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Mientras la crisis se profundiza, los partidos políticos no toman con seriedad la economía de la sociedad. Especialistas explican que la mayoría de las organizaciones que buscan el voto de los ciudadanos no ofrecen propuestas creíbles. Y los pocos programas económicos son obsoletos
Los partidos políticos en México se han olvidado de la precaria economía de la sociedad mexicana. Estudiosos de la materia y líderes sociales lamentan que haya ignorancia, desdén y hasta un “claro desprecio” del aspecto económico en los programas de lucha y documentos básicos de parte de los tres principales partidos políticos: de la Revolución Democrática (PRD), Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI).
Ni el “proempresarial” ni el “institucional” ni el que se adjudica la representación de la izquierda convencen en sus “austeros y demagógicos” planteamientos sobre la economía del país, que resultan obsoletos y contradictorios.
“Al parecer, los partidos y sus dirigentes viven una realidad distinta a los más de 100 millones de mexicanos: sólo les interesa la sociedad en tiempos electorales para lograr sus fines; pero en realidad ninguno ha puesto el dedo en la yaga; ninguno ha sido capaz de proponer un nuevo modelo de economía y denunciado el verdadero salvajismo del proyecto neoliberal que está imperando”, dice el maestro Arturo Guillén Romo, investigador del Departamento de Economía y coordinador del posgrado en estudios sociales, de la Universidad Autónoma Metropolitana.
El académico reconoce que la economía mexicana está sujeta a la recesión generalizada en el mundo, pero advierte que la posición de las autoridades es “la de esconder la información y no reconocer que somos un país con ese escenario; los políticos tendrían que ser el puntal de la denuncia y, al mismo tiempo, los actores que propusieran soluciones a un nuevo modelo; sin embargo, es una lástima que no lo hagan”.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, adscrito a la Secretaría de Desarrollo Social, reconoce en su estudio más reciente que 50.6 millones de mexicanos sobreviven con un ingreso no mayor a 43 pesos diarios; mientras tanto, los partidos políticos se encuentran en una etapa de reacomodos, repartiendo las prebendas políticas del pasado 6 de julio.
En su programa de lucha, el PRD pugna por una nueva economía frente a la crisis del modelo actual. Refiere que el sistema mexicano, para ser sustentable y sostenible, requiere de “una planeación democrática del desarrollo que permita: redefinir el papel del Estado y el del mercado; relaciones de colaboración mutua entre las ciudades y el campo; rescatar el ingreso popular y reestablecer los mecanismos del financiamiento productivo”.
Uno de los cerebros del grupo denominado los Chuchos, Jesús Zambrano, sin estar todavía como cabeza de la bancada perredista para la legislatura que habrá de asumir en menos de un mes, anuncia que su partido dará prioridad a un paquete de medidas emergentes para paliar la crisis en la cual se encuentran millones de familias mexicanas.
La primera propuesta en beneficio de la economía, según Zambrano, será “impedir que se impongan impuestos a los medicamentos como lo pretenden algunos legisladores aliados a los empresarios voraces”.
En realidad, lograr el consenso para el paquete anticrisis no será fácil para el PRD, quien ya se encuentra con una fracción inclinada al Partido del Trabajo. Además, las propuestas del sol azteca no logran una separación de la consigna electoral y el encono político. Se puede leer en su proyecto que: “El PRD, a través, de las acciones de gobierno y de la participación de la sociedad, debe construir un sistema económico que propicie el desarrollo de las fuerzas productivas y la resolución de las contradicciones entre el capital y el trabajo. En el marco de la nueva economía se requiere llevar a cabo una revisión y renegociación de la deuda externa, así como la creación de una comisión de la verdad para esclarecer el fraude del Fondo Bancario de Protección al Ahorro, esto permitirá rescatar miles de millones de dólares para el desarrollo independiente y sustentable del país.”
El programa económico perredista se propone redefinir el papel del Estado y del mercado, por lo que se debe fortalecer la función regulatoria del Estado y la creación de nuevas empresas públicas conjuntamente con el fortalecimiento de las ya existentes en áreas estratégicas y prioritarias, como minería, bancos, telecomunicaciones y otros, así como revisar las concesiones en carreteras, puertos y aeropuertos. Todo lo anterior con el objetivo de impulsar “el desarrollo independiente del país”, dice el partido en sus documentos.
