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Desde 2015 y hasta el último día de gobierno de Enrique Peña Nieto, México detuvo a 524 mil migrantes centroamericanos que buscaban llegar a Estados Unidos: más de medio millón de personas detenidas sin que hubieran cometido delito alguno. Todo por complacer al gobierno estadunidense.
Un reporte del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos celebra los “esfuerzos” para contener a los migrantes centroamericanos que hizo México en favor de su vecino del norte durante el gobierno de Peña Nieto.
Titulado Mexico’s Immigration Control Efforts, el documento señala que desde 2014 el gobierno mexicano anterior ayudó a Estados Unidos “a manejar el aumento de la migración no autorizada” proveniente de los países del llamado Triángulo del Norte de América Central (El Salvador, Guatemala y Honduras).
Estas tres naciones recientemente superaron a México como la principal fuente de migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos. Las 524 mil detenciones reportadas por México a los estadunidenses fueron realizadas entre enero de 2015 y noviembre de 2018.
El informe reconoce que en la medida en que las políticas de asilo de Estados Unidos se han endurecido, “México también ha absorbido a más centroamericanos que necesitan protección humanitaria”.
Según el documento del Congreso estadunidense, Andrés Manuel López Obrador –que asumió la titularidad de Poder Ejecutivo el pasado 1 de diciembre– hasta ahora “ha estado dispuesto a albergar a algunos migrantes centroamericanos”. La condición es que el gobierno de Donald Tump invierta en el sur de México y en Centroamérica para evitar futuras migraciones “no autorizadas”.
Los estadunidenses recuerdan que México ya ha recibido asistencia de ese país para controlar la inmigración. Los recursos se entregaron por medio de la Iniciativa Mérida. A través de esta alianza bilateral, los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto recibieron 2 mil 900 millones de dólares entre 2008 y 2018 (aunque no se establece el monto que de ese total se utilizó específicamente para contener a los migrantes).
“Algunos formuladores de políticas de Estados Unidos han elogiado la gestión de México de estos flujos migratorios, mientras que otros han cuestionado la capacidad de México para proteger a los migrantes de los abusos y proporcionar asilo a aquellos que necesitan protección”, se asienta en el documento.
Desde 2014, México estableció 12 bases navales en los ríos de la Frontera Sur, tres cordones de seguridad que se extienden más de 161 kilómetros al norte de las fronteras México-Guatemala y México-Belice, y un programa de vigilancia con drones.
Por su parte, el Instituto Nacional de Migración (INM) “ha mejorado la infraestructura en los cruces fronterizos y ha creado numerosos puntos de control de autopistas móviles”. Además, Estados Unidos está capacitando al INM para “profesionalizar su fuerza laboral”.
Por lo que se ve, López Obrador recibió, en materia de migración, toda una estructura subordinada a Estados Unidos y que criminaliza el paso de migrantes por territorio mexicano. Por verse si el nuevo presidente desmontará esta política o preferirá no enfrentarse a Trump y aceptar su propuesta de ser “tercer país seguro” a cambio de inversiones.
Zósimo Camacho