Basilea I, II, III y la siguiente temporada

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 42 segundos

Suena a saga cinematográfica o a una exitosa serie en streaming pero en realidad no es ni una ni otra, aunque sí es interesante y seguramente algunos colegas del sector financiero particularmente bancario rápidamente la identificaron y nos referimos a lo que se conoce como el Comité de Basilea.

 

Este Comité se denominaba originalmente Comité de Normas Bancarias y Prácticas de Supervisión cuando se creó a fines de 1974 por los representantes de 10 bancos centrales, motivado principalmente por la quiebra del banco alemán Bankhaus Herstatt y los efectos sistémicos que esto derivó. Posteriormente, ese G10 creció y actualmente aglutina a 45 instituciones y ha emitido diversas disposiciones y criterios con estándares bancarios particularmente en materia de suficiencia de capital a los cuales se les ha identificado para efectos prácticos como Basilea I (julio de 1988 y adecuaciones posteriores), II (junio de 2004 y adecuaciones posteriores); y III (septiembre 2008 y adecuaciones posteriores).

En términos generales, la finalidad de este comité es que con base en múltiples estudios realizados, las experiencias compiladas de diferentes casos de fallas bancarias y sus efectos consecuentes en los sistemas nacionales e internacionales, así como las opiniones de los reguladores, bancos centrales y demás participantes relevantes en tales sistemas, se revisen las normas vigentes e implementen mejoras en tales estándares de manera que este tipo de riesgos se mitiguen y en la medida de lo posible, se evite que vuelvan a presentarse. No hay que perder de vista que cuando se actualiza el supuesto de una falla bancaria sistémica (como la que se vivió en México en 1994, USA 2008 y actualmente, algunos casos relevantes en USA en 2023), tienen costos multimillonarios que impactan las finanzas públicas, los mercados y en general a la economía de los países y en ocasiones del mundo. No es cosa menor el tratar de evitarlas.

En otras palabras, estos criterios conforman parte de la columna vertebral que le dan solidez a los sistemas bancarios nacionales y al internacional. Hace poco, con motivo de las fallas de Sillicon Valley Bank, Signature Bank y otras instituciones, leía un artículo en el que se afirmaba que los bancos son instituciones que están diseñadas para fallar y que por lo tanto no son seguras. Sin entrar en más detalle al respecto, simplemente baste decir que si así fuera, entonces en USA de las aproximadamente 4,700 instituciones bancarias que tienen, quebrarían más de las 25 entidades que en promedio fallan al año (sumándose también cada año al universo bancario las de nueva creación), porque si esa fuera su finalidad, que ineficientes son en lograr su objetivo. Pareciera más una visión subjetiva que una afirmación sustentable con seriedad.

Sin embargo, y no obstante que desde Basilea I se han incrementado los requerimientos de capital para las instituciones bancarias, mismos que posteriormente se han seguido aumentando; la realidad es que las crisis de USA en 2008 y otras que se han presentado, evidencian la necesidad de continuar con las tareas de revisión, análisis y modificación de tales normas actualizándolas y adecuándolas a las realidades y riesgos detectados

Cabe señalar que usualmente estos procesos globalizados de revisión regulatoria terminan siendo ejercicios multidisciplinarios que se desarrollan por diversos actores en diferentes ámbitos y momentos pero que finalmente se encuentran relacionados de alguna forma u otra. Por ejemplo, las adecuaciones que se han hecho a Basilea III tienden a cubrir el enfoque a riesgos sólo para bancos, al igual que las reflejadas por el COSO (Committee of Sponsoring Organizations of the Tradeway Commission) III y sus últimas adecuaciones de 2017, también enfocadas al control interno, así como la identificación y administración de riesgos de las empresas no bancarias.

Pero, qué sucede cuando después de contar con toda esta estructura regulatoria, normativa e institucional, de todas formas vuelven a actualizarse supuestos de falla bancaria como las que se han presentado en USA o incluso en Europa. Como todo proceso es perfectible y debiera identificarse la causa raíz respectiva para poder generar el nuevo marco normativo para prevenir futuros contagios. Es como el caso de las vacunas, hay temas ya muy conocidos y otros que implican nuevos retos y por supuesto nuevas vacunas, y en el peor de los casos, el contagio debido a la no aplicación de vacunas ya existentes. Basilea III, no es distinto a ello.

El Comité de Basilea está actualmente en ese proceso y según publicaciones recientes, según lo manifestado por Pablo Hernández de Cos, presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea y actualmente Gobernador del Banco Central de España, pareciera que la tendencia es enfocarse a riesgos detectados en el corto plazo y varios también en el mediano plazo y que tienen características estructurales, enfatizándose de antemano que no es momento de complacencias y retrocesos regulatorios. En términos generales:

  1. En materia de riesgos emergentes el Comité continuará identificando las vulnerabilidades del sistema bancario, incluyendo los impactos por aspectos geopolíticos, efectos estanflacionarios y contagios transfronterizos de los sistemas bancarios (sobre todo a raíz de las fallas más recientes);
  2. Reiterando la importancia del reforzamiento de las funciones de supervisión ya que se siguen identificando bancos que no están cumpliendo con los estándares vigentes en materia de gestión de riesgos y gobierno corporativo, incrementar la eficacia de las acciones correctivas inmediatas cuando el regulador detecta apalancamientos y gestión de vencimientos fuera de parámetros, y en general, respuestas rápidas en la actualización y modificación de la regulación para que sea aplicada con oportunidad;
  3. Igualmente, el Comité desarrollará propuestas de regulación relacionada con la digitalización de las finanzas, incluyendo temas de inteligencia artificial, aprendizaje automático, operaciones con criptoactivos y posible emisión de monedas estables;
  4. El monitoreo de la implementación y supervisión de los principios emitidos el año pasado en relación con el clima y sus contingencias, identificados como Principios para la gestión y supervisión efectivas de los riesgos financieros relacionados con el clima; y
  5. También se desarrollarán principios de supervisión actualizados sobre las prácticas de subcontratación de los bancos y su dependencia de proveedores de servicios terceros; entre otros.

En suma, sin perjuicio de todos los trabajos que se están llevando a cabo y se desarrollarán en estos años, se considera que una efectiva aplicación y observancia en todas las jurisdicciones de los estándares de Basilea III incluyendo las adecuaciones de 2017, debiera brindar los soportes necesarios para mantener los sistemas bancarios nacionales e internacional, sanos y con la solidez necesaria; y de ahí la importancia en enfatizar las acciones de supervisión al cumplimiento.

 

Luis Bartolini Esparza
Consultor regulatorio financiero en
Mijares, Angoitia, Cortés y Fuentes, S.C.
Twitter: @LBartolini

 

También te puede interesar: Semáforo de alerta por actividad del volcán Popocatépetl cambia a amarillo fase 3