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Recientemente compartí que en el segundo trimestre de 2020 (2T-2020) se registró una contracción marcada en el consumo de servicios de telecomunicaciones móviles. Puntualmente, los ingresos de los operadores en este mercado se redujeron 18.3 por ciento en su comparativo anual, al registrar 59 mil 814 millones de pesos durante el periodo.
¿Por qué se contraería un segmento tan dinámico como el móvil? Claramente son efectos de la crisis global de salud, de la pandemia. Si bien el segundo frente sectorial de mayor actividad después del heroico sector de la salud y quienes en él trabajan ha sido el de las telecomunicaciones, que ha sostenido en gran proporción nuestras actividades sociales, productivas, culturales, entre muchísimas otras. Pero también ha sucedido que el tráfico de voz, audio y video que generábamos y cursábamos por las redes móviles, los hemos traído a las redes fijas inalámbricas (WiFi) de nuestras casas, junto con nuestras oficinas, comercios, escuelas, etcétera.
Así, en tan sólo un trimestre, el segmento pasó de generar en el 1T-2020 el 58.9 por ciento del total de ingresos sectoriales, a 53.7 por ciento en el 2T-2020, esto es, una disminución de 5.2 puntos porcentuales.
La estructura del mercado medido en ingresos y en líneas expone las continuadas ganancias extraordinarias que trimestre tras trimestre sigue acumulando el agente económico preponderante, Telcel, y su cuasi-perpetuidad con una anticompetitiva participación de mercado.
Estructura de Mercado en Ingresos y Líneas.
Aun en pleno contexto macroeconómico y sectorial recesivo, Telcel se ha apropiado, tan sólo en el último año, de 6 puntos porcentuales adicionales para llegar a 72.0 por ciento de los ingresos en 2T-2020.
Con ello se ubica a tan sólo un punto de distancia del nivel que registraba al inicio de este periodo de regulación asimétrica. Alarma incluso que después de la revisión pasada y ajuste de las medidas de preponderancia, haya reconcentrado ingresos. Entre 2T-2017 y 2T-2020, pasó de 68.6 por ciento a 72.0 por ciento del total de ingresos móviles.
En líneas también se atestigua desde el año pasado la creciente reconcentración y pérdida en competencia. Entre el 3T-2019 y el 2T-2020, su peso ha pasado de 61.6% por ciento a 63.3 por ciento, 1.7 puntos porcentuales más en tan sólo cuatro trimestres.
Índice de Herfindahl-Hirschman (IHH).
El indicador que mide la concentración de mercado corrobora lo anterior, al mostrar un nivel no sólo por encima del umbral que define una estructura de excesiva concentración de mercado (2,500 puntos), sino que, al 2T-2020 alcanza un puntaje de 5 mil 618, superior a su nivel del 1T-2014 (5,586), cuando se emitió la Declaratoria de Preponderancia.
Asimismo, se identifica un diferencial marcado frente al indicador de líneas, lo que apunta a un fortalecimiento muy marcado en ingresos, que atenta contra una auténtica dinámica competitiva.
Todo lo anterior evidencia la necesidad de robustecer la regulación asimétrica para lograr una estructura de mercado equitativa. Llevamos ya una primera revisión a su efectividad. ¿Y la segunda revisión de preponderancia para cuándo?
Esa es la pregunta que todo el sector hoy se hace, habiendo ya transcurrido más de tres años de la primera.
La exigencia a la luz de estos indicadores es que las medidas lleguen ya y nivelen con efectividad el terreno competitivo, para detonar los efectos de eficiencia y bienestar para el consumidor y para el aparato productivo mexicanos.
Ernesto Piedra, @ernestopiedras, The Competitive Intelligence Unit