¿Cómo evalúan los mexicanos la deshonestidad?

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Para conocer la forma cómo las personas justifican ciertas conductas como: robo, soborno, credibilidad, violencia, el sistema de evaluación de honestidad de América Latina, AMITAI, se dio a la tarea de realizar una evaluación en nueve países de la región que permitiera contar con parámetros precisos para identificar qué tan proclives son a involucrarse en dichas conductas dadas las circunstancias.

Entre los hallazgos que encontramos en el caso de México, lejos de considerar la corrupción, nuestro país es considerado como más violento, el 33.8 por ciento de las personas en México justifican la violencia como una forma “normal” de resolver diferencias.

México ha ido perdiendo la capacidad de resolver diferencias por vías pacíficas y a través de diálogo. Esto tal vez como resultado de la convicción y reconocimiento de la gente de que la autoridad ha fracasado en una de sus funciones y obligaciones principales, garantizar la seguridad de la gente.

Estas conductas se manifiestan en la convivencia diaria de muchas maneras, en la proliferación de “auto defensas” en los pueblos, en los cada día más frecuentes linchamientos, en incidentes viales, y hasta en las redes sociales donde se manifiestan más ataques que argumentos entre posturas contrastantes, así, vemos a los “chairos” y los “fifís” atacándose e insultándose constantemente. Hasta en el congreso parece que han perdido la capacidad de dialogar.

México el país que muestra mayor necesidad de respeto hacia las normas.

Dentro de los países evaluados en Latinoamérica, México mostró, a pesar de lo que se podría pensar, ser el país que menos justifica el violar reglas, leyes o reglamentos dentro del contexto de su comparación con los otros países evaluados en Latinoamérica. No se está comparando con países europeos, Sajones o Nórdicos.

Derivado de los resultados, el 32.36 por ciento de los mexicanos justifican violentar normas, leyes y reglamentos comparado con el 68.97 por ciento de bolivianos. Esto denota que los mexicanos, frente a los demás países evaluados, muestran mayor inconformidad o hartazgo por la corrupción y la impunidad.

La enseñanza es, que en México debemos de hacer conciencia de nuestra forma de resolver problemas, darnos cuenta de que entre la psicosis social generada por los ya casi 12 años de violencia e inseguridad en nuestro país, aunada a la cada día mayor polarización de la población, nos estamos confrontando más cada día.

Debemos de enfocarnos en encontrar los puntos de acuerdo, no las diferencias. México no está compuesto de “chairos” y “fifís”, ni de ricos y pobres, sino de mexicanos, y todos en el fondo deseamos lo mismo, aunque tengamos formas diferentes de “matar las pulgas”.

Debemos de hacer del diálogo y el respeto a diferir, las piedras angulares de nuestra convivencia social.

Asimismo, debemos aprovechar que en México tenemos más conciencia de la importancia de tener leyes y reglamentos que se apliquen, para transformar nuestras conductas. Debemos exigir al nuevo gobierno, que como prometió, no haya nadie por encima de la ley, no haya diputados que se estacionen en el Zócalo capitalino, como lo hacían los anteriores, ni empresarios que sigan defraudando a clientes, proveedores, empleados y a la sociedad y que se vayan impunes. Que no haya más amnistías, sino un verdadero estado de derecho.

Derivado de los resultados de las evaluaciones realizadas durante el 2017, encontramos los siguientes resultados relevantes para México:

 

Fernando Senties