Respecto de esas medidas económicas, el investigador Guillén Romo dice: “Las propuestas del PRD también son paliativos: resuelven una parte de las carencias de los pobres, pero no resuelven los problemas generales de la economía. Una política social que no esté encuadrada en una propuesta económica distinta no va a resolver los problemas de fondo”.
El PRD, que representa la tercera fuerza electoral en el país, de acuerdo con los resultados de los procesos intermedios, plantea en su doctrina erradicar el carácter electorero y clientelar de las políticas sociales y de combate a la pobreza.
Al respecto, el académico explica que la clase política está pensando más en cómo aferrarse al presupuesto por los puestos en las cámaras, el presupuesto del Instituto Federal Electoral y los recursos económicos del partido: “En buena medida han convertido la política en un negocio. Después de las elecciones intermedias –la algarabía del 6 de julio pasado–, los partidos no cuentan con una propuesta sustancial para dar salida a la crisis económica del país. La propuesta económica estuvo ausente en todos los institutos políticos.”
El PAN, “en otra frecuencia”
“Al gobierno federal, más que economistas le hace falta sensatez, coherencia, objetividad y reconocer que su modelo económico es obsoleto, ineficiente, sometido”, opina el maestro Arturo Guillén.
En sus principios doctrinarios, Acción Nacional avala en su XVIII Convención Nacional de 1965 un proyecto económico, tomando como ejes principales los siguientes rubros: producción, distribución y consumo para que el hombre forme una base estable en el ejercicio de sus derechos y obligaciones.
“Aun cuando la actividad económica tiene por objeto bienes materiales, por ser una actividad al servicio del hombre, debe estar sometida a la ley moral y a los fines y valores permanentes de la vida humana.
“No cumple los fines de la economía el simple aumento cuantitativo o cualitativo de las cosas, a expensas de la justicia en la distribución del producto de la cooperación social o de las libertades y derechos de las personas y de las comunidades.”
En su justificación doctrinaria y económica, propone el achicamiento del Estado en su participación dentro de la economía. “Para la existencia de un orden económico justo es condición necesaria, pero no suficiente, la libertad de competencia en la actividad de los particulares, limitada de acuerdo con el bien común. La justicia en las relaciones económicas no puede ser resultado ni de pretendidos procesos automáticos, que en la vida real pueden resultar factores de injusticia y cómplices de la prepotencia económica, ni del control totalitario de la economía por parte del gobierno. La justicia en el orden económico exige la recta actuación de los particulares, de las organizaciones ocupacionales, del Estado y de la comunidad internacional”.
Enalteciendo a los dueños del capital, la propuesta panista no duda al decir: “La iniciativa privada es la más viva fuente de mejoramiento social. El Estado debe promover su mejor y más ordenado desenvolvimiento y garantizarlo. En donde la iniciativa privada sea imposible o insuficiente, el Estado ha de urgir la organización de actividades sociales, sin matar, estorbar ni desplazar esa iniciativa, pues en estos casos la acción administrativa oficial resulta agotante y destructora”.
Al respecto, Arturo Guillén Romo comenta que la propuesta de que una economía abierta va a resolver los problemas ha demostrado ser ineficaz, y en algunas ocasiones ésta ha sido causante de muchas crisis como la de 1995. “Se requieren nuevas propuestas de ahorro externo, mercado interno, y exportaciones”.
Para la propuesta panista en la economía mexicana, el Estado tiene el deber de velar para que los frutos de la iniciativa privada tengan carácter social, y de hacer que esa iniciativa concurra siempre en el interés nacional y esté constantemente subordinada al bien común.
“El desarrollo económico debe formar parte de un esfuerzo de elevación humana completa, en el que deben armonizarse y complementarse recíprocamente los aspectos materiales y espirituales; la planeación no debe ser un disfraz económico.”
Para el investigador, resulta absurdo que un partido proponga orden, planeación y no disfraz cuando tienen un subejercicio en el presupuesto en materia de seguridad pública; así “el gobierno y su ejercicio pueden ser calificados de fatales”.
PRI, “lo mismo pero con más rollo”
La propuesta económica del PRI es la más extensa. Luego de 65 años, sus planteamientos cambiaron hace dos sexenios. Hoy critican el neoliberalismo al que ellos mismos abrieron paso con alfombra roja desde la época de Miguel de la Madrid Hurtado, hasta llegar al Tratado de Libre Comercio con Carlos Salinas de Gortari.
