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La inclusión financiera significa tener acceso a productos financieros útiles y asequibles —transacciones, pagos, ahorros, créditos y seguros— prestados de manera responsable y sostenible, que satisfagan las necesidades de personas físicas y empresas. A nivel mundial, la inclusión financiera tiene el potencial de aumentar la economía en más de 600 mil millones de dólares al año y, por lo tanto, es una verdadera oportunidad cuando se trata de promover la prosperidad.
El acceso a servicios financieros facilita la vida cotidiana y ayuda a familias y empresas a planificar todo, desde los objetivos a largo plazo, hasta las emergencias imprevistas. Las personas usan otros servicios financieros como créditos y seguros para iniciar y ampliar negocios, invertir en educación o salud, gestionar riesgos y sortear crisis financieras, todo lo cual puede mejorar su calidad general de vida.
Hasta hace 10 años, las instituciones financieras de la región hacían una evaluación con un score de riesgo genérico, con datos estructurados e identificación física a través del domicilio o teléfono, lo que hacía que esta inclusión se convirtiera en algo que ocurría de manera muy lenta. En cambio, ahora las soluciones disponibles en el mercado permiten utilizar un score personalizado, con datos no estructurados y una visión 360.
La inclusión financiera se está convirtiendo en una prioridad para los gobiernos, las autoridades financieras, las empresas, los órganos reguladores y los organismos de desarrollo a nivel mundial, así como todos los jugadores de diversas industrias como las grandes cadenas de retail, telecomunicaciones, de la industria automotriz y los prestadores de servicios.
Garantizar que las personas de todo el mundo puedan tener acceso a una cuenta de transacciones, es el centro de atención de la Iniciativa de Acceso Universal a Servicios Financieros para 2020 por parte del Grupo del Banco Mundial (GBM). En sus estudios, este organismo ha determinado que la inclusión financiera es un factor que propicia 7 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para los países y para cumplir su objetivo de bancarizar al 100 por ciento de los adultos en el 2020, el Banco Mundial se ha enfocado en los 25 países que albergan al 76 por ciento de la población no bancarizada, esto incluye a China e India.
De acuerdo con cifras del Banco Mundial, se estima que en el mundo hay unos 2 mil 500 millones de personas sin acceso a productos financieros. Desde 2010, más de 55 países se han comprometido a implementar la inclusión financiera, y más de 30 de ellos han puesto en marcha o están preparando una estrategia nacional al respecto. Las investigaciones realizadas en el GBM indican que el ritmo y el impacto de las reformas aumentan cuando un país aplica una estrategia nacional de inclusión financiera.
Un ejemplo de lo que sucede en la región que es preocupante, por ejemplo, es que en México pese a existir más de 70 millones de usuarios de internet, esto no ha impulsado la masificación de los pagos electrónicos; ya que, en 2017, apenas el 7 por ciento de los mexicanos lo usó para realizar alguna compra. De tal manera que, a grandes rasgos, los medios de pago digital, tarjetas virtuales, transferencias interbancarias, así como pagos con el teléfono inteligente continúan sin posicionarse como una alternativa fiable para sustituir al efectivo, debido a que sólo el 32 por ciento de los mexicanos realizó o reportó algún tipo de transacción por un medio digital. Lo anterior, en contraste con países como Chile (65%) o Brasil (58%) e incluso muy por debajo del promedio observado en América Latina y el Caribe (46%) y los países de ingreso medio alto 62 por ciento.