Basquetbol, la apuesta para perder… pero con la que algunos ganan

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¿Por qué en el basquetbol “profesional” mexicano se apuesta para perder?

Porque en este deporte, cuando los jugadores pierden – sin liderazgo y sin un proyecto a largo plazo – algunos ganan. Me refiero, por supuesto, a quienes se aferran al control y a los acuerdos en este deporte que sólo benefician a unos cuantos que lo mismo controlan a la selección nacional que a las ligas del deporte ráfaga. Injusto, bajo cualquier perspectiva, para niños, niños, jóvenes y chicas que han cifrado sus esperanzas en el baloncesto para seguir estudiando, para salir de la pobreza y para triunfar.

Bajo el control oligopólico que se hace presente en el basquetbol “profesional”, los sueños de la niñez y la juventud en México no tienen expectativas claras de realizarse. ¿La razón? Llegar a un equipo profesional en México o fuera del país, o ser seleccionado es, claramente, un golpe de suerte y no resultado de un sistema que con trasparencia y justicia promueva el talento. Y no es que a las mexicanas y a los mexicanos les falta talento, el problema es que el embudo lo controla un grupo de personas con claros intereses económicos. Ese embudo, por lo tanto, resulta cada día más estrecho. Para ellos, el baloncesto es un patrimonio personal y hasta familiar.

Un buen reportaje de investigación ataría muchos cabos sueltos. Aquí las preguntas de investigación ¿Quién controla la Asociación de Basquetbol? ¿Quién controla la agencia que representa a los jugadores? ¿Quién hace trámites ante el Instituto Nacional de Migración? ¿Quién decide quién sí y quién no patrocina el baloncesto? ¿Quién descarta a aquellos a quienes observa como competidores o peor aún a quien identifica como un riesgo para mantener el control que mantiene al basquetbol mexicano en el terreno de los perdedores? ¿Quién festeja que una Selección Nacional que logró regresar a la Copa Mundial “gane” en el grupo de los perdedores? En nuestra anterior entrega, decíamos que la Selección Nacional de Baloncesto perdió de manera contundente frente al pequeño país de Lituania con tan sólo 2.8 millones de habitantes. Es pequeño en población y extensión territorial, pero enorme en talento y pasión por este deporte, lo que confirma que en el baloncesto – como lo demostró la Selección Mexicana al regresar a las duelas mundialistas después de casi una década – el factor que marca el ascenso o descenso es el liderazgo y la transparencia. Así que perder frente al pequeño país de Lituania debería ser una lección porque también ganaron frente a la potencia estadounidense.

De acuerdo con el periodista Francisco Ávila, quien publicó en Infobae, el baloncesto para Lituania es el equivalente a una religión, es un fenómeno contracultural que va más allá de la práctica de un deporte y que está relacionado con la identidad nacionalista.