México sin recesión, pero ignora crecimiento y generación de empleos

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La economía mexicana mostró un retroceso de -0.1% durante 2019, su primera regresión desde el impacto que le causó la crisis global de hace una década; las actividades secundarias, aquellas que involucran a los sectores económicos que crean productos terminados, listos para el consumidor, como la actividad de fábricas y empresas, cayeron 1.7%, lo que fue parcialmente compensado por las actividades primarias y terciarias.

El PIB de México mostró un nulo crecimiento trimestre contra trimestre (julio-agosto-septiembre vs octubre-noviembre y diciembre de 2019) y se contrajo -0.3% con relación al periodo octubre-diciembre de 2018, de acuerdo con cifras ajustas por estacionalidad, dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

La caída del PIB al cierre de 2019 contrastó con el crecimiento de 2.1% de 2018.

El principal determinante de los resultados fue la desaceleración en la industria -con una persistente debilidad en el sector de la construcción, además de choques en el sector de las manufacturas- lo que combinó con una relativa recuperación de la minería, de acuerdo con expertos.

Contrario a las expectativas de los analistas, sin embargo, los servicios que figuran dentro de las actividades terciarias exhibieron un mayor dinamismo, con un ligero avance de +0.5%, ante el impacto de las ventas al menudeo y el desempeño de las importaciones de bienes de consumo no petrolero, principalmente por la inercia cíclica del cuarto trimestre.

“Con cifras ajustadas por estacionalidad, el PIB resultó sin cambios por segundo trimestre al hilo, confirmando que, aunque la economía parece estar estancada, no se encuentra en recesión”, mencionó en un reporte el banco Banorte.

“Este registro representa la primera lectura negativa anual para la actividad económica desde 2009, derivado de un debilitamiento severo de la producción industrial y en los servicios”, dijo por su parte Citibanamex.

En cifras trimestrales, el PIB mostró una variación de 0%, donde las actividades primarias y secundarias retrocedieron -0.9% y -0.1%, respectivamente; las actividades terciarias compensaron relativamente el resultado, al avanzar un marginal 0.3%.

Entre octubre y diciembre de 2019, las actividades primarias, aquellas que representan la ganadería, la pesca, la minería y la actividad forestal, y que cayeron 0.9%, además desaceleraron respecto al periodo julio-septiembre, cuando reportaron un repunte de +3.3%.

“Para 2020, esperamos un rebote modesto, de 1.15%, apoyado por menores tasas de interés, mejor ejecución del gasto y una mayor certeza comercial (T-MEC)”, dijo por su parte el banco Bx+.

No obstante, el banco local advirtió que el crecimiento puede ser acotado debido a los bajos niveles de inversión que ha mostrado el país en fechas recientes.

Lastres

Citado por un cable de la agencia Reuters, Alfredo Coutiño, director de análisis para América Latina de Moody’s Analytics, mencionó que la economía mexicana no solo sufrió la tradicional desaceleración de inicios de sexenio. Incluso, dijo, “se vio agravada por las acciones tomadas por el gobierno y que dañaron el sentimiento inversionista”.

De acuerdo con estimados de la agencia de riesgos Fitch Ratings, la inversión total en México habría caído en alrededor de 4% el año pasado, lo que restó 0.8 puntos porcentuales al crecimiento general del PIB.

Para el analista José Luis de la Cruz, director de Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), las cifras negativas del PIB confirman que aún no se toca fondo.

“Tendrán que instrumentarse acciones de política económica diferentes (y) prevenir que el mercado laboral, el consumo y la supervivencia de empresas no se vean afectadas”, dijo.

Cifras oficiales arrojan que entre julio y septiembre de 2019, la tasa de desocupación subió a 3.6% de la Población Económicamente Activa (PEA) en México, esto es 2.1 millones de personas se encontraban desempleadas, nivel mayor que los 2 millones de personas que se encontraban en esa situación en el segundo trimestre del año.

Analistas políticos han dicho que un tema que cae como plomo entre los inversionistas es la visión reductiva y localista de la economía del nuevo gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La frase del presidente “no tendremos crecimiento, pero sí desarrollo” se contradice a sí misma. Apostó por un crecimiento del PIB de 2% para 2019, y ahora presume el 0%, destacó el periodista Carlos Loret de Mola en una entrega al diario estadounidense Washington Post.

“En lo económico es una máquina de generar desconfianza entre los inversionistas. Lo ha logrado con temas como la cancelación del aeropuerto en Texcoco, la necedad de malgastar en una nueva refinería el dinero que Pemex no tiene. Y en el torpe golpe a los contratos de empresas privadas que transportan gas natural por gasoductos”, enunció Loret.