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El organismo recordó que los pronósticos para este año y el siguiente son de 2.0 y 2.1%. “Si ello se cumple sería hasta 2023 cuando el PIB total recupere su nivel de 2018 y hasta 2028 cuando el nivel percápita lo haga”..
Luego de registrar n rebote en 2021 —tras la suspensión de actividades por la pandemia de Covid-19— los indicadores en 2022 reflejan que la economía mexicana está estancada, alertó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). +
En su análisis económico semanal, el organismo recordó que, según datos del INEGI, el PIB en 2021 creció solamente 5.0 por ciento. “Esta evolución fue decepcionante al ser menor al de la mayoría de los pronósticos e insuficiente para recuperar lo perdido durante la pandemia”.
“Con este resultado —añadió— el nivel real del PIB apenas recuperó el nivel que tenía en 2016 y en términos percápita es menor en 3.7%”.
Además, el INEGI también informó que, para diciembre, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró un avance mensual de 0.8% “lo que en principio parecería una buena noticia al ser su mejor resultado en los últimos nueve meses”.
Sin embargo “el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) para enero se anticipa una caída de 0.4% respecto a diciembre y un incremento de 0.7% respecto a enero de 2021, con lo que se mantendría su tendencia descendente”.
En la más reciente encuesta de de expectativas de Banco de México “el pronóstico de crecimiento económico de los especialistas del sector privado arroja un promedio de 2.0% para este año y de 2.1% para el siguiente”.
“Si ello se cumple —agregó— sería hasta 2023 cuando el PIB total recupere su nivel de 2018 y hasta 2028 cuando el nivel percápita lo haga de acuerdo con los pronósticos de la encuesta para años posteriores”.
Lo peor es que el estancamiento está acompañado de inflación que se mantiene por arriba del 7% anual, advierte el CEESP. “Preocupa la persistencia de la inflación subyacente, que alcanzó 6.52% en la primera quincena de febrero y fue la más alta desde la primera quincena de julio de 2001”.
Además, “hasta enero pasado ya van cinco meses consecutivos en los que la inflación anual ha sido mayor que las revisiones salariales contractuales. Ello señala una tendencia declinante de los salarios en términos reales con las consecuencias negativas correspondientes sobre el poder adquisitivo de los hogares, que podrían dañar el consumo en el futuro”.
Por Raúl Castro-Lebrija