“Joder a México”, ¿el verdadero sentir y pensar del presidente?

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¿Qué pasa cuando una sociedad empoderada es la que decide, mediante el voto, las formas de organizarse, de decidir en qué se usará el presupuesto público o simplemente quién lo representará en alguna organización? Decimos que la democracia funciona. No hay más. Pero, ¿qué pasa cuando el sistema en el que estamos inmersos parece tener fallas y comienza a permear en las personas un sabor a desencanto? Decimos entonces que hay un malestar en el sistema que creíamos resolvería los grandes problemas del país y que la solución nos las daría quizás una cara joven y fresca con un lema de campaña atractivo, acompañado de un enorme marketing político o un hombre que en vez de propuestas, hace comentarios completamente racistas y xenófobos con la intención de ganar simpatizantes y demostrar que el sistema así como lo conocemos no sirve y que él es la única persona que puede repararlo.

Entonces ¿la democracia funciona o no funciona? Creo que la democracia así como la conocemos, no está a discusión. El punto es que llegamos a un límite de desgaste del propio sistema. Basta mencionar los recientes ejemplos en Colombia con el acuerdo de Paz o en Inglaterra con su salida de la Unión Europea. Hoy nos enfrentamos a lo que vivirá la sociedad americana en la elección donde competirán Hillary Clinton y Donald Trump (al escribir esta Arista no sabemos todavía quién será la o el próximo presidente de la nación más poderosa del mundo).

Pero ojo, en la mayoría de los casos las personas no han salido a emitir su voto, a decidir o no el validar el acuerdo de paz; y esto también nos dice algo y nos pone a analizar que las personas simplemente no quieren saber nada de ese sistema que se impone y que al final es el que nos dicta las reglas del juego.1-salvadorzaragozaf156

En nuestro país no estamos lejos de esta realidad. No somos ajenos a los problemas globales porque repercuten en nuestra economía y en nuestra sociedad. Sin embargo, en México parece que nos superamos cada día y algún nuevo asunto nos rebasa; los mexicanos pues, hemos perdido capacidad de asombro. Para muestra un botón: hace unas semanas ante empresarios y periodistas, Enrique Peña Nieto respondió a cuestionamientos sobre el quehacer público como presidente. El primer mandatario utilizó una frase que de inmediato se viralizó en redes sociales, que causó burla y un sin fin de “memes”. Quizás esta frase tan reveladora nos explica el verdadero estado de ánimo de Peña Nieto: “Nadie despierta, un presidente no creo que se levante ni creo que se haya levantado pensando, y perdón que lo diga, cómo joder a México, siempre pensando en cómo hacer las cosas bien para México”.

El presidente reconoce entonces que efectivamente en nuestro país hay un desencanto con el sistema, con su gobierno. Esta frase quedó lejos del discurso de sus primeros años de gobierno; demuestra también que fue un error invitar al candidato republicano Donald Trump a nuestro país o peor aún que miembros de su partido, como el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, están prófugos de la justicia tras revelarse actos de corrupción y quebranto a las finanzas públicas; o el hecho que la economía de nuestro país no va nada bien y que el crimen y la violencia se colocan nuevamente en la agenda informativa que lejos de aminorarse, parece regresar a los niveles del sexenio calderonista.

Traigo todo esto a colación, porque independientemete de las interpretaciones tengamos sobre la corrupción, los ciudadanos, la gente de a pie, estamos indignados con el mal manejo y uso de los recursos públicos. Según la encuesta Latinobarómetro 2016, la corrupción es percibida como uno de los principales problemas en treces países de la región, y en cuatro de ellos: Bolivia, Brasil, Chile y Perú, es uno de los dos mayores problemas que impacta la población.

¿Qué harán las sociedades ante los desencantos en sus gobiernos? No tengo respuesta para este cuestionamiento, pero lo que sí sé es que estamos ante un gran cambio de paradigma y el momento que vivimos es de los más delicados. Hace unos días un buen amigo que tiene un negocio en la Ciudad de México me contaba del problema con las autoridades locales para continuar con el giro de su negocio. Problemas con la delegación Cuauhtémoc (gobernada por Morena), quien a su vez para no tener problemas con el gobierno de la capital, comandando por Miguel Ángel Mancera, decidieron cancelar el evento que tenían y se quejaba (con justa razón) de los problemas entre dichas autoridades y de las “trabas” para operar sus eventos y negocios.

Esto también es muestra de la falta de voluntad de las autoridades locales que con tal de defender su capital político, se llevan a empresarios y ciudadanos y le cierran el paso a la generación de trabajo y empleos en la capital del país. “Estoy considerando irme a vivir a otro estado, porque estoy ‘hasta la madre’ de esta ciudad y de estos gobiernos que le han dado en la madre a los negocios”, remató mi amigo. A este punto de hartazgo y cansancio hemos llegado y vuelvo al planteamiento original: el sistema como lo conocemos está agotado. Todos los órdenes de gobierno en nuestro país están corrompidos y los ciudadanos están desencantados. Y a nivel mundial ocurre lo mismo.

Creo que la frase de “joder a México” de Peña Nieto engloba perfectamente el malestar de la ciudadanía. También creo que efectivamente no se levanta todos los días pensando en hacer mal al país que gobierna. El gran problema es que tras los escándalos de corrupción en su gobierno, de los gobernadores emanados de su partido y también, hay que decirlo, de otros partidos, esas palabras nos hacen completamente sentido y nos los reitera el mismo Peña Nieto con la propuesta que envío al Senado de la República para designar como nuevo procurador de la República y Fiscal General del país por los siguientes nueve años a Raúl Cervantes, personaje que fuera abogado personal del presidente durante su campaña presidencial en el 2012 y además es primo de Humberto Castillejos Cervantes, el consejero jurídico de la oficina presidencial.

Valdría la pena anotar que Angélica Fuentes, ex esposa del dueño de las Chivas, Jorge Vergara, estuvo casada con Cervantes, de quien se divorció por padecer violencia doméstica. “Duré un año casada. Me divorcié porque me golpeó”, contó Fuentes en una entrevista. Entre otras cosas el Fiscal General será el responsable de las indagatorias que se realicen sobre la actual administración una vez que concluya el sexenio. ¿El presidente Peña Nieto se estará blinando en caso de que se descubran más escándalos de corrupción o nos confirma que su frase “Joder a México” demuestra el verdadero sentir y pensar del presidente? Sólo el tiempo nos responderá esta interrogante.

 *Salvador Zaragoza, periodista y productor

 twitter.com/SalvadorZA