Venezuela ante la crisis mundial

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Las medidas de política económica recién anunciadas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez –entre las que destacan la reducción del presupuesto en 6.7 por ciento con base en un precio del petróleo de 40 dólares por barril; la eliminación del gasto suntuario; el aumento del Impuesto al Valor Agregado en 3 por ciento, sin devaluación del bolívar, ni aumento en el precio de la gasolina, acompañado de un aumento del 20 por ciento al salario mínimo– permiten prever un horizonte positivo para el desempeño de la economía venezolana en el contexto latinoamericano.

El contexto económico latinoamericano

En efecto, Lateinamerika Verein –asociación alemana, cuyo objetivo es promocionar las relaciones comerciales y sociales de Alemania y la Unión Europea con Latinoamérica– pronosticó, el 24 de febrero pasado, que América del Sur es la región que irá a contracorriente de la crisis mundial, ya que seguirá creciendo en 2009 a una tasa cercana al 3 por ciento. De los países analizados por esa asociación, los del Mercado Común del Sur –que ahí aparecen y que registran el mayor crecimiento económico– para este año son: Uruguay (4.5 por ciento), Venezuela (4 por ciento), Brasil (3.2 por ciento) y Argentina (3 por ciento).

Las previsiones de Lateinamerika Verein detallan que entre los principales factores que han permitido efectos positivos en las economías de estos países se encuentran: el aumento en el consumo interno, las tasas de inversión, el ahorro interno, las emisiones locales de bonos, la utilización de divisas en la defensa de las monedas nacionales, así como el fortalecimiento de sus bancos centrales.

También se mencionan las exenciones fiscales, los créditos para los mercados vulnerables, las facilidades y las condiciones necesarias para la inversión extranjera y los planes sociales para apoyar a la población desempleada o de escasos recursos. Adicional a esta información, el estudio señala el aprovechamiento del reciente boom económico para ampliar sus reservas de divisas y la reducción de sus deudas públicas y externas.

El futuro del sector petrolero

A pesar de que los cálculos presupuestales de Venezuela se han elaborado con base en la premisa de un precio de 40 dólares por barril, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) estima la estabilización de los precios del energético para el segundo semestre de este año. La estrategia de la OPEP se fundamenta en el cumplimiento de los acuerdos tomados en su última reunión en Orán (Argelia), en diciembre pasado, de rebajar la producción hasta 24.84 MBD (millones de barriles diarios) –4.2 MBD menos que en septiembre de 2008– y decide mantener este recorte hasta el 28 de mayo, fecha en la que se reunirán de nueva cuenta los ministros, decisión tomada el día 15 de marzo en la 152 Conferencia Ministerial del Petróleo realizada en Viena. Esta decisión se tomó, según fue aclarado por la propia organización, con el objeto de ayudar a estabilizar la economía mundial y renovar la demanda del petróleo, ante la muy próxima reunión del Grupo de los 20 (G-20) en Londres.

Aparte de los pronósticos de crecimiento que le atribuye la entidad alemana citada, el Center for Economic and Policy Research (CEPR) de Estados Unidos afirma que, bajo diversos escenarios de los precios internacionales del petróleo –que irían desde los 50 dólares por barril hasta los 90 dólares–, Venezuela tendrá un superávit comercial incluso en 2010 y se encontrará bien posicionada para seguir políticas macroeconómicas expansionistas.

En efecto, en el contexto de la incertidumbre acerca de los precios del petróleo, el CEPR elaboró un estudio denominado Los precios del petróleo y la economía venezolana, en el cual se calcula que Venezuela tendrá un superávit en cuenta corriente de más de 18 por ciento.

Las proyecciones elaboradas por Mark Weisbrot y Rebecca Ray relativas a los precios de las exportaciones petroleras de Venezuela son (citamos textualmente): Con un precio de 90 dólares por barril de petróleo, Venezuela tendría un superávit comercial de entre 46.4 y 55.2 millardos (miles de millones) de dólares o un muy alto porcentaje de 10.5 a 12.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2009; y de 7.2 a 8.7 por ciento del PIB en 2010.

Con el petróleo a 80 dólares por barril aún se obtendría un enorme superávit comercial de entre 8.4 a 10.1 por ciento del PIB en 2009 y de 5.6 a 6.1 por ciento del PIB en 2010.

Con un precio de 70 dólares por barril, este superávit es aún importante, de entre 6.2 a 7.8 por ciento del PIB en 2009 y de 4.0 a 5.2 por ciento del PIB en 2010.

A 60 dólares por barril, este superávit se reduciría entre 3.7 y 5.4 por ciento del PIB en 2009 y entre 2.4 y 3.4 por ciento de PIB en 2010.

Incluso con un precio de 50 dólares por barril, Venezuela tendría en esos niveles un superávit hasta 2010.

Sin embargo, éste es un escenario que se considera extremadamente improbable por economistas que pronostican los precios del petróleo.

En síntesis, todo parece indicar que la estrategia de la economía venezolana ha previsto, con la debida antelación, las acciones en materia de diversificación de sus mercados.

Este comentario viene al caso, en razón de que apenas el 11 de marzo pasado, en una entrevista otorgada al diario O Estado de São Paulo, el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, quien en la actualidad preside una comisión de la Organización de Naciones Unidas que debe presentar propuestas para superar la crisis, recomienda que “los países de América Latina tienen que proteger sus intereses y hacer tratados comerciales con China e India, y diversificar sus mercados domésticos como forma de aprovechar un posible cambio de las reglas de la globalización”.

Finalmente, ante la reciente sugerencia del premio Nobel de Economía, cabe recordar que Venezuela ha iniciado esta estrategia, precisamente con esos países, desde hace varios años. Además de ello, su gobierno ha emprendido, sin demora, una serie de medidas económicas frente a la crisis monetaria y financiera mundial, incluso antes de que se efectuara la reunión del G-20 a inicios de abril, de la cual hasta la fecha no existen indicios de que puedan concretarse medidas que permitan, a los países desarrollados y mucho menos a los del Sur, superar la actual situación.