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La crisis de bancos regionales de EUA tras la quiebra del Silicon Valley Bank dio testimonio que instituciones pequeñas pueden desencadenar también colapsos sistémicos. En el más reciente episodio, la primera gran crisis financiera de esta década después de 2008, la tensión tuvo su origen en las altas tasas de interés, lo que prevalece
El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), la entidad supervisora de los bancos centrales mundiales, dijo en su Reporte Anual de este año que el incremento acentuado de las tasas de interés producto de las decisiones de política puso “el foco de atención en los bancos”, en la medida que la banca comercial comenzó a cambiar el precio de sus activos beneficiando sus márgenes financieros netos por las condiciones del entorno.
La mala gestión del riesgo en las tasas de interés, entre otros factores, sin embargo, impulsó la primera gran quiebra bancaria desde la Gran Crisis Financiera de 2008 y 2009.
“Más de la mitad de las pérdidas no se reflejaron en los balances contables a partir del supuesto de que los bancos mantendrían los activos correspondientes hasta el vencimiento”, anotó el BIS en el documento.
Desde finales de 2022, muchos bancos en EUA habían sufrido pérdidas considerables en el valor de mercado de sus tenencias de títulos de deuda, aunque la pérdida de confianza en bancos más pequeños y, por lo tanto, menos regulados, desencadenó una fuga de depósitos iniciado este año, donde sobresalió la quiebra de Silicon Valley Bank, el banco regional que colapsó a principios de marzo de este año.
La economía global gozó de dinero barato durante un periodo prolongado donde además inversionistas acumularon en sus portafolios hipotecas a tasa fija y bonos del gobierno de Estados Unidos de largo plazo, cuyo valor de mercado disminuyó abruptamente cuando empezaron a subir las tasas de interés.
Pese a que los bancos generalmente están obligados a evaluar y gestionar su exposición a los cambios producto de las fluctuaciones en las tasas de interés, incluso bajo escenarios de desplazamiento al alza de la curva de rendimiento, hubo casos donde la proporción de los depósitos a corto plazo, altamente volátiles, junto con el aumento en su sensibilidad a las altas tasas de interés “socavó el riesgo en sus estrategias de gestión”.
En este contexto, el BIS dijo que surgieron crecientes señales de tensión en el sistema financiero a fines de 2022 y principios de 2023, en gran parte por no haber tomado en cuenta tasas de interés más altas.
Anota que si bien el dólar estadounidense se apreció durante el tercer trimestre de 2022, antes de debilitarse moderadamente frente a la mayoría de las monedas en lo que va de este año, la depreciación frente al dólar ha sido mayor para aquellas monedas de países donde la tasa de política aumentó menos que en Estados Unidos.
“El yen japonés y el euro tocaron mínimos de varias décadas. Países donde había comenzado el endurecimiento monetario antes (que en EUA) y donde las tasas de interés habían alcanzado niveles más altos, como México y Brasil, en realidad han visto apreciaciones”, señaló.
El BIS afirma que, en general, las economías de mercados emergentes, incluyendo México, han estado absorbiendo el endurecimiento de las condiciones monetarias de manera ordenada.
Sin embargo, destaca que tasas más altas por parte de los bancos centrales y una supervisión más estricta podrían poner remedio en parte a las debilidades que muestra el Sistema Bancario; “es importante implementar los acuerdos de Brasilea sin retraso”, dijo la entidad que dirige el mexicano Agustín Carstens.