Es tiempo cambiar el actual modelo; magros resultados

magros. Revista Fortuna

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La Coparmex hizo su balance de 2017 en el que enfatiza sobre los magros resultados obtenidos en una mejora de la calidad de vida en el país y un crecimiento promedio de sólo 2.2 por ciento de la economía en los cinco años del actual sexenio y una inflación este año que se estima cerrará en 6.3 por ciento.

Por ello, conmina cambiar de modelo para erradicar la visión equivocada, que debemos mantener los salarios bajos para reducir la inflación, por ser cortoplacista y socialmente tóxica, por una que fomente la competencia, eleve los niveles de consumo y en donde crezca clase media.

La semana pasada, el sindicato patronal fue especialmente vehemente en pugnar por la necesidad de tomar acciones fiscales que equilibren las condiciones de competencia tras la reforma tributaria aprobada en Estados Unidos.

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Balance económico para iniciar 2018

El año termina y con ello se vuelve obligado reflexionar sobre los avances y las oportunidades que dejó nuestra economía en 2017.

Hacer un balance objetivo sobre el funcionamiento de la economía requiere analizar múltiples variables, pero sobre todo, identificar puntualmente qué tanto logramos crecer, qué tanto dicho crecimiento se convirtió en más y mejores oportunidades de empleo para los mexicanos, y qué tanto hemos avanzado en crear un mercado interno sólido y sano, donde el consumo y la inversión aumenten día a día la calidad de vida.

En general, el balance de 2017 nos muestra un año caracterizado por resultados magros en crecimiento, una generación de empleo insuficiente, y grandes oportunidades en materia inflacionaria.

Crecimiento económico 

El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) estima que cerraremos el 2017 con una tasa de crecimiento del 2.1 por ciento, ligeramente superior al 1.6 por ciento que se estimaba al inicio del año debido a una sutil aceleración que ha sucedido en el último trimestre.

Este crecimiento representa menos de la mitad de lo que un país como México debiera crecer para generar suficientes oportunidades de ingreso para nuestros jóvenes.

El crecimiento alcanzado en 2017 es mucho menor de lo que esperábamos al inicio del sexenio cuando se logró la implementación de las reformas estructurales. En 2013, por ejemplo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público estimaba que la aprobación de 11 reformas estructurales haría crecer a nuestro país a tasas de entre 5 y 6 por ciento. Dichas predicciones han resultado ser por demás optimistas. En los últimos cinco años, México ha crecido a un promedio anual de tan solo 2.2 por ciento.

Es, ante este crecimiento magro e insuficiente, que Coparmex ha insistido constantemente en la necesidad de aumentar la inversión pública como uno de los motores del crecimiento económico. En el último trimestre la inversión pública creció solo 0.1 por ciento, con algunos trimestres de 2017 en dígitos negativos.

Un México que crezca requiere de inversión en infraestructura y obra pública para reducir los costos de transporte, producción y logística, y con ello aumentar la competitividad.

Generación de empleo

La principal consecuencia del bajo crecimiento económico ha sido que no se han podido generar suficientes empleos formales en 2017.

Las autoridades insisten en regocijarse de que, por primera vez en la historia del país, durante un sexenio se ha superado la cifra de 3 millones de empleos formales creados.

Sin embargo, esto no es, para nada, un logro.

Esta cifra supone un rezago constante en el número de empleos necesarios. Para que México pueda dar empleo a los jóvenes que se incorporan a la vida económicamente activa, sería necesario crear 100 mil empleos al mes. Esto significa que, los 3.4 millones de empleos formales creados en lo que va del sexenio son apenas en 56 por ciento de los estrictamente necesarios.

Aún más preocupante es que los empleos generados no han resultado en un verdadero incremento en la calidad de vida de los mexicanos. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), México y Perú fueron los únicos dos países latinoamericanos -de una muestra de ocho- en donde los salarios reales de los trabajadores bajaron en el último año.

Los salarios reales en las empresas formales en México bajaron 0.9 por ciento, en comparación con un aumento de 1.4 por ciento en el resto de Latinoamérica.

Lo cual es reflejo nuevamente de magros resultados.

El reto es mayor y Coparmex ha sido enfática en demandar que la única verdadera solución para crear más y mejores empleos en la formalidad es reducir la carga tributaria. Lograr el 100 por ciento de deducibilidad en las prestaciones laborales sería un paso sólido en esa dirección, así como lo sería la implementación de reducciones graduales en el IVA hasta llegar a los niveles promedio de la OCDE.

Inflación

El comunicado refiere también a la inflación sobre la que señala de manera especial, no sólo los resultados magros, sino también el enfoque con el que se pretende controlar.

Otra de las constantes preocupaciones del año que cierra ha sido la inflación.

Se estima que la inflación terminará el año al 6.3 por ciento, el nivel más alto desde los años noventa.

Al respecto, ciertos analistas desatinadamente afirman que esto se ha debido a un incremento en los salarios mínimos.

Estudios académicos independientes y análisis hechos por la propia Coparmex han mostrado que el salario mínimo no ha sido la principal causa de la inflación.

La inflación del 2017 se explica por una pérdida de competitividad del peso ante el dólar, ocasionada por la llegada de Trump al poder y la consecuente renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como por los incrementos en el precio de los energéticos que se dieron al inicio del año debido al llamado “gasolinazo”.

La visión equivocada, que debemos mantener los salarios bajos para reducir la inflación, es cortoplacista y socialmente tóxica. Esta visión supone aceptar que México continúe con niveles de pobreza inaceptables, y con un mercado interno carente de efervescencia y capacidad de consumo.

En Coparmex confiamos en que es tiempo de cambiar este modelo de pensamiento que nos ha llevado a los magros resultados económicos que hoy tenemos.

La mejor forma de controlar la inflación no es empobrecer a los mexicanos sino fomentar la competencia. México debe apostar por el crecimiento de la clase media y del consumo.

Entre el 30 y el 40 por ciento de los bienes y servicios de la canasta básica no operan en un mercado competitivo lo que aumenta sistemáticamente su precio. Es por ello que, en términos reales, fomentar la competencia en la producción y transporte de bienes básicos de consumo supondría el mayor y más importante incremento salarial de la historia de nuestro país.

El precio de los energéticos también pudiera ser mucho menor si se generara competencia en la distribución de gasolinas y se invirtiera en un mejor sistema de ductos.

Conclusión

Aumentar la inversión pública, reducir el costo de la formalidad y apostar por el crecimiento de la clase media, son los grandes pendientes que nos ha dejado el 2017.

Medidas como estas ayudarían a aumentar la confianza del consumidor que hoy es más baja que la que teníamos en 2012, poco antes de comenzar el sexenio.  De hecho, actualmente el índice de confianza del consumidor se encuentra en 88.8 puntos, 4 por ciento abajo del nivel de 2015, y 7.5 por ciento abajo del que tenía en noviembre de 2012.

Estas medidas también ayudarían a aumentar la confianza empresarial que corre también una suerte de pesimismo cuando se le compara con el inicio del sexenio. En la industria manufacturera, por ejemplo, la confianza actual es 0.6 por ciento inferior a la de 2015 y 10.2 por ciento a la de 2012.

Pese a los magros resultados de 2017 la Coparmex confía en tener un mejor años 2018.