“México aún carece de modelo financiero”, Juan Guichard, presidente de Banco Invex

Juan Guichard, presidente y fundador del Grupo Financiero Invex
Foto: Ruben Darío/Fortuna

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México necesita un sistema financiero eficiente que tomé el ahorro financiero de la sociedad y lo canaliza de alguna manera a la inversión. Esa es la bancarización real.

En entrevista con la revista Fortuna, Negocios y Finanzas, el presidente de Invex, Juan Guichard, quiere dejar a un lado la discusión sobre el origen del capital de los bancos que operan en el mercado mexicano

“No veo si es nacional o extranjero. Ese es otro tema. Yo, en cambio, pienso en un sector financiero al que le hace falta crecer más para apoyar el dinamismo del país”, dice el financiero heredero de una estirpe de migrantes franceses que en México construyeron empresas en el sector de financiero, industrial y en el comercio, por sólo mencionar algunos.

Fue en el siglo XIX, desde los Alpes del sur de Francia, cuando una impetuosa generación de franceses hizo de México su hogar y motivo de iniciativas empresariales. Guichard, de esta forma, mexicano de nacimiento y financiero con una profunda vocación que ya se extiende durante las últimas tres décadas, es parte de una familia de emprendedores que en el sector bursátil encontraron una veta de oportunidades para generar nuevos servicios de asesoría en la llamada banca privada.

Y así, como sucedió cuando la primera generación de los barcelonette de Francia llegó a México, Guichard sigue observando oportunidades que en México dentro del sector financiero no están del todo atendidas por la banca.

Dos décadas después…

Han pasado 20 años desde que los inversionistas de Invex, bajo la dirección de Guichard, obtuvieron la autorización para operar una casa de bolsa que en 1993 colocaría parte de su capital accionario en la Bolsa Mexicana de Valores.

Fue en la época en la que los empresarios del sector bursátil llegaron a la banca. Después de todo, tras la nacionalización de los bancos en el gobierno de José López Portillo, los llamados “casabolseros” eran lo más cercano a un banquero, desde la perspectiva del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Esa etapa, sin embargo, quedó estigmatizada por los rescates que debió asumir el gobierno federal ante los problemas crediticios generados por la gestión un grupo de expertos en el mercado de valores que no conocían el negocio del crédito y que incurrieron en riesgos excesivos.

Ese, por supuesto, no fue el caso de Invex porque ellos no compraron un banco que necesitara sanearse. Los inversionistas de este grupo optaron por ser parte de la ronda de licencias bancarias que otorgó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en un intento por fortalecer la arquitectura financiera con más jugadores nacionales.

No obstante, la crisis devaluatoria de diciembre de 1994 y, sobre todo, los créditos cruzados y problemas de insolvencia en la banca provocaron que las autoridades financieras observaran en la apertura del sector financiero a la inversión extranjera la opción más viable para capitalizar a este sector estratégico para la economía nacional.

Así, ya en 1998 los tres bancos del sistema crediticio nacional no enfrentaban restricciones para ser gestionados por completo por instituciones financieras del exterior.

Fue entonces, a partir de 1995, cuando la regulación bancaria comenzó a modificarse para hacerla más compatible con estándares internacionales, incluyendo reglas contables, requerimientos de capitalización, lineamientos prudenciales para otorgamiento de crédito y, por supuesto, administración de riesgos. Tal vez, reflexionan analistas del sector, aquel momento marcó como prioritario lo urgente y no lo importante: salvar a la banca de una crisis y de la insolvencia.

Lo mejor del negocio bancario

Invex, un sobreviviente de ese capítulo y también de las regulaciones aprobadas para hacer frente a la extranjerización de la banca, tomó lo mejor de los dos mundos. Hoy, muchas de las estrategias de Invex se ubican en ámbitos del sector financiero que se dirigen a impulsar a los emprendedores, a financiar infraestructura y al manejo del patrimonio de sus clientes para generar mayor riqueza. 

Guichard repite una frase que parece ser una de sus favoritas pero que también revela la preocupación de lo que está sucediendo: “El sistema financiero y bancario que hoy tenemos es uno de medio pelo y sirve para un país de medio pelo”.  Sin embargo, agrega, México necesita más que eso, de eso no hay duda.

“Necesitamos un sistema financiero mucho más rico en participantes. No todo es una sucursal, no todo es un cajero o una tarjeta de crédito. Un sistema financiero eficiente es aquel que toma el ahorro financiero de la sociedad y lo canaliza de alguna manera a la inversión. Y esa es la bancarización que está faltando. Que es la que genera el desarrollo, riqueza y patrimonio”, dice enfático Guichard.

De esta forma, sin importar el origen del capital, las autoridades y los participantes del sector deberían cumplir con el mandato social de un sistema financiero.

Por ello, a Guichard tampoco le agobia el argumento de algunos críticos de la extranjerización que ven una amenaza en la concentración del capital y en las políticas crediticias que se dictan desde filiales del exterior. “Para nosotros no es un problema, al contrario es una oportunidad para un banco con Invex que observa en qué áreas se necesitan servicios especializados”. 

-¿En qué medida el sector bursátil está cubriendo la necesidad de financiamiento que no está llegando de la banca?, se le pregunta a Guichard sabiendo su debilidad por el negocio bursátil.

Son dos negocios diferentes, afirma. Pero, por ejemplo, concede que en el caso de las Afores, la iniciativa de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) de autorizar la inversión de los recursos de las pensiones en instrumentos como los Certificados de Capital de Desarrollo (CKD´s) dirigió, de manera definitiva, recursos del ahorro interno al sector productivo.

“Yo creo que va más por allí. Lo que nos hace falta es una nueva visión del sector financiero a 15 años de plazo. Tenemos esa oportunidad histórica, en una situación en la que podemos tomar las decisiones no en base a lo urgente sino en lo importante”, enfatiza Guichard.

Y continúa: “Ojalá entendamos esa gran diferencia para desarrollar al sector financiero.

Llegamos a un sector concentrado, extranjerizado, como estamos hoy, no por decisión propia sino por necesidad. Pero ahora podemos ver las cosas importantes más que las urgentes. Creo que es un tema de definición del sector financiero, de saber qué queremos”.

Al final, Guichard se refiere a la necesidad de la política de Estado que se encarga del sistema financiero reconozca las diferencias que provocó la crisis bancaria y las soluciones que se tomaron en su momento para hacer frente a esa nueva realidad.

-¿Entonces, el modelo financiero está inacabado?  

-Dime ¿cuál es? No sé cuál es. Lo que sí sé es que es un sector indispensable que debe tener ciertas características, áreas que están totalmente descuidadas y que para Invex representan ciertas oportunidades. Hacer que el ahorro interno fluya hacia la parte productiva. Un área totalmente descuidada que es el origen de Invex.

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