Lana del Rey: No es otra tonta chica del pop

Cortesía de OCESA
Cortesía de Ocesa

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La artista volvió a México y enloqueció al Foro Sol con su talento vintage y alma atormentada.

Por Vicente Gutiérrez

Adolescentes que visten de blanco, llevan lentes rojos de corazón, moños y flores en la cabeza como hippies, los hombres portan playeras de Lana del Rey en todo tipo de circunstancias, me llama atención una donde replica a Dios o la de una bruja a punto de morir, en su mayoría son adolescentes.

Después de verla en el Foro Sol, donde alrededor de 65 mil personas le rindieron pleitesía a su diosa, su virgen, la mujer que logró hacer del dolor y el sufrimiento algo cool, puedo decir que es una estrella alucinante.

“Solo se trataba de sobrevivir y agregar un poco de glamour”, le dijo la cantante a la revista Rolling Stone hace unos años.

“Luce triste, pero hazlo de una manera que te haga lucir sexy. La depresión y la tristeza se convierten en algo que solo es válido si puedes lucir bien…. Eso que los jóvenes conocen como “sad girl aesthetic” (https://mixedzine.myportfolio.com/un-analisis-hacia-lana-del-rey), leo en una de las miles de páginas que existente alrededor de Lana del Rey, donde le aplauden pero también le critican que haya hecho del dolor algo que podría ser un gran show… ¡y lo es!

Bésame fuerte antes de irte. Tristeza de verano. Solo quería que supieras. Que, amor, eres el mejor, dice una de sus canciones más famosas “Summertime Sadness”, el tono sombrío de muchas canciones, la felicidad parece que se aventó por la ventana de un octavo piso.

Lana del rey es peligrosa, pero no por hacer apología del suicidio, el dolor o el sufrimiento, al contrario, es peligrosa para la gente que no quiere oír y niega que la gente sufre, que la depresión existe y es un animal feroz que se encuentra al acecho de cualquiera, tal vez por eso, la cantante, se ha vuelto para muchos como una guía espiritual, alguien que les abrió la puerta para poder hablar del dolor que cargan en sus entrañas.

Lana del Rey es una estrella muy cercana a Janis Joplin o Amy Winehouse, sus influencias son Cobain, Allen Ginsberg y hasta Frida Kahlo, otra alma atormentada por el dolor, ella carga en su música el lado oscuro de la humanidad, ella no es “otra tonta chica del pop”.

Su talento es enorme, tiene una voz impresionante, va del pop al rock, pasa por el soul y vuelve al country, grita, danza, embruja, hipnotiza, para ella, no hay imposibles.

Después de verla en el Foro Sol, vestida de novia, arropada de sus coristas y grandes músicos, puedo decir que estamos frente a una mujer que se convertirá (¿o ya lo es?) en una leyenda difícil de descifrar.

Relaciones tóxicas, el amor, el dolor, la mujer, el hombre, las drogas, la fama Estados Unidos, todo cabe en su fantástica novela que cuenta arriba del escenario donde, por momentos, parece levitar mientras los aplausos, los gritos y las luces de los celulares de sus fans la reclaman.

Lana del Rey debe tener un alma vieja, la estética de su shows es vintage y tiene un sabor a melancolía, nostalgia, tristeza, pero curiosamente, provoca alegría, paz, lágrimas y a nadie deja indiferente.

La cantante parece vivir en un sueño o tal vez una pesadilla de la que muchos quieren ser parte. No, no es un concierto sombrío, es más como estar en un trance, donde su voz, los suaves movimientos y su belleza….hipnotizan.

No es nada raro escuchar ¡Lana, hermana, ya eres mexicana! Mientras ella sonríe de manera misteriosa y hasta baja de su púlpito para saludar a sus feligreses que le agradecen, se toma selfies, la besan, le dan un Doctor Simi y hasta la bandera de México.

Se escucha, Born to Die, uno de sus éxitos: No me hagas sentir mal, no me hagas llorar

A veces el amor no es suficiente y el camino se vuelve difícil. No sé por qué. Sigue haciéndome reír, vamos a drogarnos… Elige tus últimas palabras, esta es la última vez. Porque tú y yo. Nacimos para morir.

La ceremonia continúa con Lana del Rey que conecta con sus discípulos, aquí, no hay tiburones bailando, pelotas flotando en el escenario o fuegos artificiales, aquí, estamos en una especie de trance musical donde todos sufrimos pero al mismo tiempo nos sentimos salvados por la magia de una cantante que ha sobrevivido a todo y que se despide con la palabra “FIN” en el escenario, no son necesarias más palabras: la misa de Lana del rey ha terminado y los demonios vuelven a casa, a nuestras vidas.