La incomprensible visita de Trump a México

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 6 segundos

U.S. presidential nominee Trump and Mexico's President Pena Nieto arrive for a press conference in Mexico CityLa noticia comenzó a difundirse la noche del martes 30 de agosto en las redes sociales y la fuente era del medio estadounidense The Washington Post: “el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos vendría a México por invitación del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto”. De inmediato las redacciones de los medios y los periodistas querían confirmar la noticia dada a conocer por el diario norteamericano. El tiempo transcurría y en un primer momento la noticia había sido desmentida pues la Presidencia de la República emitió una declaración diciendo que el presidente de México no tendría un encuentro con el candidato republicano, “como lo divulgó un diario estadounidense” y explicó que “efectivamente el equipo de campaña de dicho aspirante expresó su interés de que Donald Trump sostenga una reunión con el presidente de México, pero hasta el momento no hay agenda”, es decir, “no hay fecha ni hora de un posible encuentro”.

Aproximadamente 10 minutos después mediante un tweet de la cuenta oficial de la Presidencia de la República se leyó: “El Señor @realDonaldTrump ha aceptado esta invitación y se reunirá mañana en privado con el presidente @EPN” e inmediatamente después en la cuenta del candidato republicano se leía: “I have accepted the invitation of President Enrique Pena Nieto, of Mexico, and look very much forward to meeting him tomorrow”.

Así el miércoles 31 de agosto de 2016, se convertería en el día en el que el Señor Trump visitaría nuestro país después de que en la mayor parte de su precampaña y campaña pasó insultando a los mexicanos, diciendo que a Estados Unidos mandamos lo peor de México: narcotraficantes, ladrones, violadores y que por esta razón, en caso de ganar, mandaría a contruir un muro en la frontera con nuestro país y que dicha construcción la pagaríamos los mexicanos.

EEUU-ELECCIONES-LO ULTIMOA quienes trabajamos en los medios, nos tomó con asombro y sorpresa la noticia de la vista del candidato republicano. No alcanzábamos a entender ni a comprender por qué el gobierno mexicano había invitado a Trump y aunque la invitación fue dirigida a ambos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, el candidato republicano fue el único que aceptó la invitación. Dicha noticia por supuesto se convirtió en los temas más comentados en las redes sociales y la mayor parte de la opinión pública manifestó su rechazo y repudio a la visita del magnate gringo a nuestro país calificando el encuentro como “desafortunado” y hasta como “una reverenda pendejada”; incluso los propios medios de Estados Unidos no entendían la pertinencia del encuentro y la propia candidata demócrata, Hillary Clinton se burló del mismo.

La respuesta del gobierno mexicano y la lógica de Enrique Peña Nieto fue que el diálogo debe estar abierto y que frente a la amenzana de que Trump sea presidente, tendríamos que diálogar también con él. Podríamos pensar con la cabeza fría que esta lógica no fue del todo un disparate; siempre he creído que el diálogo es la mejor forma ponerse de acuerdo y es uno de los elementos claves en la construcción de la democracia. Sin embargo ante los insultos, ante las calificativos negativos a nuestros compatriotas, ante las groserías del magnate, su cerrazón y su menosprecio, el diálogo propuesto por Peña Nieto es imposible. No puede haber diálogo con quien insulta, con quien denigra y con quien amenaza y pienso que estas ideas no las alcanzó a comprender el grupo de asesores quienes promovieron la idea de que un acercamiento con Donald Trump podría beneficiar al gobierno Méxicano, a la figura presidencial y sobretodo en vísperas del 4º informe de gobierno.

Quizás una forma enfática, certera y directa de Enrique Peña Nieto en la conferencia conjunta, hubiera amortiguado el golpe que recibió desde que se conoció la noticia de la visita. La crítica se centró en eso y no vimos a un Peña Nieto que le dijera: “México no pagaría el muro”. Vendría después un tweet en donde el presidente escribió: “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”.

Pero el golpe estaba dado y se consumó es misma noche del miércoles 31 de agosto desde Arizona, en donde Trump en un mensaje a sus simpatizantes y por supuesto al presidente Peña Nieto afirmó categoricamente: “México pagará el muro”. Todo lo demás es historia.

Hoy sabemos que la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, no fue consultada sobre la visita del candidato. Quizás su opinión hubiera sido la balanza que inclinara a una negativa de la visita que tendría un alto costo político para el ya de por sí vapuleado gobierno mexicano. Queda esperar las repercusiones que tendrá esta visita y no sé si veremos alguna renuncia de los funcionarios mexicanos que operaron la visita y tampoco veo en México a la candidata demócrata, Hillary Clinton, dialogar con Peña Nieto.

Yo me quedo con una frase demoledora que el cinesta mexicano, Alejandro González Iñárritu, publicó en el diario El País: “Tras este acto y como ciudadano mexicano, Enrique Peña Nieto no me representa más. No puedo aceptar como representante a un gobernante que en lugar de defender y dignificar a sus compatriotas, sea el mismo quien los denigra y pone en riesgo al invitar a alguien que como él, no es digno de representar a ningún país”. No hay más qué decir.

* Periodista y productor.

Correo electrónico: szaragozaa@gmail.com / twitter.com/SalvadorZA