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Dado que Taiwan Semiconductor Manufacturing Co Ltd (TSMC) fabrica la mayoría de los chips avanzados del mundo, que alimentan desde los iPhones de Apple hasta los centros de datos de IA de Nvidia, Taiwán se esfuerza por encontrar terrenos para expandir la industria y consolidar su posición como piedra angular en la cadena de suministro tecnológico mundial. Sin embargo, frente a la falta de espacio, países como Estados Unidos, Japón y Alemania le han ofrecido a la isla miles de millones en incentivos para que traslade sus operaciones, lo que podría debilitar la columna vertebral de la economía taiwanesa, según los analistas.
El año pasado, la industria de chips de Taiwán generó unos ingresos de 150,270 millones de dólares, casi la mitad de los cuales procedían de TSMC, en comparación con el PIB de Taiwán, de 704,210 millones de dólares. Aunado a esto, el sector emplea a 327,000 personas y crea 704,000 puestos de trabajo indirectos, según el ministerio de economía.
A pesar de estas cifras, a principios de octubre 40 residentes desafiaron los fuertes vientos para protestar contra los planes de expropiación de sus tierras rurales para la producción de chips de última generación. Dos semanas más tarde, TSMC abandonó sus planes de construir una fábrica como parte de la ampliación del parque científico en el distrito cercano de Longtan, un hecho que animó a los manifestantes y puso al descubierto una de las “cinco carencias” cada vez más tensas de Taiwán.
Las cinco carencias
De acuerdo con medios locales, la industria de los chips se queja desde hace tiempo de las “cinco carencias” de Taiwán: tierra, agua, energía, mano de obra y talento.
Sumado a esto, el rápido crecimiento del sector en los últimos años, que ha disparado los precios del suelo industrial, está poniendo aún más a prueba la capacidad de la isla para mantener a sus preciados fabricantes de chips.
Tras las protestas, incluida una frente a la oficina presidencial de Taiwán, TSMC dijo que “respeta a la comunidad local y a las autoridades reguladoras” y que trabajará con el gobierno para encontrar terrenos adecuados en otro lugar de la isla, que tiene aproximadamente el tamaño de Bélgica.
“Hay muchas opciones y no esperamos ningún impacto en nuestro plan de crecimiento en Taiwán”, dijo la empresa en un comunicado. Por su parte, el gobierno de Taiwán ha dicho que ofrecerá opciones alternativas.
Sin embargo, el ministro de Economía, Wang Mei-hua aseguró a la agencia de noticias Reuters que el terreno disponible es “absolutamente suficiente” para satisfacer las necesidades de la industria añadiendo que ya hay 426 hectáreas para nuevas fábricas de semiconductores en los parques científicos del centro y el sur de Taiwán.
La ampliación de Longtan había propuesto adquirir 159 hectáreas más en el norte, donde tienen su sede TSMC y muchas empresas de chips. El gobierno está obligado a compensar a los propietarios de las tierras a su valor de mercado.
Más allá de la compensación económica
Pero los habitantes de la isla reclaman algo más que una compensación económica; en julio, en la primera audiencia para la expansión propuesta, los activistas desplegaron una pancarta de “alto al expolio de tierras”. Los pobladores argumentaron que la sociedad taiwanesa se ha convertido en una sociedad estratificada.
“La gente rica, la industria de los semiconductores, los peces gordos… pueden poseer tierras, pueden saquearlas. Nosotros, la gente corriente, preparémonos para el desalojo en cualquier momento”.
Los funcionarios de la Administración del Parque Científico de Hsinchu hicieron hincapié en que ofrecerían una compensación justa y señalaron el valor de entre 600,000 y 650,000 millones de dólares taiwaneses en chips de dos nanómetros o menos que se producirían anualmente y los 5,900 puestos de trabajo que se crearían.
Sin embargo, las personas tiene preocupaciones más grandes, ya que en la zona de expansión existen múltiples templos donde se encuentran las tumbas ancestrales de muchas familias.
“Toda nuestra familia se dispersaría” si se derriba el templo, dijo Liao Chen-nan, de 75 años.
“Estas son nuestras raíces (…) Las raíces no se pueden mover”.
Los residentes han seguido protestando, pidiendo que se elimine el proyecto por completo, mientras que políticos de otras ciudades han estado compitiendo por la fábrica avanzada de TMSC.
La empresa se ha topado antes con la oposición de residentes y grupos ecologistas, pero su peso económico como empresa más valiosa de Asia le ha permitido seguir expandiéndose en la isla.
Sin embargo, teniendo en cuenta las limitaciones de recursos de la isla, TSMC también debe expandirse en el extranjero, según declaró este año el vicepresidente senior Cliff Hou.
En diciembre, la empresa triplicó con creces la inversión prevista en su nueva planta de Arizona hasta los 40,000 millones de dólares, pero Taiwán sigue representando el 90% de la producción de TSMC, incluidos sus chips más avanzados.
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