Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 2 segundos
Es el principal antagonista de la superproducción Black Panther: Wakanda forever
Rafael Paz/GacetaUNAM
Cuando Tenoch Huerta Mejía era un adolescente a finales de los años 90 del siglo pasado no tenía en mente ser actor, por ello decidió estudiar la licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón. Sin embargo, el destino tenía otros planes para él, lejos de una redacción y cerca de las luces de un set.
Actualmente, el actor nacido en Ecatepec de Morelos (Estado de México) es el antagonista de Black Panther: Wakanda forever, la superproducción más reciente de Marvel Studios y Disney, película que recaudó más de 330 millones de dólares alrededor del mundo en su primer fin de semana de estreno, y lo ha convertido en una figura mundial.
Durante la reciente décima primera edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos, el histrión recibió el Premio Sin Fronteras, “por su destacada trayectoria y su incansable labor en favor de la inclusión, la diversidad y la visibilidad del talento latinoamericano en la industria fílmica mundial”, como explicó la organización.
Huerta Mejía sostuvo una entrevista exclusiva con Gaceta UNAM, en la que recordó sus días como estudiante, la manera en que sus estudios han enriquecido su carrera actoral y lo que espera de los actuales jóvenes universitarios.
¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la FES Aragón?
Tenoch Huerta: Híjole, un montón. La verdad es que creo que mi vida adulta comenzó en la UNAM. Entré en el 99 a mitad de la huelga, que si bien nunca formé parte del Consejo General de Huelga, sí era simpatizante de sus causas, apoyaba como Dios me daba entender en aquel momento. Creo que este espíritu rebelde de la Universidad siempre se me quedó. Cuando hicimos Güeros (2014) había una manta que decía “ser joven y no ser rebelde es una contradicción”. En el auditorio, ésa es la definición de la juventud latinoamericana. En América Latina siempre se habla de una juventud rebelde. Una universidad que celebra la disidencia y que la promueve es una que siempre va a crecer; porque el conocimiento sin disidencia no se mueve, no prospera, no florece, y la UNAM lo tiene.
Estudiaste comunicación y periodismo, ¿qué de lo aprendido te ha servido en tu carrera?
Para empezar, la carrera misma. El análisis del discurso, de la imagen y demás me han servido un chingo. Desde ahí leo mis guiones siempre, porque no tenía herramientas en términos dramáticos, si no que tenía lo otro: el análisis del discurso. A partir de ahí, siempre los he leído, los he construido, es mi primera aproximación y ahora aplico todos los conocimientos que he ido adquiriendo en mi carrera; pero primero va por ahí.
Eso, por ejemplo, en el método de crear, pero también con el ojo crítico, la experiencia de vida, tener claro quién soy, dónde estoy parado. Desde la conciencia de clase, hasta la de la condición humana. Si no hubiera estado en la UNAM, si no hubiera tenido los profesores que tuve, los compañeros y el momento histórico en el que entré, no sería yo, no estaría aquí contigo.
Tras tu participación en la secuela de Black Panther se han escuchado comentarios de que “llegaste”, que conseguiste la representación e igualdad que buscabas. ¿Es importante seguir luchando por ello desde una industria como Hollywood?
Creo que no se llega a ningún lugar, simplemente son tránsitos, es un espacio y seguirías a otro y a otro y a otro. Siempre la frase de “ya llegaste” suena a un término como una meta final y no hay más movimiento. Uno siempre está en tránsito. Eso, por un lado, por el otro: precisamente, ya estás en ese lugar de privilegio, ¡utilízalo! Si escalaste una de las cumbres más altas, desde allá arriba es más fácil que te escuchen, porque tienes más espacio y visibilidad, pones el privilegio al servicio de causas. Siempre he dicho que tenemos que buscar que los privilegios se vuelvan derechos. Si estás ahí, desde ahí le das.
¿Qué dirías a las y los jóvenes universitarios actuales?
Que le chinguen, le chinguen y le chinguen, el triple y el cuádruple; les va a costar mucho; sobre todo a las morras, les va a costar siempre más, ellas van a tener un pie amarrado por un sistema, mientras más le chinguen y cuando ya no sepan por qué, le vuelvan a chingar. Y cuando ya no encuentren descanso, le vuelvan a chingar. Y cuando ya no tengan motivos, le vuelvan a chingar. Y cuando no sepan por qué levantarse en la mañana, le vuelvan a chingar. Y aunque hayan perdido el rumbo, que le vuelvan a chingar.
Tal vez no van a llegar a ningún lugar, porque el sistema está hecho para que no lleguemos, pero todo el camino y el esfuerzo se van a quedar y, eventualmente, puede que los espacios se abran; y si éstos se abren, por favor, volteen a ver a todos los que estuvieron acompañándolos, miren a los de atrás y traten de mantener la puerta abierta. Utilicen todas sus fuerzas para tenerla abierta y que entre la mayor cantidad de compadres posibles, y que el bienestar sea una condición general y colectiva, y no un privilegio exclusivo de unos cuantos.
También te podría interesar: Para que una democracia funcione necesita haber inflación baja: Carstens