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El Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) ha comenzado a desacelerar el paso de los estímulos monetarios ante signos de firme recuperación económica en el país y no ha anunciado nuevas inyecciones de capital al sistema financiero, prometidos hace dos semanas por la institución.
En cambio, el gobernador del banco central, Yi Gang, ha advertido a los mercados que deben comenzar a prepararse para el final de la política monetaria acomodaticia. Las tasas del mercado de dinero en China y los rendimientos de los bonos a 10 años del país han venido incrementando de manera gradual pero firme, sin intervenciones del banco central; señal de una limitada disposición de la autoridad para intervenir.
El grueso del estímulo ha provenido más bien de la política fiscal, tras una emisión récord de bonos especiales para el financiamiento de proyectos de infraestructura por parte de gobiernos locales. La postura del banco central contraviene las expectativas del mercado, que estimaba fuertes estímulos en la segunda economía más grande del mundo para impulsar una recuperación que aún es incierta.