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El pronóstico se revisó al alza hasta el tercer trimestre de 2023, pero se sostiene la convergencia a la meta de 3% en el primer trimestre de 2024
La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) incrementó la tasa de interés de referencia del país de 7.75% a 8.50%, esto es, en 75 puntos base (pb), lo que cobrará vigencia a partir del 12 de agosto incrementó por decisión unánime.
El máximo órgano de decisión del Banco Central dijo que las presiones inflacionarias acumuladas por la pandemia y el conflicto bélico continúan afectando las inflaciones general y subyacente, cuando en julio alcanzaron un récord de 8.15% y 7.65%, respectivamente.
Las expectativas correspondientes para 2022 volvieron a incrementarse, al tiempo que las de 2023 y de mediano plazo aumentaron en menor medida; de esta manera, las expectativas de crecimiento de inflación general pasaron de 8.1% a 8.5% en el tercer trimestre y de 7.5% a 8.1% para el cuarto trimestre. Para el 2023, los pronósticos del primero, segundo y trimestre se ajustaron al alza de 6.5% a 7.1%; de 4.4% a 5% y de 3.5% a 3.7%, en cada caso.
Los formuladores de la política monetaria del país indicaron que la inflación global siguió aumentando, alcanzando nuevamente, en algunos casos, su mayor nivel en décadas, en un entorno donde persisten los desbalances entre la demanda y la oferta en diversos mercados, así como precios aún elevados de alimentos y energéticos.
“Entre los riesgos globales destacan los asociados a la pandemia, la prolongación de las presiones inflacionarias, el agravamiento de las tensiones geopolíticas y mayores ajustes a las condiciones económicas, monetarias y financieras”, advirtieron.
En México, a pesar de que la actividad económica en el segundo trimestre avanzó a un ritmo similar al del trimestre anterior, con una recuperación gradual, “se mantiene un entorno incierto, con un balance de riesgos sesgado a la baja”.
Para su decisión de política, el organismo resaltó también mayores retos para la conducción de la política monetaria ante el apretamiento de las condiciones financieras globales, el entorno de acentuada incertidumbre, las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y el conflicto geopolítico, así como “la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación”.
“La Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas.
“Ello, con el objetivo de determinar una tasa de referencia congruente en todo momento tanto con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3% en el plazo en el que opera la política monetaria, como con un ajuste adecuado de la economía y de los mercados financieros”.
Las previsiones hechas por el Banco Central están sujetas a riesgos, que a la alza significan la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; que continúen las presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; una depreciación cambiaria y presión en costos.