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Para el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Adalberto Palma Gómez, la ampliación de los servicios financieros con una mayor inclusión social, como lo ha pedido el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, requiere de una intervención que contemple la heterogeneidad de la sociedad y sus agentes.
Por ello, adelantó que la banca podría desarrollarse con una regulación diferenciada que contemple los diferentes tipos de operación de los jugadores en este sector.
La posibilidad de una regulación diferenciada enfocaría mejor el desenvolvimiento natural de mercados de distinta naturaleza, refirió Palma Gómez en la inauguración de la 82 Convención Bancaria.
“Así podríamos ampliar, la inclusión financiera y apoyar la actividad productiva de medianos, pequeños y micro empresarios, donde existe un claro potencial de crecimiento. Aseguremos que la regulación no sea un pretexto que frene la oportunidad de cambio que se nos presenta”.
El Presidente de la CNBV aseguró también en la banca mexicana se presentan algunos indicadores de concentración que deberán ser observados y revisados.
En el marco de la 82 Convención Bancaria que se desarrolla hoy en el puerto de Acapulco, Adalberto Palma, ex vocal del IPAB, aseguró la arquitectura financiera ha sido resultado en México de importantes procesos de cambio y adecuación de fenómenos nacionales y globales; sin embargo, advirtió que esta arquitectura deberá cambiar para incluir el criterio de equidad y desarrollo social.
A continuación, el discurso íntegro del Presidente de la CNBV ante banqueros.
Esta convención es particularmente importante para mí por tener el honor de encabezar y representar a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, gracias a la invitación recibida del Lic. Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República, y poder estar con un grupo de personas, a muchos de ellos me puedo referir como amigos.
La ABM celebra 91 años de haberse creado, lo que es, sin duda, un gran logro en sí mismo; tiempo en el que ha jugado un papel central en el impulso al crecimiento del sector financiero y la economía mexicana, en general.
Así, es muy relevante que el objetivo de esta reunión sea conversar sobre el futuro del sistema financiero, a la luz de la voluntad política y administrativa de la Cuarta Transformación en marcha.
El ahora Presidente, Lic. López Obrador, presentó su propuesta de gobierno en la pasada Convención, fue claro al señalar que buscaba entablar comunicación con los representantes de los bancos. Aquí mismo, expuso que había que liberar fondos para apoyar el desarrollo del país y que se requería mantener la estabilidad macroeconómica con una mayor actividad promotora del crecimiento por parte del Estado.
Resaltó, adicionalmente, que la convergencia de la inversión pública y la privada era necesaria para alentar un mayor crecimiento productivo, empleo e ingresos para la población. Insistió en que era imprescindible atenuar la gran desigualdad social que existe y que, para todo ello, un elemento necesario es la cada vez mejor actividad y la ampliación de los servicios en todo el territorio nacional y consecuentemente una mayor inclusión social y financiera.
La arquitectura del sistema prevaleciente es el resultado de diversos cambios, reacciones y adaptaciones a procesos propios de la evolución económica y política del país. Y eso ha ocurrido de manera dialéctica como, por ejemplo, con las políticas de estabilización monetarias y fiscales seguidas y con la reforma financiera de 2014, e incluye, sin duda, patrones de cambio y operación en los mercados globales de dinero, deuda y capitales, y como resultado de las severas repercusiones adversas de las crisis financieras que ha enfrentado el país.
Por lo que, esta arquitectura hoy puede, sin duda afinarse y mejorarse con el concurso de las entidades del sector, a las que invito a sumarse a este esfuerzo del Gobierno y particularmente de los reguladores, en bien del crecimiento económico, el desarrollo del país y del continuo fortalecimiento del sistema financiero.
Existe la oportunidad para reorientar la evolución de las instituciones, los mercados y los instrumentos para que, de manera progresiva, el entorno financiero cumpla mejor sus funciones de asignación de los recursos y el apoyo a agentes tan heterogéneos como los que caracterizan a nuestra sociedad y economía.
Deben idearse nuevas formas de hacer negocio, rentable y transparentemente, con una intermediación financiera más eficiente y eficaz, con los nuevos instrumentos tecnológicos creativos que están surgiendo, sin bajar la guardia en temas como la ciberseguridad, prevención de fraudes y el lavado de dinero
Se requiere de la innovación, desde ambos lados del mostrador, del regulado y del regulador, con creatividad y compromisos claramente establecidos entre las partes involucradas y, así, apoyar decisivamente el crecimiento económico y el bienestar social en el país, que no pueden ser parte de una falsa dicotomía.
