Emociones e Inteligencia Artificial

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Es un hecho que el uso de aplicaciones con IA nos ha facilitado la vida, hasta el punto en que los avances en la materia han cambiado la forma en que nos relacionamos; hoy la red más usada es Facebook, con 2,963 millones de personas.

*Por Lucía Ontiveros, profesora del área de Factor Humano de IPADE Business School

Diferentes modelos de Inteligencia Artificial (IA) forman ya parte de la vida cotidiana de gran parte de la población mundial. 

Algunos ejemplos son Alexa, Siri, Cortana, las múltiples funciones de nuestro smartphone, el GPS, la Smart TV y el comercio electrónico.

También está la ciberseguridad, el cada vez más popular chatGPT y los algoritmos de las distintas apps, por mencionar a los más recurrentes.

El uso de estas aplicaciones nos ha facilitado la vida sobremanera hasta el punto de que los avances de la IA han cambiado significativamente la forma en que nos relacionamos unos con otros. 

Parece claro que las redes sociales han cambiado por completo nuestras relaciones interpersonales, debido a que cada plataforma ofrece una particular forma de comunicación. 

De acuerdo con el Índice Global Digital de We Are Social y Meltwater, las cinco plataformas de redes sociales más usadas hasta abril de 202 a nivel mundial eran Facebook (2,963 millones de personas) y Youtube, con 2,527 millones de personas. 

Le siguen WhatsApp, con 2,000 millones; Instagram, también con 2,000 millones y WeChat, con 1,313 millones. 

Sin embargo, existen un gran número de redes sociales emergentes que la mayoría de los Millenials ya ni siquiera conocemos. 

Causa y efecto

¿Cuáles son las consecuencias de que diariamente y de manera inmediata tengamos la posibilidad de enviar un mensaje privado a quien deseemos? 

¿Cómo afecta a nuestra vida emocional el que podamos comunicar a muchas personas -de manera simultánea- en lo que hacemos, pensamos, y sentimos?

Los autores Robinson y Smith han descubierto que permanecer en comunicación con otros a través de las redes sociales puede aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión.

También incrementar la autoestima, los niveles de alegría, y prevenir la soledad.

Mientras que las interacciones virtuales no tienen los mismos efectos psicológicos que el contacto cara a cara, hay al menos cinco maneras en que las redes sociales parecen ejercer una influencia positiva en nuestra vida emocional: 

-Mantener el contacto con familiares y amigos alrededor del mundo

-Encontrar nuevos amigos y comunidades

-Generar conciencia y apoyar causas de interés social y para el medio ambiente

-Buscar u ofrecer apoyo emocional durante tiempos difíciles

-Descubrir fuentes de información valiosa.

Contrastes

En el reverso de la moneda, las redes sociales pueden promover varias experiencias negativas: pensamientos y emociones como la ansiedad en torno a una supuesta inadecuación sobre la propia vida, y la apariencia, al compararlas constantemente con la de otros,

La adicción a permanecer en línea (y el famoso FOMO: fear of missing out) y el aislamiento, son otros riesgos. 

Adicionalmente, las redes sociales pueden fomentar el cyberbullying o ciberacoso. 

Plataformas como Twitter, hoy X, pueden dar pie a esparcir rumores, mentiras, escribir burlas e insultos, y consecuentemente generar traumas emocionales, especialmente en adolescentes.

Un estudio global realizado en 2022 demostró que el uso excesivo de redes sociales se encuentra correlacionado con enfermedades como la depresión y otros trastornos mentales. 

El fenómeno que también puede desencadenar el uso predominante de las plataformas anteriores es el aislamiento o el descuido de la comunicación y las relaciones afectivas con los adultos mayores.

Este segmento de la población, por lo general, no se siente cómodo (o lo suficientemente hábil), al usar una computadora o un smartphone.

Entretenimiento (y emociones)

Mención aparte merecen las aplicaciones que han cambiado por completo la manera en que actualmente se suele buscar entablar relaciones románticas o afectivas.

Las redes sociales se han convertido en un medio esencial para comunicar lo que pensamos y para expresar lo que sentimos. 

Los seres humanos podemos hacer uso de una computadora (en gran parte) debido a que la computadora puede procesar nuestro lenguaje. 

El procesamiento de lenguaje natural (PLN) o natural language processing es una disciplina lingüístico-computacional que se encarga de estudiar cómo se debe programar a las computadoras para que procesen (interpreten) grandes cantidades de información obtenida a partir del lenguaje natural.

Cuando diferentes modelos de IA tienen las funciones de reconocimiento del habla, resumir documentos, responder preguntas, sintetizar el discurso, traducir, etc., todas emplean PLN. 

La detección de emociones o la ingeniería afectiva forma parte de este PLN, y se ha convertido en un medio para identificar diferentes tipos de estados emocionales tales como «furioso», «alegre» o «deprimido».

Por lo tanto, convendría también estar alertas ante el hecho de que nuestras emociones son interpretadas y medidas como estrategia de marketing. 

Si bien esto no parece influir de manera directa en nuestro bienestar emocional, el hecho de que nos veamos continuamente atraídos por el e-commerce puede llevarnos a perder el control de nuestro consumo digital. 

Sin sustitutos

Estudios especializados también arrojan que las relaciones afectivas entre seres humanos no pueden, ni podrán ser sustituidas por la IA, entre otras razones más profundas, debido a la complejidad de las experiencias emocionales humanas. 

El fenómeno de la creación de vínculos afectivos que algunas personas deciden formar con distintos modelos de IA tiene otras explicaciones de índole psicológico.

Surgen a partir de la simulación de entendimiento y afectividad por parte de estos modelos. 

La supuesta autonomía que presentan estas formas de IA, puede generar interacciones que alivian la soledad, y esto puede llevar a las personas a tomar decisiones desconcertantes.

Nuestro uso de la IA tiene una influencia directa en nuestro bienestar emocional y cuidar de él es importante, ya que a través de diferentes episodios emocionales establecemos juicios, relaciones, tomamos decisiones, emprendemos proyectos, y disfrutamos de la vida.

Mientras más cuidemos nuestra estabilidad emocional, seremos más capaces de enfrentar retos, y adaptarnos al cambio.

*Profesora del área de Factor Humano en IPADE Business School y directora adjunta del Centro de Investigación de Filosofía y Empresa (CIFE).

 Cuenta con un Máster en Filosofía por la King’s College London. Sus áreas de interés académico son: Ética de la Empresa, Teoría del Conocimiento Moral, Psicología Moral, Metaética.

Lucía ha sido Profesora Asistente de Filosofía, University of Nottingham y actualmente es Candidata a doctor en Filosofía en la misma Institución.