es usual, esbozará además la estrategia de su administración en materia de política interna y exterior, lo cual despierta inquietudes si se tiene en cuenta la forma en que el Gobierno republicano se ha manejado en estos ámbitos en apenas 12 meses.
El aniversario de la investidura del Trump como presidente 45 de Estados Unidos, el 20 de enero, coincidió con el cierre parcial del Gobierno, debido a la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos para conciliar un plan de gastos federal.
Pero el hecho reveló las disfuncionalidades de un sistema político basado en el bipartidismo, agravadas por la presencia del magnate inmobiliario en la Casa Blanca cuya personalidad belicosa y desafiante complica y polariza, según expertos, cualquier negociación.
El senador demócrata por Delaware, Chris Coons, aseguró a mediados de enero que mantener el sistema bipartidista en el Congreso se hace cada vez más difícil con el presidente Trump quien, a su juicio, inflama los desacuerdos en lugar de aplacarlos.
Asimismo, el líder de la minoría demócrata en la Cámara alta, Charles Schumer, consideró que acordar cualquier asunto con el gobernante es como negociar con gelatina.
Para muchos, el magnate inmobiliario trajo un estilo caótico al funcionamiento del Ejecutivo estadounidense, algo que el senador republicano Bob Corker definió como “una guardería de adultos”.
A ello se suma una relación tensa con su propio equipo de trabajo, de los cuales casi una veintena de altos cargos abandonaron o fueron despedidos en el periodo.
Entre ellos sobresalen el exjefe de estrategia de la campaña electoral y exasesor, Steve Bannon, el director de comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, el jefe de Gabinete, Reince Priebus, y el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn.

LOS 365 DÍAS QUE ESTREMECIERON LA CASA BLANCA

Una peculiaridad de los últimos 12 meses ha sido la relación de Trump con la red social Twitter, donde suele comentar sobre casi cualquier asunto con matices y comentarios que casi siempre desatan la polémica.
Pero su tono incendiario también se reflejó en la relación con los principales medios de prensa, contra los cuales suele arremeter y acusa de publicar fake news -noticias falsas-, cuando estas no son de su agrado o cuestionan su comportamiento.
Aunque su popularidad ronda el 35 por ciento, el índice más bajo para un presidente en la historia reciente del país, según disímiles encuestas, al gobernante parece complacerle la cancelación de reglas, medidas y acuerdos de administraciones pasadas, sobre todo los adoptados por su predecesor, Barack Obama (2009-2017).
Muchas políticas del mandatario republicano suscitaron gran rechazo internacional, como la decisión de sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París (2015) sobre cambio climático y el reciente reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
Abandonó iniciativas comerciales como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), un área de libre comercio que integran Japón, Vietnam, Chile, México, Perú, Australia, Brunei, Canadá, Nueva Zelanda, Singapur y Malasia.
Con respecto a México y Canadá, queda por ver si el jefe de la Casa Blanca decide excluirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), según prometió en caso de que no considere favorable el actual proceso de renegociación.
A ello se sumó la reversión de muchos pasos del proceso de normalización de relaciones iniciado con Cuba en diciembre de 2014, y la decisión de no certificar el cumplimiento por parte de Irán del acuerdo nuclear que la nación persa alcanzó en 2015 con seis potencias mundiales, entre otros temas.
La administración acaba de emitir la Estrategia de Defensa Nacional que prioriza el enfrentamiento a supuestas amenazas externas como Rusia y China por encima del terrorismo, algo rechazado por Moscú y Beijing y leído como un intento de revivir la Guerra Fría y disparar una nueva carrera armamentista.
Con anterioridad, Washington elevó la retórica belicista hacia la República Popular Democrática de Corea y su programa nuclear, lo que incrementa los peligros de un enfrentamiento atómico con impredecibles consecuencias para la humanidad.
Hacia lo interno, la principal arremetida contra el legado de su antecesor fue el intento de derogar infructuosamente la ley de reforma de salud conocida como Obamacare.
No obstante, logró echar abajo numerosas normas ambientales aprobadas por el ejecutivo anterior, dio luz verde al avance de los polémicos oleoductos Dakota Access y Keystone XL -pese al rechazo de grupos ambientalistas- y redujo la extensión de monumentos nacionales.
Aunque muchas de sus promesas de campaña siguen sin cumplirse, Trump insiste en que México deberá pagar por la construcción de un muro que, a su juicio, frenará la llegada de inmigrantes y drogas desde el país vecino.
En diciembre, el republicano se anotó su primer triunfo legislativo al aprobarse una histórica rebaja de impuestos, que si bien de momento beneficia a la clase media con subidas de salarios, es considerada un regalo para los más ricos y las corporaciones.
La decisión de eliminar a partir de marzo de 2018 el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) ha sido ampliamente criticada, al punto de convertirse en uno de los motivos del cierre parcial del Gobierno el 20 de enero.
La Casa Blanca anunció el fin del estatus de protección temporal para más de 200 mil salvadoreños y nicaragüenses, lo cual los obligará a abandonar el país antes de mediados de 2019; en noviembre hizo lo mismo con unos 50 mil haitianos acogidos tras el terremoto de 2010.
El 11 de enero durante una reunión con legisladores para abordar el tema migratorio, el líder del Ejecutivo cuestionó por qué Estados Unidos debía aceptar a inmigrantes de Haití, El Salvador y naciones africanas que calificó como “países de mierda”, en vez de favorecer la entrada de ciudadanos de otros lugares como Noruega, según reportó el diario The Washington Post.
Las ofensivas declaraciones vertidas por el jefe de la Casa Blanca, y confirmadas por el senador de Illinois, Dick Durbin, único demócrata en la reunión, suscitaron una ola de rechazo a nivel mundial de gobiernos, líderes políticos y grupos de la sociedad civil, quienes criticaron a Trump por su lenguaje racista y xenófobo.
Cabe recordar que a poco de instalarse en la Casa Blanca, el magnate firmó el controvertido decreto para impedir la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de Irán, Somalia, Sudán, Siria, Yemen y Libia.
“Creo que el Islam nos odia”, adujo en marzo de 2016 el entonces candidato presidencial durante una entrevista con la televisora CNN.
Trump sigue sin poder desprenderse del tema de la supuesta injerencia de Rusia en los comicios de 2016, razón por la cual el Congreso nombró al fiscal especial Robert Mueller, a fin de investigar una posible colusión de la campaña republicana con funcionarios rusos.

LIDERAZGO DE EE.UU. EN DECLIVE
Trump ha cumplido con su eslogan de campaña America First -Estados Unidos Primero-, a la hora de adoptar muchas de sus decisiones, ignorando los llamados de líderes mundiales, incluso aliados tradicionales de este país, y de muchos sectores norteamericanos.
Como reflejo, el primer año de la administración Trump es también cuando la opinión sobre el liderazgo de Estados Unidos a nivel mundial cayó del 48 al 30 por ciento, su punto más bajo en casi dos décadas, mostró un sondeo de Gallup.
La calificación es incluso inferior al 34 por ciento registrado en el último año del segundo mandato del expresidente George W. Bush (2001-2009).
En los próximos meses, la Casa Blanca deberá enfrentar estos y otros asuntos controversiales y el presidente tendrá que referirse a muchos de ellos cuando presente su informe sobre el Estado de la Unión.
Por ahora, muchos aguardan a las elecciones legislativas de noviembre cuyos resultados revelarán el impacto en las filas republicanas de la estancia de Donald Trump al frente de la Casa Blanca.

* Por Luis Brizuela Brínguez, periodista de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.