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El organismo advierte que no hay médicos especializados en medicina del trabajo y todo se complica en las empresas de menor tamaño así como en el sector informal.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se dijo preocupada por la situación de seguridad y salud laboral que priva en las empresas mexicanas.
El organismo presentó el Estudio sobre los servicios de salud en el trabajo en México, donde reconoce que nuestro país “cuenta con un marco legal robusto para normar la seguridad y salud en el trabajo”.
Sin embargo, “en la práctica nos encontramos con obstáculos: apenas poco más de la mitad de las empresas cumple con la legislación”.
Peor aún, “la observancia de la normatividad suele ser realizada en su mayor parte por grandes empresas y centros de trabajo de notorio tamaño y participación, mientras que los negocios pequeños suelen verse rezagados en su cumplimiento, como también los trabajadores del sector informal, sobre quienes no hay estadísticas”.
De hecho, la OIT considera que “la proporción de trabajadores en el sector informal en México es alarmante”.
Esto, porque “la informalidad se traduce en la escasez de información referente a la cobertura y calidad de los servicios de salud ocupacional pensados para esa población: no se sabe a ciencia cierta cuáles son sus principales accidentes y/o enfermedades de trabajo, a qué instancias de salud acuden, qué tratamientos reciben ni cuál es el impacto económico y social directo de las afectaciones a la salud de este sector desprotegido de la población”.
Pero, a pesar de la legislación “robusta” en la materia, la OIT reconoce que no existe ninguna disposición ue obligue a las empresas de contar con médicos especializados en medicina del trabajo para atender a los empleados de una empresa.
“Tampoco hay un requisito que comprometa a los empleadores a brindar los servicios de salud en el trabajo; únicamente se les exige contar con un servicio médico y materiales necesarios para la atención cuando se trata de empresas grandes”, lamentó.
Finalmente, la OIT concluyó que “no existe un sistema integrado de seguridad y salud en el trabajo, sino un conjunto de esfuerzos separados realizados por cada instancia que presta servicios en la materia. Esto representa un obstáculo para la garantía de los derechos de salud y seguridad de los trabajadores”.
Por Raúl Castro-Lebrija