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La masificación del internet de las cosas y las operaciones remotas que implica requerirán de la capacidad que ofrece la tecnología 5G que permita el tráfico móvil de miles millones de usuarios que requerirán alta confiabilidad y estabilidad de la conectividad.
La conectividad se ha convertido en el principal eje de todo a nuestro alrededor. La nueva generación de conexiones móviles y desarrollo tecnológico están mostrando una tendencia que tiene lugar cada 10 años: comenzó en 1981 con el primer traspaso del 1G y duró hasta 2012 con el salto al 4G. La demanda de conectividad sigue dando pasos agigantados, lo que demanda una alta capacidad por parte de los proveedores, administradores y operadores para afrontar los nuevos retos tecnológicos y de infraestructura de red.
Al respecto Jerson Calderon, gerente de cuentas estratégicas CALA de CommScope dice que basta con observar los avances que se han generado desde el paso al 1G. Cuando llegó la tecnología 2G se consiguió dar el paso de lo análogo a lo digital, un avance importante pues permitió que las llamadas telefónicas se realizaran sin estática ni ruido de ambiente.
Con la llegada del 3G la conexión móvil cobró gran fuerza por lo que la telefonía de voz, el acceso a Internet y las llamadas de vídeo se volvieron inalámbricas, además de incursionar por primera vez en la TV móvil.
De esta forma, por primera vez la tecnología inalámbrica avanzada, como MIMO, le abrió las puertas al 4G. Esta se convirtió en la era de servicios de juegos y TV móvil de alta definición. Los teléfonos inteligentes se volvieron parte de la vida diaria de las personas y las llamadas de voz tradicionales se reemplazaron por la telefonía IP gracias a la tecnología de red conmutada por paquetes.
Si bien los antecesores del 5G han presentado ventajas y desventajas específicas de cada década, cada paso en esta evolución ha requerido mayor capacidad de banda ancha, rendimiento, seguridad y continuidad de la comunicación.
Ahora con el 5G en el horizonte, todos estos requisitos son aún más indispensables en la actualidad para que las nuevas tecnologías móviles, como por ejemplo cirugías remotas, drones y aplicaciones de seguridad pública -que requieren baja latencia y alta confiabilidad- puedan funcionar adecuadamente, añadió el ejecutivo.
En respuesta a la demanda de estas mayores capacidades, los proveedores de servicios están adaptando nuevas arquitecturas y abriendo puertas a las nuevas tecnologías. El desafío para los operadores lo representa el tráfico móvil esperado, que alcanzará miles de millones de conexiones para el 2020.
Para Jerson Calderon, debido a este panorama, el rol de los proveedores de servicio será importante de diferentes formas desde la perspectiva de la infraestructura de red:
- Inversiones importantes en infraestructura LTE, oferta de propiedad de contenidos, implementación de nuevas tecnologías y arquitecturas como SDN y NFV, combinadas para garantizar el rendimiento de la red.
- Transformación hacia el análisis de datos, la implementación de las redes de la próxima generación que requerirán soluciones integrales de fibra con gran calidad.
- Capacidades para la Gestión Automatizada de la Infraestructura (AIM) en la capa física.
- Estandarización de la seguridad en comunicaciones M2M, las cuales fomentarán el crecimiento de toda la industria.
El rol de los proveedores de servicios es y seguirá siendo fundamental para seguir construyendo redes a prueba de futuro, de esa forma se puede conseguir que las ciudades y las industrias sean más eficientes, explicó el gerente de cuentas estratégicas CALA en CommScope.
El diseño de aplicaciones y las soluciones técnicas de enlaces, como las que CommScope ofrece a sus clientes, garantizan un rendimiento de las aplicaciones y redes de alta confiabilidad, diseñadas para cumplir con las rigurosas demandas que imponen los requisitos de capacidad de redes actuales y futuras, dijo Jerson Calderon.