Es importante llegar, quedarse y evolucionar

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Los cumpleaños son celebraciones por lo general jubilosas, aunque a veces encontramos personas poco dadas a las fiestas y a declarar el número de años que cumple. Estoy convencido de que cada día de vida es la más valiosa oportunidad que tenemos para aprender y compartir nuestros aprendizajes. Bajo esta lógica, días y aprendizajes son la pareja ideal, que va tomada de la mano tanto en los días buenos como en los malos, de los cuales también recibimos lecciones.

Dentro de algunas semanas estaremos cerrando un año más. Nos detendremos en ciertos momentos a reflexionar sobre aquello que hicimos, en las fallas, los aciertos, nuestros logros, en fin. Esta pausa podrá parecer adelantada, porque todavía no es Navidad, pero la hago por un motivo de agradecimiento muy particular, ya que la institución que me honro en dirigir está cumpliendo sus primeros cincuenta años.

Feliz aniversario que nos habla de toda una vida colaborando con las organizaciones para formar a sus mandos intermedios. Se dice fácil, pero si echamos a volar la imaginación notaremos cuán diferente era México hace cincuenta años y que aquella década constituye sin duda alguna, un parteaguas.  Muchas cosas surgieron en aquel entonces e igualmente se dieron acontecimientos que dejaron huella profunda en nuestra historia.

Haciendo una revisión muy rápida, hace cincuenta años México entraba en la etapa de industrialización de la post-guerra. Se crearon nuevas plantas de producción por el rumbo de las colonias Irrigación y Nueva Granada en el llamado Distrito Federal. El poniente de la capital del país comenzó a tomar otra cara y a vivir una nueva dinámica. Empresas como Colgate, Nestlé, Bayer, General Motors, H Steele y Compañía o la Cervecería Modelo, abrieron sus puertas a centenas de empleados.

Nuestro país comenzaba su vertiginoso camino hacia la urbanización, a las ideas cosmopolitas y a ponerse a tono con las nuevas exigencias. Dejábamos de ser importadores para convertirnos en fabricantes.

Al interior de las empresas se vivía una nueva era, la cual catapultó la consolidación de los departamentos de Recursos Humanos, los de Relaciones Industriales y las oficinas de Mercadotecnia. La nueva era hizo obligada la profesionalización de puestos estratégicos como los mandos intermedios.

Mirar el horizonte

En ese contexto se funda en 1968 la institución que hoy dirijo. Una preocupación afortunada concretada por Carlos Llano Cifuentes, quien, junto con un grupo de empresarios mexicanos, también fundaron el IPADE y la Universidad Panamericana.

Fueron visionarios que supieron leer las necesidades de una nación en pleno impulso, que pusieron tiempo y empeño en diseñar una institución que ha participado en el proceso formativo de los mandos intermedios de más de 10 mil empresas, entre las que figuran las principales y más grandes del país.

Por ello, este cumpleaños y esta pausa para reflexionar sobre los logros, es un aniversario que nos llena de orgullo porque hemos participado en la formación de esos personajes sobre quienes recae la responsabilidad de hacer que los engranes de las empresas operen, lo hagan en tiempo, en forma y entreguen resultados. Son cinco décadas haciendo camino, atentos a la evolución tanto de las dinámicas empresariales como del desarrollo nacional.

Evolucionar o morir

Preguntarnos hoy qué que se siente cumplir cincuenta, se traduce en una responsabilidad muy grande, porque queremos seguir siendo parte de la historia, seguir colaborando con las empresas en la formación y perfeccionamiento de sus jefes, supervisores y gerentes.

En esta reflexión de aniversario, una de las mayores lecciones es darnos cuenta que es importante llegar, echar raíces, pero lo que definitivamente determina la permanencia es evolucionar. Saber leer las señales del entorno, ir un paso adelante para responder a las necesidades de las empresas es lo que nos ha valido llegar hasta aquí.

Bien sabemos que el agua estancada se pudre. Así las personas y las empresas requieren oxigenarse para no morir. Nadie puede dormirse en sus laureles y pensar que el hecho de llegar para quedarse lo es todo. Eso es imposible. Si no logramos leer las exigencias de los tiempos y no generamos iniciativas, si carecemos de propuestas, de nada servirá haber llegado.

La empresa es un ente vivo, dinámico y las personas que hacemos las empresas e instituciones estamos llamados a ser el corazón que las impulse para celebrar una larga y satisfactoria vida.

Alfonso Aguilera Gómez*

* Director General de ICAMI Región Centro. Cuenta con una Máster en Dirección de Empresas para Ejecutivos con Experiencia, por el IPADE.