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El manejo de las cuentas fiscales sigue implicando ajustes del gasto para sostener apoyos en materia de pensiones, combustibles y proyectos emblemáticos.
La agencia de riesgos crediticios Moody´s Investor Service mencionó el lunes que la forma de ejercer el gasto del presupuesto público en lo que va de esta administración ha implicado ampliar las rigideces estructurales de la economía mexicana, desalentando la inversión y la propia dinámica de recuperación hacía adelante.
Uno de los ejemplos más notables es la ampliación de la deuda en Petróleos Mexicanos (Pemex).
De seguir aumentando, implicaría un deterioro en el pasivo contingente, con una carga de la deuda nacional de hasta 10 puntos del PIB, mucho más alta que la del nivel actual, que en una relación pasivo contingente a PIB coloca en 41%, para llegar a un nivel de 53%, más emparejada a la mediana de los países con el grado de inversión que tiene hoy México, degradado el viernes pasado por la agencia, de Baa1 a Baa2.
En una conferencia de prensa virtual, Renzo Merino, analista principal de Moody´s, explicó que a las amortizaciones de Pemex hay que sumar los crecientes gastos de capital de inversión en proyectos como la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), todos con sobrecostos, y a las que analistas califican de emblemáticas para el gobierno.
Las amortizaciones recientes de Pemex y lo destinado al Capex de la petrolera han promediado entre el 1% y el 1.5% del PIB, lo que implica un mayor gasto para el gobierno federal, mientras que la contribución de los ingresos de Pemex a las finanzas públicas ha disminuido.
Antes de 2018, la contribución neta de Pemex a las cuentas fiscales del País colocaba en alrededor de 2 puntos del PIB, aunque en los dos últimos años “esta contribución neta ha ido disminuyendo a casi estar en balance”, advirtió el experto.
Si bien los ajustes incrementales en las cotizaciones internacionales de petróleo han traído aumentos en los ingresos petroleros de México, y un beneficio particular para Pemex, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado reciente, los ingresos adicionales se han destinado a compensar la pérdida en otros rubros.
Merino puntualizó que el mayor gasto se relaciona con los estímulos fiscales a los precios de los combustibles, derivando en otro tipo de resultados.
“Más allá de este tema de flujo que ha venido aumentando en los últimos años, el manejo de las cuentas fiscales ha implicado que hay un reajuste de la constitución del gasto para poder mantener estos apoyos”, advirtió Merino, en un evento relacionado con la nueva calificación Soberana de México, definida por Moody´s a la baja.
Las pérdidas
El beneficio fiscal que pudo haber obtenido México por un apoyo limitado a la recuperación de su economía tras la Pandemia, tampoco ha sucedido por el aumento de la rigidez del gasto.
Hace menos de 15 años, el presupuesto destinado por el gobierno al pago de las pensiones del Sector Público representaba menos de 2 puntos del PIB. Para 2015 colocaba en 2 puntos del PIB y entre el 2020 y 2021, el gasto hacia pensiones había subido hasta representar 4 puntos del PIB.
Lo anterior implica un aumento más acelerado de los compromisos con las pensiones frente a otros rubros del Sector Público en general, alertó Merino. El Programa de Pensiones no Contributivas para adultos mayores representará una presión adicional en el balance, alertó.
Otro tema que también ha restado efectividad a la estructura de gasto ha sido el aumento de la carga de los intereses de la deuda frente al PIB en un momento en que las presiones inflacionarias han derivado en políticas monetarias restrictivas, con el consecuente aumento en las tasas de interés.
Las obligaciones del gobierno federal, que implica el presupuesto relacionado a la parte social y de pensiones, representa una carga de intereses frente a los ingresos del País de un 11%, contra la mediana de las naciones que ahora colocan como pares de México, de 9.1%. Con el anterior grado de inversión del que gozaba el País, de Baa1, la mediana era de 7.5%, un objetivo más lejano de alcanzar, de acuerdo con Moody´s.
La recuperación de la economía mexicana a una mayor velocidad tampoco ha llegado. Y esto tiene que ver más con los diques para un mejor Clima de Negocios, como lo fue la reforma Energética aprobada por el Congreso.
La política, sin embargo, ensombrece las posibilidades de crecimiento futuro, como aprovechar las ventajas del Near Shoring, la relocalización de empresas con inversiones que originalmente están a kilómetros de distancia.
Aludiendo al intento del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de una reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, que buscaba priorizar el despacho de la CFE, que no prosperó, Merino recuerda que las empresas internacionales no sólo buscan ubicación geográfica, sino certidumbre del suministro de energía para operar, dando realce al suministro de las energías renovables