Para el mes de septiembre, ya con nueva Cámara de Diputados, se sabrá su postura real en materia fiscal, sobre todo con la tan temida llegada de una propuesta del Impuesto al Valor Agregado para alimentos y medicinas. “Sí hay claras intenciones por parte de empresarios y legisladores, pero de realizarse sería un grave error, sobre todo porque afectaría a grandes masas de la población que están en miseria y con hambre”, advierte el investigador de la UAM.
En su documento Programa de acción del PRI por un nuevo orden económico, desarrollo para la distribución de la riqueza, competitividad y generación de empleos, este partido propone de todo. La propuesta número 50 dice : “Otro componente fundamental de nuestro trabajo será vigilar el buen funcionamiento del sistema de pensiones y de seguridad social tanto del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) como del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y revisar el de aquellas entidades que requieran su actualización. Mucho se ha logrado en los últimos años, sin embargo, falta mucho por hacer para garantizar que todos los mexicanos cuenten con una pensión digna cuando cumplan su ciclo laboral. Este propósito nos llevará a plantear acciones concretas para perfeccionar los sistemas actuales, crear nuevas instancias de seguridad social efectivas, eficientes y transparentes, con una visión de largo plazo y sustentadas en nuestra realidad social y demográfica”.
Ratifica su “invariable apoyo y apego a los principios fundamentales del artículo 123 constitucional y las conquistas sociales de los trabajadores”, y se pronuncia en contra de una reforma a su ley reglamentaria que vulnere los derechos que históricamente ha conquistado la clase trabajadora. Defienden el 123, pero nunca dan una explicación de por qué es letra muerta desde que ellos gobernaban.
Como si se tratara de un escrito irónico y sarcástico, el Revolucionario Institucional se pronuncia por “frenar el grave deterioro en los niveles de vida de la población, ocasionado por la aplicación de políticas económicas contrarias a las que aconseja la vía de desenvolvimiento histórico que hemos determinado los mexicanos”.
Al igual que los otros institutos políticos, dice ser promotor de una reforma democrática de la economía que auspicie el desarrollo acelerado de las fuerzas productivas.
Siendo el partido con más gobernantes en el país y el que más curules ocupará en el Poder Legislativo, el PRI se compromete en su proyecto a orientar la acción de sus legisladores federales y estatales, así como autoridades locales a promover una economía sólida y mejor posicionada dentro de un proceso de globalización más equitativo.
Su extenso programa retoma aspectos como la revaloración del papel del Estado en la economía y pugnan por un estado que actúe como mecanismo de orientación del mercado.
Critican la liberalización comercial en el escenario global como eje central y columna vertebral del modelo económico, porque “éste ha fallado en crear las oportunidades para un desarrollo económico digno y justo para la mayoría de nuestros ciudadanos”.
En forma rasa, el investigador de la UAM retoma parte de las propuestas económicas del PRI para decir: “Los partidos tienen una ausencia general de programas económicos en sus documentos básicos, en sus declaraciones de principios se observa una ausencia de propuestas. No hay un esfuerzo serio para discutir y proponer proyectos concretos para la economía del país, para enfrentar esta crisis, por ejemplo”.
Añade que las autoridades del gabinete económico dicen que la economía sufre las secuelas de un catarrito: “Se nos dijo que pasaría rápido y no fue así; las respuestas de las autoridades económicas de México son lentas y eso lo señalan hasta los propios empresarios, por eso creo que más que economistas en el poder, hace falta que dejen el lugar los neoliberales, porque han demostrado su ineficacia en 25 años”, distancia en tiempo que incluye al PRI.
En uno de sus postulados para la defensa de la economía, el Revolucionario Institucional dice: “Buscaremos activamente fortalecer la capacidad de decisión de la Cámara de Diputados en la distribución y ejercicio de los recursos públicos. Promoveremos que se sancione la simulación y el subejercicio del gasto público, bajo cualquier modalidad, y propondremos nuevos métodos de evaluación y rendición de cuentas de la acción pública para combatir la corrupción y favorecer la transparencia”.
Con este tipo de expresiones, los partidos convencen a sus militantes en sus programas de lucha, sobre todo en materia económica.