Pienso, por ejemplo, en la posibilidad de, reconociendo los diferentes modelos de negocio que convergen en el sistema, una regulación diferenciada. Enfocaríamos aún mejor nuestras actividades y promoveríamos el desenvolvimiento natural de mercados de muy diversa naturaleza. Así podríamos ampliar, de modo más efectivo, la inclusión financiera y apoyar la actividad productiva de medianos, pequeños y micro empresarios, donde existe un claro potencial de crecimiento. Aseguremos que la regulación no sea un pretexto que frene la oportunidad de cambio que se nos presenta.
Observamos índices de concentración que requieren atención. En otros casos, falta una mayor expansión, como ocurre con el segmento de la banca popular y la banca social que atienden sectores de la población sensibles y necesitados de servicios.
El mercado de valores debe potenciar su quehacer para alentar el ahorro, y la inversión, ampliando el espectro de los inversionistas y, sobre todo, de proyectos productivos y de infraestructura.
Propongo pues la arquitectura sobre la base de cuatro líneas esenciales:
– El crecimiento y la inclusión;
– La estabilidad e integridad del sistema;
– El desarrollo, la competencia y la diversificación en el sector, y finalmente,
– La innovación.
Impulsaremos la expansión del sector, alineando los esfuerzos entre ustedes y nosotros y, así, asegurar que todos los mexicanos, sin importar su situación económica o lugar de residencia, puedan beneficiarse de los servicios del sistema financiero.
En las instituciones, el Gobierno y entre los reguladores existen recursos humanos con talento y dedicación para lograrlo. Los supervisores tienen enfrente desafíos estructurales de cierta relevancia en un entorno económico global complejo y aun con muestras de incertidumbre. Los intermediarios tienen la oportunidad del cambio continuo. No se nos escapa la exigencia de aprender de las condiciones que gestaron las crisis que hemos enfrentado en el pasado, de sus repercusiones y de la forma en que se han administrado sus consecuencias.
Supervisores y reguladores en todas partes del mundo han necesitado implementar acciones de emergencia, primero, y otras estructurales después para intentar estabilizar las operaciones financieras y garantizar la salud de las instituciones grandes y pequeñas. La situación no está
superada del todo y aún existen retos por delante. Estaremos muy atentos. La supervisión y la regulación han de ser definidas y aplicadas de manera cuidadosa y escrupulosa, es mucho lo que está en juego. Dadas las fortalezas existentes en el sistema, tenemos la oportunidad de mejorar las condiciones estructurales, funcionales y operativas de nuestro sistema financiero: esto es, acordar una arquitectura del sistema, repito, alineada a los objetivos de crecimiento y bienestar.
Ejerceremos el mandato de la comisión de manera eficiente, eficaz, responsable e inteligente, en conjunto con los participantes de todo el sistema financiero en México.
El objetivo primordial del Gobierno es promover efectivamente una mayor equidad social con un mayor crecimiento económico. Con una innovación reglamentaria, abrevando en experiencias internacionales, que apoyen la expansión de la actividad productiva y con acciones de prevención adecuadas y oportunas. Todo ello, además, con una base tecnológica moderna y eficiente con la que la comisión contribuya a la consecución de este gran objetivo nacional.
Estableceremos metas de trabajo y de resultados, tangibles, concretas, con compromisos firmes y con el concurso de todos aquellos con los que se vinculan nuestras funciones.
Reitero el propósito de una actuación conjunta entre la Comisión y las instituciones, todas, que conforman el sistema financiero en México. Agradezco a los más de 15 grupos gremiales del sector, incluyendo a la ABM, con quien nos hemos reunido, y que nos han expresado su confianza y compromiso para trabajar juntos en este reto que nos ocupa.
Nuestra misión es establecer una regulación y supervisión que signifiquen confianza mutua, certidumbre, rumbo y, sobretodo, un mejor destino.
Finalmente, convencido estoy de que, la base fundamental para que se cumpla con el compromiso del quehacer de la Comisión, es la existencia de un recurso humano comprometido, talentoso y responsable. Por ello, debo reconocer aquí el trabajo de los colaboradores sindicalizados, los de base y los de confianza, incluyendo a los que se han incorporado recientemente, quienes han mostrado un gran compromiso en su quehacer profesional. A ellos mi especial reconocimiento.
A todos ustedes, muchas gracias.