¿Nochebuena? ¿Navidad? Nada para celebrar

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Me siento frente a una de las víctimas. Una de las personas más cercanas al triple homicidio. Acordamos tener una conversación sobre lo ocurrido. Una entrevista que arrojara algo de luz sobre las tinieblas de la injusticia que oscureció su mundo para siempre. Un encuentro con su dolor.

Por Luis Hernández Martínez*

Nunca lo supo. Pero antes de la primera pregunta me disculpé por reabrir la herida. Por revisitar su tragedia. Y así comenzamos la charla.

Sin más, generosa, expresó…

¿Qué puedo decir? Son muchos años ya. Una eternidad para mí. Vamos para cuatro años. Aún seguimos luchando para alcanzar justicia. O algo parecido a ella. Me pregunto una y otra vez por qué los asesinaron. ¿Dinero? ¿Solo por dinero? ¡Cuánta miseria! (https://www.altadireccionjuridica.com/post/impunidad-o-corrupci%C3%B3n)

La persona señalada como autora mediata del triple homicidio está en prisión preventiva. La tuve frente a mí en los juzgados ubicados en el Reclusorio Norte. Inexpresiva. Todo el tiempo de la audiencia evitó mirarme. Su comportamiento provocó en mí sentimientos difíciles de explicar. Ira, dolor, repugnancia… Tantas emociones. Todas a la vez.

En esa ocasión, el juez otorgó tres meses al Ministerio Público para que llevara a cabo la fase de la investigación complementaria. Ese mismo día nos quedó claro que latía la posibilidad de ampliar dicha etapa por 90 días más. ¿Te imaginas? ¡Medio año de zozobra! Un tiempo legalmente válido para que también la defensa de la presunta responsable robusteciera sus pruebas, argumentos y caso (https://www.altadireccionjuridica.com/post/luchar-contra-la-injusticia).

Seis meses en los que tendríamos que hacer todo lo humanamente posible para evitar que nuestros testigos cambiaran de opinión con respecto a presentarse en el juzgado para ofrecer su testimonio. Que no desaparecieran por temor a represalias. Un periodo gigantesco para evitar que nuestra tragedia quedara sin eco en la sociedad. Que nuestra pena perdiera atención social y mediática.

Son tantos los problemas en el país y tan poca la ética de algunos informadores. Cuando recién capturaron a la presunta responsable nos buscaron todo tipo de reporteros, conductores, canales y programas de televisión. Sin pudor difundieron una y otra vez las imágenes de mis seres queridos asesinados. Lucraron con nuestro dolor, sin remordimiento (https://www.altadireccionjuridica.com/post/sin-paz-ni-justicia).

“Todo con el propósito de informar a la gente”, dijeron. Mientras sumaron puntos raiting con nuestra tragedia para captar la atención de su audiencia fuimos útiles. ¿Pregúntame quién nos buscó después? ¡Nadie! Esos días resultaron insufribles. Afortunadamente, el juez no amplió el plazo de la investigación complementaria, tal y como temíamos. No lo hizo.

Gracias al trabajo de nuestros abogados, y también al criterio y razonamiento del juzgador, la justicia ya no tendrá tiempo extra para patear el bote. No sufriremos tres meses más la

angustia de saber qué pasará con nuestra búsqueda, con nuestra tragedia. Nos citaron en la semana posterior a la Navidad. Ahí estaremos. ¿Qué ocurrirá? No lo sé. Entiéndeme. Tengo claro el acto procesal, pero no su desenlace.

Así que atravesaremos otro periodo de festividades decembrinas con el sabor de la injustica. Otra Nochebuena sin mis seres queridos. Sin mi mundo. Una amarga Navidad que ahora trae bajo su sombra la promesa de que ascenderemos un paso en la escarpada montaña llamada justicia (https://www.altadireccionjuridica.com/post/una-escarpada-monta%C3%B1a-llamada-justicia).

* El autor es abogado, administrador, periodista y educador. Es perfeccionador y experto en compliance en Alta Dirección de Empresas y docente a nivel posgrado en materias de innovación, negocios, mercadotecnia y derecho.

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