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El organismo consideró que este año cambió la estructura de la ocupación en favor de la informalidad, “lo que sería preocupante”.
Con base en datos del INEGI, en el primer semestre del 2023 la economía informal representó 24% del valor agregado bruto total de la economía, “su nivel más alto para el mismo lapso desde 2010”, aseguró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
“La mayor participación la ocupan el sector comercio y la construcción que representan el 37.2% y 13.1% de la ocupación informal, respectivamente”, añadió en su análisis económico semanal.
Adicionalmente, “en octubre pasado la población ocupada informalmente sumó 32.9 millones de personas, su segundo nivel más alto desde que inició la serie en 2005, y 55.4% de la ocupación total”.
No obstante su importancia en términos de ocupación laboral, el CEESP consideró que el sector informal es menos productivo. “Con poco más de la mitad de la población ocupada genera sólo el 24% del PIB”.
Según el CEESP, “la información reciente sugiere un cambio en la estructura de la ocupación en este año en favor de la informalidad, lo que sería preocupante”.
“La necesidad de estrategias que estimulen la formalidad es evidente. Para ello, la vigencia del estado de derecho debería fortalecerse, la regulación ser más eficiente y la tendencia de los costos laborales moderarse”, expuso el organismo.
“Quizá el elemento disuasivo de la formalidad laboral más importante son los elevados costos laborales no salariales. Entre contribuciones al IMSS y al INFONAVIT, reparto de utilidades y otras prestaciones, alcanzan alrededor del 40% de los costos laborales totales para las empresas”, alertó.
Añadió que, a la larga, la generación de mayor capital humano de las personas también ayudaría a reducir la informalidad de la fuerza de trabajo. “Respecto a esto, los resultados de la Prueba Pisa del 2022 de la OCDE no son alentadores”.
El CEESP consideró que la crítica y rechazo abierto que se hace de las evaluaciones internacionales es preocupante.
“La prueba PISA no tiene parámetros del neoliberalismo, ni de izquierda, centro o derecha. Es una métrica de lo que es inherente a la existencia humana del siglo XXI: el conocimiento matemático y científico y la comprensión de lectura”, señaló.
Más preocupante aún es el rumbo de la educación básica en el que la “nueva escuela mexicana” prioriza la educación de principios ideológicos en detrimento de la ciencia.
Con estas perspectivas de la educación, la superación de la economía informal y la informalidad laboral “se aprecia aún más difícil”.