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Indicadores como la inflación, el tipo de cambio y el crecimiento económico han estado bajo presión desde principios de este 2019, pero eso no significa que los planes de las pequeñas empresas o negocios se deban trastocar.
En esta etapa es clave contar con los elementos necesarios de información y análisis de las llamadas variables macroeconómicas.
Un peso con variaciones drásticas frente al dólar, por ejemplo, nos lleva a revisar qué nivel de inflación hay en el país de origen donde la Pyme tiene una relación comercial -tanto con proveedores como con clientes- y sacar provecho de los diferenciales de ambas variables.
Además de que la depreciación de las monedas abarata las exportaciones, un componente de inflación menor en el país de destino también puede significar ventajas en el precio final de los productos y servicios exportados desde México.
Las pequeñas y medianas empresas tienen hoy información y datos útiles al alcance de la mano. Otra regla es consultar de vez en vez a los clientes y a los proveedores de la situación de la economía en el corto y mediano plazo y poder empezar a distinguir oportunidades.
Tipo de cambio: generalmente las operaciones fuera de México se realizan en dólares estadounidenses, la divisa comercial por excelencia. Lo primero a tomar en cuenta son las fluctuaciones frente al peso y qué factores las originan.
Tasa de Interés: si bien las expectativas de inflación rondan el 6%, es una variable que no impactará en demasía su comportamiento, por lo que veremos más estabilidad en este indicador que en las expectativas de crecimiento.
Clientes: Si tu cliente está en un sector que crecer por arriba del PIB y goza de buena liquidez, puedes negociar un descuento por pronto pago; el beneficio directo es una mayor circulación de tus recursos.
Claudia Villegas