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El INEGI informó hoy que la inflación de enero de ubicó en una tasa anual de 7.07%.
Por su parte, la inflación subyacente fue de 6.21%, siendo la mayor inflación subyacente anual desde septiembre del 2001 evidencia de que persisten las presiones inflacionarias.
A enero la inflación subyacente lleva 14 meses consecutivos con incrementos, algo no visto desde el periodo de noviembre 1994 a diciembre 1995. En ese periodo la inflación subyacente mostró un promedio de 30.53% anual.
En México, según los analistas de CI banco, la expectativa es que en términos anuales, la tasa general seguirá mostrando moderación en enero con un incremento cercano a 7.0%, desde el 7.36% de diciembre de 2021.
Esta tendencia podría consolidarse en los siguientes meses y finalizar el 2022 alrededor de 4.40%. El problema, sin embargo, sigue siendo el rubro subyacente
Con estas cifras de inflación, dice CI Banco, Banxico debe continuar con su política de subida de tasas de interés. Actualmente, la discusión se enfoca en aumentar la tasa en 50 puntos base (pb) o 25 pb.
“Nuestra expectativa es que sea por 50 pb, que de confirmarse incluyendo el voto de la nueva gobernadora de la Junta de Gobierno, sería una buena señal para enviar a los distintos agentes económicos sobre qué tan comprometida está en evitar que la inflación se vuelva persistente y al mismo tiempo se desmarcaría sobre las dudas existentes en torno a su cercanía con el Ejecutivo. El impacto de la cifra de inflación en México y de la decisión de Banxico tendría impactos positivos, pero limitados y temporales en la moneda mexicana”, destacó CI Banco.
De acuerdo con Banco Base, al menos durante el primer trimestre la inflación general anual de México seguirá encima del 6%, pues las presiones provienen principalmente del exterior ante las disrupciones en las cadenas de suministro, alzas en precios de energéticos y escasez de productos. Además, a nivel local la gran entrada de remesas, pudiera estar ocasionando un incremento del circulante y con eso provocando presiones inflacionarias.
También se espera que la inflación empiece a ceder de manera significativa en el último trimestre del año, si el problema de disrupciones en la cadena de suministro empieza a resolverse y si la liquidez global empieza a disminuir.
Por la persistencia de presiones inflacionarias se estima que Banco de México subirá su tasa de interés el jueves 10 de febrero en 50 puntos base y que este año la tasa de referencia terminará en un nivel de 7%, nivel de donde partió en marzo 2020, cuando la OMS declaró al Covid19 como pandemia.
Incrementos en la tasa de interés desincentivan el crecimiento del consumo y de la inversión fija. Sin embargo, se consideran necesarios para frenar el alza en la inflación. La evidencia muestra que la tasa de interés es efectiva, pero no de manera inmediata, para controlar la inflación.
Países como Turquía, han optado por ignorar la teoría económica, al bajar la tasa de interés a pesar de las presiones inflacionarias. Como consecuencia, la inflación en Turquía es cercana al 50% al consumidor y cercana al 100% al productor.
Otra medida para frenar la inflación sería mediante una menor cantidad de dinero circulante (en manos del público o en depósitos a la vista), lo cual sería equivalente a subidas en la tasa de interés.